Existe una
confusión en el uso de las palabras “solidaridad” y “caridad” que son usadas
arbitrariamente sin distinción como si fuesen sinónimas y aunque tienen un uso
similar hay diferencias que nos conviene tener presentes a la hora de
utilizarlas y sobre todo a la hora de actuar, dependiendo de cuál sea el fin
que pretendemos con nuestra acción.
Comencemos con
su origen etimológico, que nos dará idea de cuál es su uso concreto:
-
Solidaridad: Proviene del término del
latín soliditas que hace referencia a
una realidad homogénea, entera y unida donde los elementos que conformaban ese
todo eran igual a la naturaleza.
-
Caridad: Proviene del latín caritas que significa amor, en su
acepción en español “la virtud de amar a Dios sobre todas las cosas y al
prójimo como a uno mismo” por lo que tiene su origen en la utilización
cristiana de la palabra.
Como se puede
observar en las dos acepciones, la primera hace referencia a la igualdad de hechos
y la segunda hace referencia al amor, por lo tanto a la relación que se tienen
con los demás.
Pero
adentrémonos algo más en las definiciones de estas palabras para más adelante
poder ver como deberíamos definir nuestros comportamientos con los demás. Como
actos de caridad o como actos de solidaridad.
La Real
Academia de la Lengua Española define de la siguiente manera:
-
Solidaridad: Adhesión circunstancial a la
causa o a la empresa de otros.
-
Caridad: 1. Actitud solidaria con el
sufrimiento ajeno. 2. Limosna que se da o auxilio que se presta a los necesitados.
Actualmente
podemos ver como se utilizan ambas palabras indistintamente pero debemos saber
cuándo actuamos con caridad y cuando con solidaridad para conocer cuáles son
los efectos de nuestros actos con respecto a las causas o personas sobre los
que actuamos.
Si caridad se
ejerce por “amor” al prójimo, esto no implica una adhesión sobre la causa que
ha llevado a la persona a la situación que nos ha llevado a ser caritativa con
él o ella, valga para explicar esta situación el siguiente ejemplo: si una persona
está pidiendo limosna y le damos unas monedas, esta acción no podría
denominarse como “solidaria”, sino como “caritativa”, ya que no estamos
actuando sobre la causa que ha llevado a esa persona a la situación de tener
que pedir limosna. Somos nosotros exclusivamente los que decidimos actuar para
acceder a la petición de esa persona sin entrar en más detalles de la
situación.
Si por el
contrario, continuando con el mismo ejemplo, en vez de darle unas monedas nos
ponemos a pedir limosna con él o ella, para ayudarle a conseguir más dinero,
nos estaríamos adhiriendo a su causa actuando de la misma forma que ha decidido
actuar la persona que está pidiendo para solucionar su situación, estaríamos
actuando de forma solidaria.
Por explicarlo
de otra manera, si actuamos uniéndonos a una causa, con el fin de solucionar
una situación, participando de las acciones programadas para encontrar dicha
solución, sería actuar de forma solidaria, pero si de forma unilateral
decidimos actuar de manera puntual en una situación estaríamos haciendo uso de
la caridad.
Para resumir
podríamos decir que para ser solidario habría que tener una implicación
personal con la situación a la que hay que encontrar solución, y para hacer uso
de la caridad únicamente hay que hacer una acción puntual sin que se tenga una
implicación personal.
Esto nos lleva
a la siguiente pregunta, ¿qué acción es más importante a la hora de solucionar
un problema?
Después de la
explicación anterior, podríamos llegar a la conclusión, que son las acciones
solidarias las que pueden provocar un cambio en la realidad que se pretende
actuar, mientras que la caridad únicamente da una solución parcial o momentánea
a dicho problema.
“La verdadera seguridad se haya más bien en
la
solidaridad que en el esfuerzo individual
aislado” Fiodor Dostoyevski
“Es justicia y no caridad lo que
necesita el mundo” Mary Wollstonecraft