miércoles, 28 de junio de 2017

A VUELTAS CON CATALUÑA

              Mucho se ha escrito ya sobre el proceso de independencia de Cataluña, pero es conveniente recordar los orígenes del callejón sin salida en el que parece haberse metido tanto el Gobierno Central como la Generalitat de Cataluña.
             El nacionalismo catalán, ha sido sostenido históricamente por Ciu, que ha negociado indistintamente con los gobiernos tanto del Partido Popular como del Partido Socialista, sacando partidas sustanciosas para su región, sin establecer líneas rojas muy difíciles de sobrepasar por los distintos gobiernos centrales.
                La crisis financiera del 2008 hace que Cataluña, como el resto del Estado aplique una serie de recortes sociales que levantan el descontento de los ciudadanos catalanes, ya que, como en el resto de España, quienes soportan la mayor parte de los recortes son los trabajadores y trabajadoras catalanes, ante el descontento generalizado y temiendo perder su cuota de poder la estrategia urdida por Ciu es “sacar a pasear la bandera”.



                Es por ello, que en 2011, alude a un trato desigual entre Cataluña y País Vasco, y exige al gobierno central un pacto fiscal similar al histórico Fuero Vasco, aludiendo a que si Cataluña contara con la misma financiación que vascos y navarros no hubiera tenido necesidad de realizar los recortes tan sangrante que estaba llevando a cabo, por lo tanto puso la diana en los “verdaderos culpables” de su política restrictiva con su habitual “España nos roba”.



            Este discurso victimista, no cayó en saco roto y fue utilizado por el Partido Popular, para atacar al nacionalismo catalán con la idea de abanderar la “unidad de España” contra los “rompe patrias” insolidarios del Este peninsular, utilizada como cortina de humo para distraer a los ciudadanos de los recortes que ellos estaban llevando a cabo. Ambos utilizaron discursos vacíos de argumentos racionales enarbolando las distintas banderas nacionales con el fin de exaltar a sus seguidores en sus distintas emociones patrias.
                Esta táctica no es nueva, ya que los movimientos nacionalistas nacieron en el Siglo XVIII, con el auge del capitalismo industrial exaltando los ideales de la Revolución Francesa, en contra de los Estados absolutistas de la época, con el mismo objetivo: la acumulación de poder económico por parte de la oligarquía burguesa en contra de la nobleza estatal, como dice Frantz Fanon en su ensayo; África: La trampa del nacionalismo los movimientos nacionalistas sólo han servido para llevar a cabo un cambio de manos en el poder económico mientras el pueblo sigue pasando las mismas penalidades.
            El nacionalismo, cualquier nacionalismo, se nutre de dos fuentes: un pasado común con una historia compartida y una alteridad o contrario que perjudica el desarrollo de esa nación, tocando la fibra emocional de la población que al sentirse herida en sus sentimientos nacionales prioriza la defensa de éstos en contra de intereses de clase.



                Que la situación catalana está en un callejón sin salida, no es algo que yo vaya a descubrir, se ha convertido en un problema político de difícil solución: La Generalitat quiere realizar un referéndum pactado para Cataluña, con el Gobierno Central y este se niega a aceptar estas condiciones ya que la Constitución deja claro que la soberanía nacional recae en el conjunto de todos los españoles. Por lo tanto, la única salida que le queda a la Generalitat es hacer un referéndum no pactado, por lo que no tendrá una participación significativa lo que no legitimará el proceso. Por otro lado la Generalitat podría pactar un referéndum sobre la autodeterminación de Cataluña en todo el Estado Español, lo que si estaría dentro de la Constitución y después acogerse a los resultados de las fronteras catalanas para legitimar el proceso de legitimación, pero esto supondría dar un paso que rompería el tira y afloja con Madrid y por lo tanto el fin del circo, algo que no conviene ni al gobierno catalán ni al central.
                En todo este circo no he metido ni a ERC ni a la CUP, por una sencilla razón, son partidos independentistas, que aunque parecido, no es lo mismo que nacionalista, y por lo tanto sus objetivos son otros distintos a los de los partidos nacionalistas.
            El derecho de autodeterminación de los pueblos, está recogida en los pactos internacionales de Derechos Humanos y también en numerosas resoluciones de la Asamblea General de la ONU.
            Voy a concluir con dos citas que resumen mi parecer sobre esta cuestión:
“La burguesía no tiene Dios, no tiene patria, sólo tiene bolsillos” Juan Manuel Sánchez Gordillo.
“Todo imbécil execrable, que no tiene en el mundo nada de que pueda enorgullecerse, se refugia en este último recurso, vanagloriarse de la nación a que pertenece por casualidad” Arthur Shopenhauer.

