El Oráculo de
Delfos, era un templo dedicado principalmente al Dios Apolo, situado en la localidad
de Delfos en Grecia, este templo se hizo famoso, por ser un lugar de consultas
a los Dioses por parte de los griegos en la época clásica y aunque hubo muchos
más oráculos, el situado en Delfos es el más famoso de ellos.
En el templo
de Delfos estaban inscritas ciento cuarenta y siete máximas como: “no confíes
en la suerte”, “nada en demasía” u “obtén las cosas justamente”, pero sin duda
la más famosa de estas inscripciones es “conócete a ti mismo”.
Conocerse a
uno mismo, aunque pueda parecer fácil, es una tarea muy difícil, estamos
compuestos por rasgos físicos, emociones, intereses, gustos, ideologías, aficiones…
y cada una de estas características forman un rasgo de nuestra personalidad.
Una frase que
se le atribuye a Albert Einstein dice: “Si no puedes explicarlo es que no lo
entiendes”, entonces ¿podríamos explicar cómo somos nosotros mismos?, aparentemente debería de ser una tarea fácil
describirnos a nosotros mismos, nadie debería conocernos como nosotros nos
conocemos, pero sin embargo, estoy seguro que una descripción de cualquier
persona realizada por si misma dejaría una cantidad importante de rasgos y
características sin mencionar. Habría que destacar que muchas de estas
características cambian por infinidad de razones: cambios de estados de ánimo,
de situaciones personales, etc., eso sí, si eres calvo, eso no cambia, lo
puedes incluir en tu descripción sin ningún tipo de problema.
Conocerse a
uno mismo requiere un amplio proceso de meditación, autocrítica, análisis, valoración,
actividades que requieren que nos dediquemos bastante tiempo a nosotros mismos
Sin embargo,
algo que parece mucho más fácil, es describir a otra persona. Por lo general,
esta descripción no profundiza en la personalidad de esta persona sino que
destaca las características que queremos destacar y que a nuestro parecer le
identifica, además estas descripciones se hacen de forma categórica, sin tener
en cuenta los posibles cambios que pueda producir en esa persona factores
externos a ella misma.
Les propongo
un reto, descríbanse a sí mismos, ¿serían capaces de rellenar un folio
nombrando las características que definen su personalidad? A pesar de la
complejidad de cualquier ser humano no debería ser difícil realizar esta tarea,
sin embargo, sería capaz de apostar a que no les resulta nada fácil.
Si no son
capaces de definirse a sí mismo, como tienen la osadía de definir a los demás
(no lo nieguen, todos y todas lo hemos hecho alguna vez).
Hagámosle caso
al Oráculo de Delfos y conozcámonos a nosotros mismos, si es que podemos.
“Conocer bien a los otros es inteligencia,
conocerse a sí mismo es sabiduría” Albert Einstein.
Conocerse a uno mismo. No es cosa fácil esa. No se hasta que punto es posible. No se hasta que punto es conveniente o no. Y además está el tema de los cambios. No se...
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