Decía Wittgenstein que los límites del lenguaje son los límites de nuestro mundo y por eso el uso de las palabras que utilizamos delimitan la visión que tenemos del mundo, eso lo saben muy bien los consejos editoriales de los medios de comunicación, y los medios españoles no iban a ser menos.
Desde que Orson Welles describiera a Charles Foster como un periodista más interesado en el escándalo que en informar sobre la realidad, el modelo se ha ido repitiendo y agrandando hasta la actualidad. De ahí que podamos leer que Rusia ha cometido una “agresión” contra Ucrania y de describir como la “situación de la Franja de Gaza” a los bombardeos de Israel a territorio palestino, que en España “acogemos” a 200.000 ucranianos, porque somos un pueblo solidario, pero nos sentimos “invadidos” cuando los refugiados son africanos (siendo éstos un número inferior). Hemos podido leer titulares como “España recibe a 1.000 refugiados ucranianos a la semana” y en contraposición “Casi un millar de migrantes llegan a Canarias”.
Se envían armas para la legítima
defensa de Ucrania mientras se justifica el “derecho” de Israel a defenderse
bombardeando a población civil.
Dos citas me vienen a la cabeza, la
primera de Malcolm X “Si no están prevenidos ante los medios de
comunicación, los harán amar al opresor y odiar al oprimido” y la segunda
de Mark Twain “Si usted no lee los periódicos no estará informado. Si usted
lee los periódicos estará mal informado”. De ahí que planteemos una lectura
crítica de la “información” que nos llega a través de la prensa, la importancia
de utilizar la “misma vara de medir” para entender la realidad que nos rodea.
Porque es más importante formarnos
una imagen veraz de la realidad, que “consumir información” que refuerce
nuestras ideas preconcebidas.
“El valor instrumental de la
democracia está condicionado al compromiso del electorado con la búsqueda de la
verdad” George Soros.
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