Salud.

martes, 20 de junio de 2017

SILENCIANDO LA HISTORIA.



El pasado 15 de junio pudimos ver como muchos titulares de la prensa nacional recordaban la efeméride de las primeras elecciones democráticas.
                Es curioso como en RTVE, parece que en España nació la democracia aquel 15 de junio de 1977,  como si hubiera sido la primera vez que en España hubiera habido elecciones democráticas. El titular decía así: “Las primeras elecciones de la democracia: cuarenta años de tolerancia”. Este “inocente” titular esconde todo un fondo manipulativo en su interior, otra cuestión importante es como ninguno de los portavoces de los principales partidos del arco parlamentario hicieron mención a la anterior etapa democrática del país en sus declaraciones, lo que denota un discurso aceptado y no cuestionado por nadie, de que la democracia llegó a España en 1977, una victoria del sistema incuestionable incluso para los más críticos.



                En todas las noticias que he podido leer sobre el tema, ninguna hace referencia al periodo democrático durante la Segunda República, parece que no existe España antes de la toma del poder por los militares golpistas.
                Llama la atención como los titulares marcan el ideario colectivo, que sin capacidad crítica asume los dictados del poder, y no digo el gobierno, digo el poder, aquel que dicta las directrices a seguir y que no es elegido en las “democráticas” elecciones, hablo de los poderes económicos, mediáticos y productivos.


                Michel Foucault, filósofo estructuralista francés (1926 – 1984) decía que era en el discurso donde residía el poder porque era el discurso lo que determinaba lo que era o no verdad. El discurso, aceptado por todos, es que antes de Franco, no había nada, y eso es rotundamente falso, antes del golpe de Estado de 1936, España era una República democrática, con sus elecciones, su parlamento, su Constitución… la principal diferencia con la democracia actual es que el jefe del Estado también era elegido por las urnas, por lo que me atrevo a afirmar que era más democrática que la actual. Todo esto parece haber desaparecido del ideario colectivo.


                La negación de la primera etapa verdaderamente democrática de España, busca hacer desaparecer de la historia aquella etapa, ya que lo que no se nombra, no existe, y si entramos en comparaciones puede que la actual no sea tan democrática como parecen hacernos creer.
                Las primeras elecciones, plenamente, democráticas de España se llevaron a cabo el 19 de noviembre de 1933, y porqué de esta fecha. Fue entonces cuando las mujeres pudieron votar libremente en nuestro país.
                Actualmente parece que los derechos han sido regalados por los “padres de la democracia de 1978”.
                El derecho a voto de la mujer, no ha sido ningún regalo, fue una lucha dura, protagonizada por mujeres como Clara Campoamor y Victoria Kent, entre otras, herederas del movimiento sufragista inglés a quienes las mujeres, y los hombres también, de este país nunca podrán estar suficientemente agradecidas, pero cuya historia ha sido silenciada una y otra vez por el discurso hegemónico heredado de la transición.


