jueves, 12 de abril de 2018

MASTER-CARD


Posiblemente, ni seré el único ni el último que hable esta semana sobre el famoso Master de la Sra. Cifuentes, pero hay varios aspectos que me han llamado la atención en este caso:
En primer lugar la desfachatez que muestra la aún Presidenta de la Comunidad de Madrid en sostener lo insostenible. Considero que hay pruebas más que evidentes que demuestran que no realizó el Trabajo de Fin de Master (TFM) y por lo tanto no pudo obtener de manera lícita el correspondiente título.

En segundo lugar, la defensa de lo indefendible que está haciendo el Partido Popular, de un caso que no tiene salida.
En tercer lugar, cómo profesionales de la educación, como los de la Universidad Rey Juan Carlos, se prestaron a beneficiar a esta señora. Una Universidad que tiene matriculados unos cuarenta mil alumnos en la actualidad, a los que se les ha faltado al respeto, regalando la titulación a una persona, ¿qué opinan de esta situación estos estudiantes? ¿Qué valor académico tienen los títulos universitarios obtenidos aquí? ¿no planeará la sombra de la sospecha sobre todos ellos, al menos durante un tiempo? Los directores del Master son tan o más culpables que la Sra. Cifuentes y esto debería incapacitarlos para ejercer en un centro educativo de por vida.
En cuarto lugar, la falta de indignación que ha provocado esta situación en la ciudadanía en general, aparte de miles de chistes, no se ha entendido la profundidad de esta situación. El caso Cifuentes, es un ataque directo a la enseñanza universitaria en todo el país. A las dificultades existentes como, la falta de becas, el precio de las matriculas, el precio de los materiales necesarios para cursar una enseñanza universitaria… se suma que las personas con cierto poder, no tienen ni que estudiar o ir a clases para obtener un título que a otras les cuesta un sobrado esfuerzo, tanto intelectual como económico.
El esfuerzo y la capacidad no es una cualidad que deban demostrar las clases dirigentes para obtener una titulación que los diferencie del resto. Lo que este caso viene a demostrar es que el mérito no se valora, el mérito se compra, las relaciones personales, el papel institucional, en fin, las relaciones de poder tienen la capacidad de proveerte de un curriculum excelente para que nadie cuestione tu posición de privilegio. Lo más grave de esta situación es que cuando es descubierta, la mayoría de la gente, lo asume como algo normal. Nos hemos acostumbrado tanto a la corrupción que ya nada nos sorprende.
Sidney W. Mintz, un ilustre antropólogo fallecido en 2015, escribió en 1996, “Cuando la jerarquía es firme y reconocida los excesos de los poderosos no suelen verse como excesos” y España es un claro ejemplo de esta cita. Mientras los poderosos nos roban, nos mienten y pisotean nuestros derechos, a un alto porcentaje de la población parece darle igual, lo entienden como normal, lo hacen porque tienen capacidad para hacerlo, mientras tanto se encarcela a cantantes o tuiteros que molestan con sus mensajes.

Mientras no se les pare, el Partido Popular seguirá en su deriva de corrupción, el caso Cifuentes es uno más, igual o aún más grave que el resto, ya que hasta ahora los hijos e hijas de los trabajadores sólo podíamos competir con ellos intelectualmente, estos días han demostrado que no necesitan estudiar para obtener los títulos que a otros tanto esfuerzo les cuesta.
Cada día es más necesario desalojarlos del poder, antes  de que lo dejen todo en ruinas.
Salud.

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