El caso que está protagonizando el tenista serbio, Novak Djokovic, para participar en el Open de Australia, es un episodio más de los esperpentos que estamos viviendo como consecuencia de la pandemia. El tenista, declarado negacionista, es un símbolo para el resto de “antivacunas” y negadores del virus, y su negativa a presentar el certificado de pauta completa de la vacuna para entrar en Australia, un acto de rebeldía ante la imposición de unas pautas de salud generalizadas.
Por supuesto que Djokovic, es libre
de no vacunarse, pero su libertad coarta la libertad de los demás y tal como mi
madre me decía cuando era pequeño, desconociendo que citaba a Sartre; “Mi
libertad acaba donde empieza la de los demás”.
La legislación de cualquier país tiene como norma fundamental, limitar las libertades individuales, para que todos podamos ejercer nuestra propia libertad. Las leyes son la parte fundamental del “Contrato Social” que aceptamos al vivir en sociedad.
Soy tan libre de no vacunarme o de no
usar mascarilla como de ir en sentido contrario por una autopista, en ambos
casos me pongo en peligro a mí mismo y a los demás, y por lo tanto debe haber
unas consecuencias a pagar.
Esta nueva tendencia a eliminar todo
tipo de límites al derecho individual, es la nueva bandera del liberalismo, que
pretende eliminar lo que queda de “comunidad”. Esta ausencia de límites a la
libertad, es conocida como “libertad negativa” cuyo único fin es la autodestrucción,
puesto que como ser social debemos vivir en una comunidad, con unos límites que
nos permitan poder ejercer nuestra libertad sin coartar la de los demás.
Ser libre para tomar una cerveza en un bar en plena pandemia, de no ponerte mascarilla, de elegir no vacunarte, de no guardar cuarentena en caso de contagio, etc., es igual que conducir en sentido contrario en una autopista, tarde o temprano pagaran las consecuencias el que lo hace como los que se crucen por su camino.
La “Libertad” es un concepto que se
está usando con excesiva facilidad, con el objetivo de vaciarla de contenido,
recordando la máxima orwelliana de 1984 “libertad=esclavitud”.
La “Libertad” como principio
fundamental de los derechos del ser humano, está asociada a una gran
responsabilidad, donde los intereses colectivos estén por encima de los
intereses individuales.
El “ser humano” es un “ser social”, comportémonos
como tal.
“La libertad negativa consiste en
liberarse del control, consiste en una libertad que dice: “¡No me limites!”
Pero Platón enseña que una persona sabia no debería nunca tomar ese camino,
puesto que, al final, es un camino autodestructivo”
Manuel
Carmona Curtido
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