                Clara Campoamor y Victoria Kent, a pesar de no poder ser votadas por las mujeres, pudieron presentarse a las elecciones de 1931 y poder luchar por el hito del sufragio femenino desde el Parlamento, luchando, no sólo, a izquierda y derecha del arco parlamentario, sino también contra toda la prensa del país, pero la firme convicción de un derecho justo avalado por el artículo 36 de la Constitución de la Segunda República: Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de veintitrés años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes.
                De ahí que el 19 de noviembre de 1933 las mujeres españolas pudieran ejercer el voto, ningún país puede llamarse democrático si no cuenta con la mitad de su población a la hora de las consultas electorales.
                Tras la victoria fascista en 1939, se instauró en España un régimen totalitario, que hizo que todas las luchas, quedaran aletargadas durante un largo invierno que duró cuarenta años, pero tras el fin de la dictadura el voto de las mujeres no era cuestionado, la lucha la habían llevado a cabo las abuelas de las mujeres que votaron aquel 15 de junio de 1977. Nadie nos ha regalado nada.
                La dictadura franquista utilizó la mano de hierro con la población española, el pensamiento único, era la base de la estabilidad nacional, las luchas de Campoamor y Kent fueron silenciadas, la mujer volvió a la casa, siendo su única labor, cuidar de la casa y atender las necesidades de su marido e hijos.
                Cuarenta años después, tras la muerte de Franco, otra generación lleva el timón de la nación, y un cambio de régimen parecía inevitable, aunque los poderes fácticos no iban a permitir que se volviera a la legalidad constitucional, rota por el Golpe de Estado, la guerra civil y la posterior dictadura, previa. Hace poco ha salido a la luz un video de Adolfo Suarez diciendo que no hicieron un referéndum sobre Monarquía o República porque si lo hubieran hecho hubiera ganado la República por lo que camuflaron la legitimación de la corona con la aprobación por referéndum de la Constitución de 1978.
                La nueva etapa democrática de España iba a estar enmarcada por la restauración de la monarquía, la inclusión de España en el bloque capitalista, hasta entonces se había mantenido entre los países no alineados, y el bipartidismo político. Todo esto bien aderezado con una buena dosis de amnesia histórica.
  
             Ya  Orwell, en su novela 1984, describía a su protagonista, Winston Smith, como trabajador en el Ministerio de la Verdad, cuya función era cambiar los titulares de los periódicos pasados por titulares que beneficiaran al sistema creado por el Gran Hermano. La visión de Orwell no dista mucho de la realidad actual.

 

                De ahí la importancia de recordar que hubo una España democrática previa a 1977, que fue destruida por un golpe de Estado, cruel y genocida que la mantuvo silenciada durante cuarenta años, no permitamos que la lucha de quienes nos precedieron caiga en el olvido, siendo silenciada en la actualidad.
Salud.

