“No es lícito olvidar, no es lícito
callar. Si nosotros callamos ¿quién hablará? Primo Levi.
Con este especial sobre “genocidios”
quizás nos estemos adentrando en las zonas más oscuras de la naturaleza humana,
y al hacerlo debemos hacerlo con sumo cuidado (yo como autor y ustedes como
lectores) ya que como diría Nietzsche “si mucho miras a un abismo, el abismo
concluirá por mirar dentro de ti” y sin duda los genocidios que los seres
humanos han llevado a cabo a lo largo de la historia son la representación del
más oscuro de los abismos.
Si nos paramos a pensar en el término
“Genocidio” sistemáticamente nos aparecerán imágenes en la cabeza relacionadas
con el Holocausto, Auschwitz, cámaras de gas, etc., pero si comenzamos a
reflexionar en mayor profundidad aparecerán nuevas imágenes (quizás menos
nítidas) de Camboya, Ruanda, etc.
El término “Genocidio” tiene una raíz
etimológica muy descriptiva, acuñada por Rafael Lemkin y que es utilizada por
primera vez en “El poder del Eje en la Europa ocupada” publicada en 1944, compuesta por el término griego “genos – raza,
pueblo” y el término latino “cide – matar”.
Es el 9 de diciembre de 1948,
mientras el mundo seguía horrorizándose por las atrocidades cometidas en los
campos de exterminio por la Alemania nazi cuando las Naciones Unidas aprueban
la “Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio”.
En dicha convención “se entiende
por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación,
perpetrados con la intención de
destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso
como tal: a) matanza de los integrantes del grupo; b) lesión grave a la
integridad física o mental de los integrantes del grupo; c) sometimiento
intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su
destrucción física, total o parcial; d) medidas destinadas a impedir los
nacimientos en el seno del grupo; e) traslado por fuerza de niños del grupo a
otro grupo”.
Dichos principios son los recogidos en el Estatuto de Roma en 1998 y por la que
se rige la Corte Penal Internacional.
Los delitos de Genocidio como
establece la Corte Penal Internacional, no prescriben y como en todo lo
relativo a la geopolítica están dirigidos por los países dominantes en el
panorama político internacional, de ahí que sea prácticamente imposible de
juzgar (al menos eso nos enseña la historia) a los países que han cometido este
delito y han salido reforzados en el panorama internacional, como ha sido el
caso de Estados Unidos con el pueblo “indio” prácticamente aniquilado y
confinado a reservas federales, así como el genocidio practicado por la España
franquista donde la represión ejercida contra personas de izquierdas,
homosexuales, etc, así como la entrega de españoles antifascistas a los campos
de exterminios nazis durante la segunda guerra mundial, nunca han sido
juzgados.
Pero intentemos dar respuesta a la
pregunta que da origen a este artículo ¿Cómo es posible llevar a cabo un
genocidio?
Analizando los datos que disponemos
de los distintos genocidios que el ser humano ha llevado a cabo podemos sacar
una serie de pautas que llevadas a cabo sistemáticamente dan como resultado uno
de los mayores crímenes que el ser humano puede llevar a cabo.
Es fundamental la participación de
una amplia capa de sociedad, bien justificando el acto, bien participando
activamente en el exterminio del grupo a eliminar. Esta parte de la población
debe estar convencida de que está haciendo algo bueno, que aunque pueda parecer
un horrible crimen está justificado por la consecución de un “Fin superior”.
Como no es fácil quitar la vida a
otro ser humano, es una prioridad despojar al “otro” de su condición humana, la
deshumanización del colectivo a exterminar viene articulado bien por la
sustitución de su nombre por el de un animal, como en el caso ruandés donde los
Hutus denominaban a Tutsis “cucarachas”, o la Alemania Nazi a través de sus
leyes raciales.
El “otro” es visto como un peligro
para la propia supervivencia o el propio estilo de vida, mostrando una visión
“monocromática” de la sociedad donde el grupo agresor se posiciona como
“víctima” a pesar de ser el agresor, por lo que la eliminación del grupo es
vivida como un acto de autodefensa.
Todos estos actos están protegidos
por un armazón legal que justifica el exterminio de una parte de la población.
Como casi siempre, existen grupos de
poder que aprovecharán esta situación para enriquecerse, utilizando como mano
de obra esclava al grupo que está siendo exterminado. Aunque esta situación no
se ha dado en todos los genocidios si ha sido bastante generalizado.
Llevar a cabo un “Genocidio” no es
algo que pueda hacerse de manera espontánea, requiere una planificación y el
uso de medios para poder inculcar a una gran parte de la población la paranoia
que justifique esos actos, intentaré plasmar una serie de pasos imprescindibles
para ello, con el objetivo de que sean identificables, serían los siguientes:
1. Generar miedo en la población
contra un grupo concreto al que se le acusa de querer acabar con su modo de
vida.
2. Uso de los medios de comunicación
para difundir dicho miedo.
3. Presentar a un colectivo-grupo-partido
como “salvador” de la mayoría.
4. Toma del poder.
5. Promulgación de leyes destinadas a
la “protección” de la “mayoría social” y que en realidad discriminan al grupo
que se pretende exterminar.
6. Eliminación de toda oposición
política que cuestione los objetivos y los medios del grupo que ha tomado el
poder.
7. Segregación del grupo calificado
como el “otro” y deshumanización del mismo, del mismo modo se le confieren
empleos precarizados con el objetivo de conducirlo a la miseria económica.
8. Uso de este grupo como mano de
obra esclava que beneficia los intereses económicos de una élite.
9. Eliminación sistemática del grupo.
El único objetivo de este artículo es
establecer datos objetivos que permitan conocer los pasos que se han seguido a
la hora de llevar a cabo un crimen tan atroz como el genocidio, ya que cada vez
que se ha llevado a cabo la población
que ha participado en él, sólo ha sido consciente a posteriori ya que sufre el
“síndrome de la rana hervida”.
El origen de lo que terminaría siendo
este crimen, solo es visible en sus primeros momentos, después, los adversarios
son eliminados y la masa social actúa de manera hipnótica, como diría Sigmund
Freud “la multitud es impulsiva, versátil e irritable y se deja guiar casi por
lo inconsciente”,
convencida de que hace lo correcto.
“Si comprender es imposible, recordar
es necesario, porque lo sucedido puede volver a suceder” Primo Levi