Elecciones, Foucault y relatos.
Según Michel Foucault, el poder reside en el discurso, ya que es el discurso lo que determina lo que es o no verdad, esto quiere decir que el relato de la historia es más importante que los hechos objetivos que sucedieron, pues pasado el tiempo necesario, esto será lo que se recuerde y se tome como cierto.
No siempre es necesario esperar que pase el tiempo para establecer un relato como “verdad”, basta con elaborar un discurso y repetirlo hasta la saciedad para que la mayoría de la gente lo tome como cierto, aunque este discurso confronte directamente con la realidad que se vive, para eso es muy útil un buen uso de la “propaganda”, que como diría Noam Chomsky “la propaganda es a la democracia lo que la cachiporra al Estado totalitario”, es capaz de moldear el pensamiento de la sociedad sin usar la fuerza.
En estos días que están próximos las
elecciones autonómicas en Andalucía, es llamativo, el relato que se ha
construido en torno al Presidente de la Junta de Andalucía, y candidato a la
reelección, el representante del Partido Popular, Juanma Moreno.
Se presenta como una persona “moderada” (sea lo que sea lo que signifique eso), capaz de transmitir tranquilidad, habiendo defendido la gestión de lo público en la legislatura que está a punto de acabar. Sin embargo, los datos nos dicen todo lo contrario.
La Junta de Andalucía ha despedido en
esta legislatura a ocho mil sanitarios, a más de tres mil docentes, ha cerrado
líneas de la escuela pública y fortalecido los convenios con los centros
privados, del mismo modo ha desviado millones de euros que iban destinados a la
sanidad pública para la sanidad privada, ha aprobado un decreto que favorece
los pozos ilegales en Doñana en contra de los cultivos legales, ha bajado los
impuestos a los ricos, disminuyendo la recaudación de la administración
autonómica, pedir cita con el médico de familia se alarga a un tiempo
indecente, etc. Se podría decir que su gestión económica ha sido de tinte
liberal, lejos del relato que se pretende establecer y que en muchos casos ya
se ha implantado.
Con un estilo diametralmente opuesto
a su homóloga madrileña, lejos del histrionismo al que nos tiene acostumbrado
Isabel Díaz Ayuso, Juanma se presenta con una sonrisa y elude la polémica, su
trato afable esconde la realidad del sistema capitalista, allá donde haya
negocio, las élites, intentarán sacar beneficio, para ello es necesario el
debilitamiento del sistema público, con el objetivo de que las empresas
privadas que se dedican al mismo sector sean atractivas para aquellos que
puedan pagarlas.
Es por ello que el relato se
convierte en esencial, ya que si el pueblo fuera consciente de estas políticas
se generaría un malestar capaz de acabar con la paz social imperante.
Atreviéndome a contradecir a
Foucault, la “verdad” no reside en el discurso, sino en los hechos, y estos no
dependen de la perspectiva, sino que son ciertos per se.
En democracia, las políticas son
avaladas por los votos, que cada cual asuma su responsabilidad.
“En la actualidad, gracias a los progresos de la retórica, basta saber
hablar bien para llegar a ser jefe del pueblo” Aristóteles.
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