miércoles, 14 de junio de 2017

LAICISMO Y ANTICLERICALISMO



Laicismo y anticlericalismo  son dos términos que se utilizan alegremente y que se suelen confundir en su significado.
El primero según la real academia de la lengua es referido a la doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto a cualquier organización o confesión religiosa.
El segundo, siguiendo la misma fuente, es la doctrina o procedimiento contra el clericalismo. Animosidad contra todo lo que se relaciona con el clero.
Si buscamos el término “clericalismo” en el mismo diccionario, podremos observar que en su primera acepción su significado es la influencia excesiva del clero en los asuntos políticos.
Una vez analizados sus significados, podemos observar que existe una sutil, pero importante diferencia entre uno y otro.
Mientras “Laicismo” tiene un significado positivo, que es la independencia de la persona y el Estado de la influencia religiosa, el otro, “Anticlericalismo”, tiene un significado negativo, y es el posicionamiento en contra de la excesiva influencia política del clero.
Hay que diferenciar dos aspectos de este tema en cuestión. Mientras el Estado, la política, pertenece a lo público, la religión pertenece al ámbito de lo privado, el primero es terrenal y el segundo “espiritual”.
En el ámbito  privado cada uno es libre, de ayunar durante el mes de ramadán, o de no comer carne los viernes durante la cuaresma, peregrinar al Rocío o a la Meca, circuncidarse o mantenerse célibe.
Todas estas posturas son respetables mientras sigan dentro de la esfera de lo personal, el Estado debe permitir que cada cual pueda vivir su fe, sin imponérsela a otro, en la esfera privada, en solitario o en comunidad.
El problema surge cuando esa esfera privada, trasciende a la esfera pública y una confesión, da igual que sea, cristiana, musulmana, judía o cualquier otra, trata temas más terrenales que espirituales.
Cuando una confesión no paga impuestos, entra dentro de las obligaciones del Estado reclamárselas, cuando incita a sus fieles en posturas políticas es el deber del Estado recriminárselo. Esta sería la función del Estado laico.
El anticlericalismo ha sido siempre asociado, al menos en España, con movimientos de izquierdas, y ha utilizado de manera violenta, bien sea verbal o física sus acciones contra el excesivo poder público de la iglesia.
Pienso que las acciones anticlericales perjudican a los movimientos de izquierdas más que a ningún otro y afianza las posiciones de poder de la iglesia con respecto al Estado.
La fe, es emocional  e irracional, dicho esto con el mayor de los respetos y cuando los seguidores de una religión sienten atacadas sus creencias o costumbres, refuerzan sus sentimientos y responden con la misma, o mayor contundencia, además visibilizándose como víctima de los ataques consigue un mayor número de seguidores, reforzando la posición de poder de la iglesia, por lo tanto consiguiendo el resultado contrario al deseado.
La religión tiene un componente gregario enorme y multitud de ritos para cohesionar su comunidad, que aunque parezca disgregada se une ante lo que considera un ataque.
Por lo tanto, la mejor manera de luchar contra el excesivo poder de la iglesia es con la razón, llevando el debate a lo público, argumentando las posiciones y exigiendo al Estado que gestione lo público y no se deje influenciar por un estamento que debe estar centrado en lo personal y lo privado, cumpliendo las mismas obligaciones que el resto de los ciudadanos.
Salud.

domingo, 11 de junio de 2017

REFLEXIONES ANTROPOLÓGICAS SOBRE LA FIGURA DE DONALD TRUMP



Antes de comenzar es preciso analizar por qué un multimillonario, sin experiencia previa en política, ha conseguido llegar a presidente de Estados Unidos, pasando por encima del establishment republicano, del partido demócrata, de las grandes corporaciones, con grandes vínculos empresariales con Rusia (enemigo histórico de Estados Unidos), machista, racista, arrastrando los votos de la clase trabajadora norteamericana, votantes tradicionalmente demócratas, rompiendo todas las expectativas que había puestas en él.



