Los momentos que vivimos hacen que tras meses de confinamiento social y paralización económica sea el momento de volver gradualmente a una situación de normalidad. En esta vuelta progresiva a los puestos de trabajo se han sumado la apertura de locales de ocio que, con las pertinentes medidas de seguridad, intentan aprovechar las ganancias que el verano proporciona a los negocios que viven del turismo, que en nuestro país es un número importante de negocios.
Un problema latente y que veremos cómo se resuelve en septiembre es la vuelta a las aulas. Quizás ha llegado el momento de hacer una evaluación y análisis del sistema educativo, tal y como está instaurado.
Si nos ceñimos a la definición clásica de lo que es un colegio, podríamos decir que es un centro de transmisión de conocimiento, y tal como dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua es “Establecimiento de enseñanza para niños y jóvenes”. Pero tras los problemas planteados en la desescalada se hacen más evidentes que cumple muchas más funciones de las que planteamos originalmente.
El colegio cumple, no solo, con la función de transmisión de conocimiento, sino que también transmite valores, ayuda a la socialización y hace la función de “guarda” de los menores.
Esta última función se hace cada vez más importante ante la imposibilidad de los padres de hacerse cargo de sus hijos e hijas durante gran parte del horario debido a sus obligaciones laborales.
A medida que los niños y niñas pasan menos tiempo jugando en la calle la función de socialización del colegio se ha ido haciendo más importante, al mismo tiempo la función de “guarda” va cobrando importancia a medida que se va haciendo más habitual que ambos progenitores trabajen fuera de casa, podríamos decir que las tres funciones, a día de hoy, tienen una importancia similar.
La vuelta al colegio en septiembre, sin que se haya encontrado una vacuna para el virus, tiende a primar la función de guarda por encima de las otras dos, exponiendo a los niños y niñas al virus sin las medidas de seguridad suficientes, un estudio reciente de la Universidad de Granada llega a la conclusión que en un solo día, tanto menores como maestros y profesores estarán expuestos a un contacto equivalente a 800 personas, también es cierto que este estudio no muestra una alternativa viable para la vuelta al colegio. Para llevar a cabo la vuelta al cole, es evidente que será necesario utilizar el sentido común a la hora de establecer normas de seguridad que según parece no serán obligatorias, aunque cualquiera puede entender que son recomendables, como el uso de mascarillas y un hábito higiénico por parte de los niños y niñas adecuado, o mantener las distancias de seguridad, normas que deberán ser aprendidas en casa no como una asignatura más del cole.
Podríamos concluir que los niños y niñas deben volver al colegio en septiembre porque alguien debe de hacerse cargo de estos menores mientras que sus padres y madres vuelven al trabajo, a fin de cuentas hay que seguir produciendo.
“Sin las piezas de un carro, no hay carro” Lao Tse.
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