domingo, 12 de mayo de 2024

ENSEÑAR A PENSAR

 

El sistema educativo se va tornando cada vez más utilitarista, estamos acostumbrados a oír, que en los institutos deberían enseñar a sus alumnos a entender una factura de la luz, o a hacer la declaración de la renta. Cada vez los jóvenes deben elegir el camino que quieren seguir, si optan por ciclo formativo con el que aprender un empleo, o si siguen el incierto camino hacia la universidad. Las prácticas en empresas cada vez son más valoradas, de ellas pueden conseguir su primer contrato laboral una vez terminen sus estudios.

Se censuran actividades que puedan provocar la reacción de aquellos que no quieren verse cuestionados o que puedan cuestionar sus creencias… con el objetivo de “evitar problemas”.

Asignaturas como la Filosofía o Literatura se ven relegadas a tener cada vez menos horas, Ética completamente desaparecida, porque a fin de cuentas ¿a quién le interesa que un adolescente piense por sí mismo?

Precisamente ese debe ser el objetivo de cualquier centro educativo, que sus alumnos piensen por sí mismos. Sin embargo, el objetivo del sistema educativo es que los adultos del mañana, sean sumisos, aprendan a estar callados durante varias horas, memoricen un temario, al que en muchas ocasiones no le encuentran el sentido, y ¿para qué? Para que el día de mañana puedan soportar las órdenes de sus respectivos superiores sin necesidad de cuestionarlos, no se pregunten, por ejemplo: si cobran un salario justo, o si trabajar más horas de las que viene estipuladas en el contrato no es otra cosa que trabajar gratis para la empresa. En definitiva que sean sumisos durante su vida adulta. De ahí que cada partido político que alcanza el gobierno de la nación plantee su propia ley educativa.

Pensar, al igual que cualquier actividad física, debe entrenarse, y para ello, como si de un gimnasio se tratara debemos dotar a los jóvenes de herramientas que le sirvan para ese entrenamiento: debates, argumentos, redacciones, confrontaciones, cuestionamientos…

Una vez que puedan pensar por sí mismos podrán entender una factura de la luz, hacer la declaración de la renta, y lo más importante, porqué tienen que pagar impuestos…

Si aprenden a pensar por sí mismos no necesitarán que nadie piense por ellos.

“Se premia al que se subordina a la corriente dominante. Y se castiga sin piedad al que tan siquiera se atreve a dudar de lo impuesto” Pedro Baños

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