1.      SITUACIÓN SOCIO-ECONÓMICA ESTADOUNIDENSE TRAS EL PERIODO DEMÓCRATA.
En Estados Unidos al final de la etapa Obama, se encuentra con unas tasas de desempleo de aproximadamente el 5%, con un total de desempleados de unos siete millones y medio de los cuales un millón ochocientos mil son desempleados de larga duración, con un sector manufacturero en recesión, donde las contrataciones siguen disminuyendo y con un crecimiento económico del 0´7% en el último trimestre del 2015.
Muchas de las empresas instaladas históricamente en Estados Unidos se están marchando a países donde la legislación es más laxa y los sueldos más escasos, con la intención de abaratar los costes de producción, siendo uno de estos países, el vecino México, siendo éste uno de los motivos por los que los discursos del ahora presidente de Estados Unidos han sido tan agresivos contra su vecino del sur.
Todo esto sumado a la promesa que Obama hizo en 2012 de crear un millón de puestos de trabajo, ha provocado un descontento generalizado en la clase trabajadora estadounidense convirtiendo a Donald Trump, con sus discursos agresivos, anti-clase política tradicional, que en otros momentos no hubiera tenido la más mínima posibilidad, en el 45 presidente de Estados Unidos.
2.      CLASE TRABAJADORA ESTADOUNIDENSE.
La clase trabajadora estadounidense harta que sus aliados políticos naturales no hayan sabido dar solución a sus necesidades, ha dado un vuelco en su voto tradicional votando, no al Partido Republicano, sino a Donald Trump, la pregunta que cabe hacerse es ¿por qué?
Todos los indicios apuntan a que Donald Trump ha llevado a cabo una campaña en la que se han visto representado, ya que ha puesto el foco de atención en sus necesidades más inmediatas, como el empleo.
Como hemos visto anteriormente, el número de desempleados en Estados Unidos es muy elevado, teniendo en cuenta que se trata de un país donde las coberturas sociales son muy escasas, la situación de desamparo en la que se encuentran es muy alarmante.
La deslocalización de las grandes empresas que se encontraban en grandes núcleos industriales ha generado grandes bolsas de desempleo sumiendo a un número importante de ciudades en la miseria.
La candidata del Partido Demócrata tampoco ha sabido levantar los ánimos en la clase trabajadora, ya que ha sido identificada con la clase política, a la que se le acusa de no mirar por los intereses de los ciudadanos, sino por el contrario, velar por los intereses de empresas supranacionales más interesadas en sus beneficios económicos que en los problemas de los trabajadores del país.
            Que la candidata a la presidencia por los Demócratas fuera Hillary Clinton no ha hecho más que reforzar esa idea, ya que es una persona relacionada con la clase política desde los años noventa, cuando fue primera dama, en la administración Obama, ostentó el cargo de Secretaria de Estado, y era la figura que representaba lo que en España se ha conocido, como la “vieja política”, reforzando la imagen de continuismo en las políticas de los últimos ocho años, de las que el ciudadano medio quería desembarazarse.
No sabiendo conectar con las demandas de la clase trabajadora, que reclamaban una ruptura con las políticas anteriores. Esta ruptura no quiere decir que reclamaran un giro a la derecha en las políticas, sino simplemente un giro, hacia cualquier otro lugar.
3.      EL PARTIDO DEMÓCRATA.
La administración Obama se ha esforzado en llevar a cabo una serie de políticas sociales que no fueron bien acogidas por el núcleo conservador estadounidense, de las cuales la más famosa es el llamado “Obamacare”.
Obamacare, es el nombre por el que es conocida la “Ley de Cuidados de la Salud Asequible” entre las características de esta ley está:
-          Ofrece un número de nuevos beneficios, derechos y protecciones a los americanos.
-          Establece un Mercado de Seguros Médicos donde los americanos pueden comprar Seguros Médicos federalmente regulados y subsidiados durante registro abierto.
-          Extiende la ayuda médica para adultos mayores y aquellos con incapacidades de largo plazo.
-          Extiende la cobertura de los empleadores a millones de trabajadores.
-          Requiere que la mayoría esté cubierta desde el inicio del 2014.
-          Introduce nuevos impuestos y créditos fiscales entre muchas otras disposiciones.[1] 
