Siempre que se habla de las carencias
y falta de recursos que existen en el ámbito de los social, siempre hay quien
suelta alguna de estas frases, “pero eso ¿Cómo se paga?” o “es que con dinero
todo se arregla” y comienza a ponerse en cuestión la viabilidad de financiar
los recursos que son necesarios para poder llevar a cabo intervenciones
efectivas.
Estas críticas, no solo aparecen cuando los trabajadores del sector social emitimos alguna queja sobre las carencias de recursos que tenemos que afrontar en nuestro trabajo, sino que también se repiten cuando se plantea una subida de las pensiones, un aumento de docentes para poder llevar a cabo la bajada de ratios, el establecer un salario mínimo vital o cualquier otra iniciativa que afecte a las clases populares.
Sin embargo, jamás se oye una queja similar cuando los beneficiarios de incrementos presupuestarios o ayudas estatales son otros estratos sociales, nadie ha cuestionado el incremento de presupuesto en “defensa” hasta alcanzar el 2% del presupuesto, o que la iglesia católica reciba 12.000 millones de euros de los presupuestos del Estado, eso sí, cuando hay que reparar alguna de sus iglesias se pide ayuda a los feligreses para que engorden el cepillo, o bien, se firma un acuerdo con ayuntamiento o diputación para que financien la obra, la obra social de la iglesia participa de otras partidas presupuestarias, que la familia real reciba de los presupuestos del Estado 507.000 millones de euros (sí, han leído bien, yo he tenido que hacerlo 3 veces para cerciorarme que no me equivocaba) incluido los sueldos de la familia real y el mantenimiento de Patrimonio Nacional (que es de todos pero lo disfrutan ellos), en ese número escandaloso, se incluyen las juergas de Froilán y mantener al Campechano en el Golfo Pérsico. Durante la crisis del 2008 se inyectó a la banca 64.000 millones de euros, tampoco hubo problemas para inyectarle tal cantidad de dinero, hoy con una inflación al alza, se ha optado por subir los tipos de interés, como resultado se ha producido una subida de los prestamos hipotecarios que ha generado unos beneficios en la banca de 20.000 millones de euros en un año, sin hacer absolutamente nada. Nadie se ha preguntado ¿Por qué?
Reflexionando sobre esta situación,
podemos llegar a la conclusión de que aquellas personas que comentan que los
recursos necesarios cuestan dinero, que alguien tiene que pagarlo y que con
dinero todo tiene arreglo, tienen toda la razón.
Cuando el Estado destina parte del
presupuesto a las clases populares, éstas tienen que justificar que se está
haciendo un buen uso de él y no se despilfarra porque es el dinero de todos,
las clases altas, que se benefician de nuestros impuestos reciben cantidades
millonarias como cuestión de Estado, de seguridad nacional o cualquier otro
eufemismo que significa que viven a nuestra costa pero haciéndonos creer que
debemos estarles agradecidos.
Concluiré diciendo que no, no falta
dinero, faltan agallas para hacer que el dinero fluya a lo realmente importante
y dejemos de financiar a zánganos de alzacuello o corbata que viven a costa de la
clase trabajadora.
“¡No hay hombres hechos a sí mismos! Los ricos se han hecho ricos
utilizando lo que anteriores
contribuyentes han pagado. Le deben muchísimo a los contribuyentes de este país
y deberían devolvérselo” George Lakoff