Llevamos
cuatro elecciones en cuatro años, y eso, pese a quien pese, provoca un desgaste
y hastío en el votante. Este cansancio se incrementa cuando a través de los
medios de comunicación, redes sociales y campañas opacas interesadas, se incita
a los electores a no acudir a votar.
Mensajes como
el coste de la jornada electoral, incidir en la incapacidad de nuestros
políticos en llegar a acuerdos o los mensajes interesados sobre temas que no
afectan a la mejora de la calidad de vida de la población tienen como único fin
evitar que la población ejerza su derecho al voto.
Estos mensajes
tienen una intención clara, es que a menor porcentaje de votación los partidos
mayoritarios verán como su porcentaje de electores sube, incluso disminuyendo
el número de votantes, lo que les facilitará ejercer una mayor autoridad a la
hora de pactar con fuerzas minoritarias.
Esta
estrategia está fundamentada en el profundo desconocimiento que tiene el pueblo
español sobre la ley electoral que lo hace profundamente manipulable a través
de mensajes simples cuyo único fin es desmovilizarlo.
Esta
desmovilización es más acusada en los votantes de izquierdas porque
históricamente han resultado más críticos con sus representantes y por lo tanto
su voto es más difícil de conseguir, si a esto le sumamos una campaña mediática
enfocada a la desmovilización de la clase trabajadora, el sistema económico
representado por las tres derechas más el PSOE, obtendrán una mayoría más que
suficiente para no cuestionar un sistema que precariza a esta clase cada vez
más.
Las clases
acomodadas (la burguesía de toda la vida) van a votar para defender sus
intereses, algo normal y lícito. El día de las elecciones es el único día donde
tu voto vale lo mismo que el voto de un alto ejecutivo de una multinacional. Lo
que nos lleva a hacernos las siguientes preguntas:
-
¿Tú tienes los mismos intereses que un alto
ejecutivo de una multinacional?
-
¿Sería lógico votar lo mismo que este ejecutivo?
Ir a votar va
a suponer invertir cinco minutos del domingo para aportar tu grano de arena en
las decisiones que se tomarán durante los siguientes cuatro años, de ti depende
que esas decisiones te beneficien o perjudiquen. No te dejes manipular, el 10N
vota.
Lo único que
conseguirás no acudiendo a votar es que otros decidan por ti.
“La
multitud no reacciona sino a estímulos muy intensos. Para influir sobre ella es
inútil argumentar lógicamente” Sigmund Freud.
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