En una sociedad donde la cobertura médica está en mano de importantes grupos de presión, compuesto por aseguradoras privadas, se originó una campaña donde se difamaba esta cobertura, haciendo creer al estadounidense medio de que sus impuestos estaban siendo dilapidados para cubrir la sanidad de parásitos sociales e inmigrantes ilegales que no habían aportado nada al país, generando la antipatía de muchos de los trabajadores.
Este tipo de campaña unido al alto índice de desempleo del país, incrementó la impopularidad de las políticas demócratas entre la clase trabajadora.
4.      INMIGRACIÓN.
A pesar de que Estados Unidos es un país fundado por inmigrantes, donde sigue existiendo la doble identidad nacional como se puede ver en la celebración del Día de San Patricio, donde se puede ver las calles de nueva york repleta de banderas irlandesas, por ejemplo. La inmigración ha sido un tema capital durante la última campaña electoral.
En las dos últimas décadas Estados Unidos ha obtenido el mayor crecimiento de población hispana de las dos últimas décadas, obteniendo una mayor presencia en este país, tanto políticamente como económicamente. Igualmente ha llegado a tener su pico más alto de población indocumentada en los últimos diez años. Esta situación ha provocado el rechazo de las clases más conservadoras de Estados Unidos, este rechazo se ha extendido a la clase trabajadora, en un periodo de precariedad laboral y desempleo generalizado.
Cómo es sabido, en época de crisis es fácil encontrar un “chivo expiatorio” al que culpar de todos los males de la nación, durante esta campaña Donald Trump encontró su “chivo expiatorio” en los inmigrantes irregulares.
5.      MAKE AMERICA GREAT AGAIN.
“Make America Great Again” (Hacer América Grande de Nuevo) fue el eslogan escogido por Donald Trump para llevar a cabo su campaña, este eslogan tiene un mensaje simple pero que encierra una gran variedad de mensajes:
“Hacer America” resaltar que no dice “Hacer a Estados Unidos” resalta a América como si todo el continente fuera propiedad o dominio de influencia de Estados Unidos recuperando la doctrina Monroe que decía “América para los americanos”.
“Grande otra vez” evoca que Estados Unidos ha perdido la influencia o el poder de antaño y pretende recuperarlo, reafirmando las políticas expansionistas estadounidenses.
Los discursos de Donald Trump desde la presentación de su candidatura por parte del Partido Republicano el 17 de junio de 2015, hasta su discurso de investidura el 20 de enero de 2017, no han estado exentos de polémica.
Podríamos analizar muchos aspectos de sus discursos, de tintes xenófobos, machistas, nacionalistas… pero me voy a centrar en los aspectos identitarios de sus discursos que han hecho que el grueso de la clase trabajadora estadounidense haya optado por dar su confianza a un líder político tan polémico.
En primer lugar decir que si las circunstancias socioeconómicas en Estados Unidos hubieran sido otras casi con total seguridad Donald Trump no hubiera tenido ninguna posibilidad de ganar las elecciones, pero el desencanto con la clase política ha provocado que los ciudadanos hayan querido romper con lo establecido y el candidato con el que se han visto más identificado ha sido el actual presidente norteamericano.
Trump ha sabido utilizar de manera perfecta el discurso identitario, identificando al norteamericano medio, blanco y protestante, que se siente maltratado por la situación económica del país, haciendo responsable de su situación a los inmigrantes irregulares provenientes de américa latina y concretamente de México, ya en su presentación como candidato llegó a decir “México no es nuestro amigo”, poniendo el punto de mira en el país vecino, de la ira de los ciudadanos norteamericanos, y ahí propuso por primera vez levantar un muro en su frontera sur que pagarían los propios mexicanos.
Otro de los colectivos que fue atacado por Trump en sus discursos de campaña fue el tejido empresarial multinacional, que en su afán por maximizar sus beneficios estaba deslocalizando la industria estadounidense para instalarse en países donde la mano de obra es más barata, siendo uno de los destinos de estas empresas el país vecino de México, un motivo más para culpabilizar de la situación de los estadounidenses a sus vecinos del sur.
Trump ha sabido utilizar como nadie el análisis que Abner Cohen hace sobre la fuerza motivadora de la identidad étnica situando esta fuerza en el establecimiento y mantenimiento de nichos económicos y políticos privilegiados, según la teoría coste-beneficio.
