El capitalismo lo corrompe todo, desde su aparición se ha ido extendiendo por todas las estructuras sociales, como si se tratara de un moho, una especie invasora, o una plaga. Se incrusta en el núcleo del sistema y termina transformando todo lo que toca cambiando su significado original.
Quizás sean las fechas navideñas donde el capitalismo muestra sus características más evidentes. Estas fechas han sido celebradas por la humanidad desde tiempo inmemorial, independientemente del motivo místico que se le haya querido dar dependiendo de la época y cultura en que se haya desarrollado. Indiscutiblemente, que la luz del día comience a ganarle tiempo a la oscuridad de la noche, es motivo de celebración.
En navidad, todos nos replanteamos
nuestro futuro con buenos deseos para los demás, especialmente para nuestros
seres queridos, propósitos de mejora personal, solemos pedir que no nos falte
la salud y que nuestros proyectos personales se desarrollen con éxito. Sin
embargo, esto se ha visto traducido en una época de consumo desmedido, compras
irracionales, donde gastamos una cantidad ingente de dinero para “demostrar” a
nuestros seres queridos cuanto nos importan.
Todos los miembros de nuestra sociedad actuamos de forma similar con el objetivo de cumplir con las expectativas que la sociedad tiene en nosotros, no regalar nada por estas fechas a nuestras personas queridas nos convertirían, a los ojos de los demás, en inadaptados, huraños, provocando el rechazo por parte de la “tribu” por no acatar las “convenciones sociales” propias de estas fechas. Y nadie quiere ser rechazado por las personas que quiere.
No cumplir con las expectativas
provocaría el rechazo de la sociedad, apartándote de los eventos sociales donde
se construye comunidad, condenando a esa persona al ostracismo, puesto que no
hay alternativa a la existente.
Vivimos un tiempo donde el capitalismo
triunfante se hace cada vez más fuerte, como ya preconizaría Francis Fukuyama
en “El fin de la historia”.
Si pusiéramos más énfasis en nuestros
deseos verdaderos de salud, solidaridad, ayuda mutua, etc., las navidades
serían el principio de un mundo mejor, un mundo más justo, más solidario, más
coherente con nuestras necesidades reales, donde realmente la luz vencería a la
oscuridad.
Mientras tomamos conciencia, sigamos
comprando para “demostrar” a nuestros seres queridos cuanto los queremos. Feliz
Navidad.
“Es más fácil imaginar el fin del
mundo que el fin del capitalismo” Fredric Jameson
Manuel Carmona Curtido
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