Sé tu propio jefe, lucha por tus sueños, emprende, etc., todas estas ideas y conceptos forman parte ya de nuestro día a día, y han puesto en valor el hecho de ser autónomo o empresario como una salida profesional de lo más atractiva. Aproximadamente el 97% del tejido empresarial español se compone de pequeñas y medianas empresas[1] y nuestro país contaba con 3,1 millones de autónomos en 2021[2].
Pero la realidad es bien distinta, el trabajador autónomo no tiene un sueldo mínimo con el que sustentar a su familia, puede ser su propio “jefe” pero la presión viene ejercida por la presión bancaria que cada autónomo y cada pequeña empresa soporta.
Otra de las características de los
autónomos y las pequeñas y medianas empresas es que compiten por un pequeño
nicho de mercado con otros autónomos y otras pequeñas empresas, impidiendo que
pueda haber una unión sectorial que luche por la mejora de sus derechos.
Y para colmo menos de la mitad de las pequeñas y medianas empresas sobreviven a los cinco años de su constitución[3] (según datos pre-pandémicos).
Otra de las dificultades que debe
afrontar el autónomo y pequeño empresario es la competencia global representada
por empresas online como Amazon, que ofrece un escaparate mucho más amplio que
cualquier empresa física (por razones obvias).
Entonces, visto los inconvenientes ¿Por
qué sigue ensalzando las “ventajas” de ser un emprendedor/a?
Un autónomo no tiene capacidad para organizarse, puesto que compite con las personas de su sector, no tendrá una baja por enfermedad, no discutirá horarios laborales, y como son sus bienes los que avalan su trabajo, pagará a toda costa a sus acreedores (los bancos). Es el trabajador alienado perfecto, a todo este sacrificio se le gratificará con una campaña de valorización de su esfuerzo, con el bombardeo de conceptos positivos con los que he comenzado este artículo.
Un trabajador autónomo es un
trabajador, sin horarios, sin sueldo base, fiel pagador de sus acreedores,
defensor de un sistema que le hace soñar con subir en la escala socioeconómica
pero que no se lo pone fácil, un trabajador que a fin de cuentas no provocará conflicto
social porque carece de conciencia de clase (evidentemente, no todos, este es
el marco teórico en el que se mueve el Sistema para promover el “emprendimiento”).
Un trabajador que se autoexplota con el único objetivo de cumplir su sueño.
“Ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose” Byung-Chul
Han
[1] https://gdempresa.gesdocument.com/noticias/la-evolucion-de-las-pymes#:~:text=Porcentaje%20de%20pymes%20en%20Espa%C3%B1a,total%20de%203.417.000%20compa%C3%B1%C3%ADas.
[2] https://es.statista.com/estadisticas/508240/trabajadores-por-cuenta-propia-en-espana/#:~:text=El%20n%C3%BAmero%20de%20trabajadores%20aut%C3%B3nomos,3%2C1%20milliones%20de%20personas.
[3] https://cincodias.elpais.com/cincodias/2019/11/20/economia/1574249630_304544.html
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