Por todos los motivos socioeconómicos analizados anteriormente la clase trabajadora blanca estadounidense ha ido viendo como sus nichos económicos han ido menguando a lo largo de los ocho años del gobierno demócrata, sin que se hayan visto representados por las políticas de la administración Obama, sacudidos por una dura crisis económica, en la que aún estamos inmersos, han encontrado en Trump, a una persona que hablaba de las necesidades de la clase trabajadora, y que prometía luchar por restablecer el statu quo anterior a la crisis económica.
El estilo de discurso de Donald Trump, lleno de rabia, mostrando en muchos momentos asco y enfado sobre las argumentaciones de su contrincante la demócrata Hilary Clinton, hizo que muchos norteamericanos se identificaran con él, ya que decía al establishment de Washinton D.C. lo que a muchos ciudadanos les gustaría decirle, que sus medidas no han mejorado el modo de vida de los estadounidenses o que no se sienten representados por “políticos de profesión” que están alejados de la vida real del ciudadano medio. A pesar de que Donald Trump es un multimillonario que no tiene un origen humilde como el de mucho de sus votantes, es el estereotipo de persona que ha cumplido el “sueño americano”. Trump ha sabido “vender” su imagen de hombre hecho a sí mismo, a pesar de venir de familia adinerada, empresario de éxito, con buenas relaciones con el principal rival en la política exterior, Rusia, y sobre todo que su total desprecio por los “políticos de Washinton”.
Pero para reforzar la identidad del estadounidense de clase trabajadora blanca Trump ha sabido construir una alteridad ante la que sentirse atacada, los inmigrantes irregulares musulmanes y latinoamericanos, construyendo dos tipos de discursos diferentes pero que confrontan directamente con los nichos económicos y políticos privilegiados de los blancos norteamericanos, identificando a la religión musulmana y los inmigrantes de países como Irak, Yemen o Siria con terroristas islamistas radicales que ponen en peligro la seguridad del país, y acusando a los inmigrantes latinoamericanos, principalmente mejicanos, de acaparar los empleos a bajo coste provocando altas cotas de desempleo en los estadounidenses blancos y de origen europeo. La construcción de esta identidad – alteridad ha tenido tanto éxito que Trump obtuvo el apoyo de un colectivo tan xenófobo como el ku klux klan, apoyo que Trump se negó a rechazar.
6.      CONCLUSIÓN.
Donald Trump, ha sido duramente criticado por parte de los medios de comunicación masivos fundamentalmente en tres aspectos:
-          Construcción de muro en la frontera con México.
-          Política migratoria.
-          Proteccionismo económico.
Lo que pocos sabían es que México ya cuenta con un muro que separa su frontera con Estados Unidos de 3.185 kilómetros que fue construida durante el mandato de Bill Clinton, del partido demócrata, no parecía entonces que los medios de comunicación dieran importancia a la construcción de esta frontera artificial entre estos dos países.
La política migratoria que ha llevado a cabo la administración Obama, tampoco ha sido muy benevolente con la población inmigrante, durante el último mandato demócrata han sido repatriados 2.768.357 inmigrantes irregulares, un 40% más que durante el mandato de George W. Bush.
La retirada de Estados Unidos del acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Europa, y las medidas proteccionistas que prevé poner en marcha la administración Trump, ha generado una oleada de críticas por parte de los medios de comunicación, y en mi opinión este es el punto en el que existe un objetivo generalizado para desprestigiar al nuevo presidente estadounidense.
Lejos de querer defender las acciones que la administración Trump, quiero poner el foco de atención en acciones que fueron llevadas a cabo por otras administraciones y que no tuvieron ningún eco mediático. No entraré en el debate de sí las políticas económicas proteccionistas son las más  adecuadas en el contexto económico actual pero, me gustaría destacar como el sistema económico se defiende de las acciones que cree que puede generarle perdidas económicas, desprestigiando a las personas o instituciones que las llevan a cabo.
Mientras se ha legislado a favor de las grandes multinacionales, generando espacios de libre comercio a lo largo y ancho del mundo, las mismas acciones, por deleznables que sean, que piensa llevar a cabo el Presidente Trump, han pasado sin destacar en ningún titular de los medios de comunicación.