miércoles, 3 de junio de 2020

APLAUSOS. LO QUE PUDO SER Y NO FUE.

“Españolito que vienes al mundo te guarde Dios,

Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.

Con estos versos resume Antonio Machado, lo que a mi entender es, toda la historia de España, una confrontación histórica entre personas que habitan las mismas fronteras desde hace siglos.

Por hacer un resumen a vuela pluma de estos enfrentamientos podemos comenzar con el enfrentamiento entre “moros y cristianos” que, a pesar de lo que diga la historiografía más rancia, eran personas que vivían en la misma tierra y que fueron enfrentadas por sus creencias religiosas, cuando podían haber optado por la convivencia pacífica. Siglos después encontramos el enfrentamiento entre los Comuneros y el Emperador Carlos V, unos defendiendo los derechos de una creciente burguesía instaurada por el incipiente capitalismo mercantil frente a otros que defendían los derechos de la nobleza y el estatus del emperador. Siguen pasando los siglos y seguimos enfrentados, llegamos al siglo XIX donde se enfrentan los absolutistas defensores del viejo fuero representado por Fernando VII frente a los defensores de la Constitución de 1812, el siglo XIX es un crisol de enfrentamientos entre españoles: Carlistas frente a Isabelinos, Republicanos frente a Monarquicos (este último tuvo su reflejo en el siglo XX), para terminar con el enfrentamiento entre Fascistas contra demócratas que tuvo como resultado otra cruenta guerra civil y la instauración de una dictadura que duraría cuarenta años.

Con este recorrido llegamos al 2020 donde parecía que habíamos encontrado un enemigo común representado en el virus COVID-19, capaz de unirnos a todos por un bien superior.

Esta unidad se vio representada por los aplausos que muchos de nosotros dimos durante meses en apoyo de los sanitarios que se encontraban en primera línea de batalla contra un virus que había conseguido colapsar el sistema sanitario.

Sus horas interminables, los datos catastróficos que eran anunciados día tras días, con cientos de muertos, que se incrementaban una y otra vez.

En estos aplausos se unían votantes de izquierda y de derecha frente a una realidad que nos sobrepasaba a todos, donde parecía que de esta situación saldría una sociedad mejor, hasta que el virus se fue aplacando, la curva de muertes se fue reduciendo y las urgencias empezaron a disminuir. Entonces dejamos de aplaudir.

Los aplausos se tornaron en caceroladas contra el gobierno por parte de algunos, la defensa de la sanidad pública pasó a un segundo plano y finalizó el consenso.

Ahora, podemos hacer honor a nuestra historia y seguir matándonos.

“La Nación más fuerte del mundo es sin duda España. Siempre ha intentado autodestruirse y nunca lo ha conseguido. El día que dejen de intentarlo, volverán a ser la vanguardia del mundo” atribuido a Otto Von Bismarck  

No hay comentarios:

Publicar un comentario