lunes, 10 de junio de 2019

LA TORRE DE BABEL.



Que vivimos en un mundo global es un hecho. Los flujos migratorios han cambiado la fisonomía de todos los países del mundo. En Europa, la población migrante extracomunitaria llega principalmente desde países de África, Latinoamérica y Asia. Personas que buscan un futuro mejor para ellos y sus familias.
En España el origen mayoritario de la población extranjera es Marruecos[1], con una población contabilizada en más de 680.000 personas.
Las personas que llegan a nuestro país, además de tener que pasar por duros trámites administrativos, deben adaptarse a nuevas costumbres, y al conocimiento del idioma. El conocimiento del idioma local es la llave que puede abrir las puertas de: ofertas de trabajo, búsqueda de vivienda, gestiones administrativas…
Podríamos decir, que el conocimiento del idioma del país receptor es la piedra angular en la que se sustenta la estancia de la persona migrante en su país de acogida.
Si el aprendizaje de un nuevo idioma, puede ser un enorme reto para cualquiera de nosotros, a los niños y niñas que llegan a nuestro país que se han visto embarcados en un proyecto migratorio organizado por sus padres y del que no han participado, puede llegar a ser una dificultad añadida. A estos menores que llegan junto a sus familias, habría que sumar a los menores llegan solos a nuestro país.
A pesar de que los menores tienen una capacidad de aprendizaje asombrosa, rápidamente pueden adquirir el idioma, aunque no podamos decir que se lo pongamos fácil.

MEDIDAS DE LA ADMINISTRACIÓN PARA LA ADQUISICIÓN DEL IDIOMA EN LOS MENORES EXTRANJEROS.


La legislación vigente sobre educación en España, contempla la escolarización obligatoria para las edades que comprenden de los seis a los dieciséis años. Una vez que un menor extranjero llega a nuestro país, su familia, o la administración pública que ostente su tutela, está obligada a escolarizarlo y la consejería de educación está obligada a ofertarle una plaza en un centro educativo.
Esta escolarización, se lleva a cabo en función del rango de edad del menor, y no de sus conocimientos curriculares adquiridos con anterioridad. En ningún caso se lleva a cabo ningún periodo de adaptación destinada a preparar a estos menores para una mejor asimilación de su nueva situación.
La dificultad para la adaptación de estos menores aumenta en función de la edad de los mismos. No tiene la misma capacidad de asimilación un menor de tres años que uno de catorce.
Para una buena adaptación de los niños es fundamental el papel de las familias, que motiven, incentiven y faciliten el aprendizaje del idioma con la mayor celeridad posible. El problema se intensifica cuando los menores a los que el sistema educativo tiene que atender son Menores Extranjeros No Acompañados (MENA) que no tienen el soporte y la estructura familiar que les ayude en esta transición, a la que se le añade la dificultad de que en la mayoría de los casos son menores donde el estudio no se encuentra dentro de su proyecto migratorio, ya que ese proyecto está fundamentado en la mayoría de las veces en encontrar un trabajo rápidamente con el que ayudar a la familia que quedó en el país de origen, al mismo tiempo, estos menores carecen de una historia escolar significativa previa a su llegada a España.
La LOMCE, en sus artículos 78 y 79 hace referencia a la escolarización tardía en el sistema educativo.
Prácticamente todas las comunidades autónomas establecen programas de atención a la adaptación lingüística, y a todas luces son insuficientes para la consecución de los objetivos que pretende.
Estos programas pretenden que los menores adquieran rápidamente el idioma y al mismo tiempo alcancen los objetivos curriculares propuestos en la etapa educativa a la que se incorporan. Por lo que estos programas dedican pocas horas a la semana para la adquisición del idioma.

LA CRUDA REALIDAD.

Cabría preguntarse cómo se puede sentir un menor en un aula donde no sabe que están diciendo, que se siente observado por sus compañeros, que no puede comunicarse ni con sus iguales ni con el profesorado, durante toda la jornada lectiva.

En muchos casos, estos menores, sobre todo los que se incorporan en la etapa de secundaria, terminan pasando a engrosar las estadísticas de abandono escolar.
En el caso de los MENA, generalmente, el currículo educativo no está dentro de sus focos de interés, no tienen ni la capacidad económica y el interés personal en obtener una titulación, sin embargo, su principal interés está en conocer el idioma para poder empezar cuanto antes la búsqueda activa de empleo.
Los centros educativos existentes en las poblaciones donde están ubicados los Centros de Protección de Menores se encuentran desbordados por la llegada de menores extranjeros tutelados por las distintas administraciones. En la actualidad las administraciones públicas tutelan a más de once mil menores en toda España, estando más de la mitad afincados en Andalucía.

POSIBLES SOLUCIONES.

El propio currículo educativo habla de que las enseñanzas tienen que estar basadas en los intereses de los alumnos, por lo tanto no pueden servir medidas estándar que cubran las necesidades de la totalidad de los mismos.
Estas medidas deben fundamentarse en las necesidades que cada alumno o grupo de alumnos tenga, por lo tanto para algunos se priorizarán las medidas curriculares y en otros casos deberá priorizarse la obtención del idioma como único objetivo a conseguir.
Los medios que se deberían de poner a disposición son muy superiores a los actuales, dotando a los centros educativos de personal cualificado que acompañen a los maestros y maestras en esta tarea cómo: educadores sociales o mediadores interculturales, que hagan un periodo de adaptación satisfactorio de los menores extranjeros al sistema educativo y una mejor acogida al Centro.
“Enseñar no es transferir conocimientos  es crear las posibilidades para su propia producción o construcción” Paulo Freire.


[1] https://es.statista.com/estadisticas/472512/poblacion-extranjera-de-espana-por-nacionalidad/

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