A veces, los
niños te sorprenden con preguntas inesperadas, con las que te dejan asombrados.
Hace unos días mi hijo Héctor, que cuenta con 9 años, me hizo la siguiente
pregunta:
-
Papa, si a una persona le quitan el dinero y se
queda sin casa y termina en la calle donde se acaba muriendo de hambre o de
frio ¿se podría considerar asesinato?
Al asombro
inicial le respondí con otra pregunta:
-
¿Tú que crees?
A lo que
respondió:
-
Yo creo que sí, porque para mí, un asesinato es
provocar la muerte de alguien, no hace falta pegarle un tiro.
Si en un
principio me sorprendió la pregunta, aún más me sorprendió la respuesta.
En España del
1 de enero al 31 de marzo de 2018, se llevaron a cabo 9.719 desahucios por no pagar
el alquiler y 5371 por ejecución hipotecaria.
Uno de los datos que
se encuentran invisibilizados, y que son
derivados de las ejecuciones de
desahucios, es el número de suicidios que se encuentran directamente
relacionados con éstos.
Si al número de
suicidios le sumamos el número de muertes que se producen en la calle de personas
sin hogar, un dato difícilmente calculable. Tenemos un número significativo de
muertes no naturales, relacionadas directamente con el funcionamiento del
sistema económico.
¿Cómo le explico a un
niño de 9 años que pagar a los acreedores está por encima que comer, que tener
un techo…?
Podría llegar a
entender que según nuestra legislación, pagar la deuda bancaria es más
importante que pagar el sueldo de los trabajadores, que las deudas contraídas con
los proveedores (la mayoría de las veces, pequeñas empresas de las que dependen
muchas familias) y para que así fuera modificaron la Constitución Española, por
lo que es prácticamente imposible derogar esa ley.
Como dijo Rodrigo Rato,
exministro de Economía, durante la presidencia de José María Aznar, el “gran
artífice” del “milagro económico español” y que ahora pasa una larga temporada
de vacaciones en el Resort de Soto del Real “eso es el mercado amigo”. Y el
mercado está por encima de la vida de muchas personas que no entienden de
divisas, índices bursátiles u otras zarandajas, pero es el mercado el que está
acabando con sus vidas.
“Quienes más sufren la crisis son los que no jugaron
ningún rol en crearla” Joseph Stiglitz
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