martes, 19 de noviembre de 2024

¿DERECHOS HUMANOS? EN LA SECCIÓN DE FICCIÓN

 Reflexión sobre el informe de Human Right Watch

Ha salido a la luz, hace pocos días, el Informe Mundial sobre los Derechos Humanos[1], publicado por Human Right Watch, con el “sugerente” subtítulo El sistema de Derechos Humanos está bajo amenaza: un llamado a la acción. En su artículo introductorio plantea cuestiones muy preocupantes en lo relativo a la defensa de los Derechos Humanos en el mundo y como las políticas cortoplacistas, comerciales o geopolíticas socaban la implantación de los Derechos Humanos en países gobernados por dictadores y autócratas, afianzando a estos gobernantes en el poder, del mismo modo que traslada una imagen a la población mundial de que el Derecho Internacional es papel mojado frente a los grandes intereses económicos.

Estos países utilizan prácticas represivas más allá de sus fronteras con aquellas personas e instituciones que luchan por valores como la democracia o el cumplimiento de los Derechos Humanos. Por lo tanto “si los gobiernos represivos pueden emplear impunemente tácticas de mano dura para silenciar  a defensores de derechos humanos, políticos exiliados, periodistas y críticos más allá de sus fronteras, entonces no hay ningún lugar seguro”, llamativo fue el caso del asesinato del periodista y disidente saudí Jamal Khashoggi producido en Turquía en 2017, los datos no parecen mejorar con el paso de los años.

Que los países que reconocen los Derechos Humanos no condenen algunas de estas acciones, dependiendo del país que esté implicado, se debe a que ponen por delante las relaciones económicas y diplomáticas que se tienen con estos países a la defensa inequívoca de los Derechos Humanos. Sirva para ilustrarlo el siguiente ejemplo: cuando el 7 de octubre de 2023, Hamas atacó y asesinó a miles de israelíes, los países occidentales salieron en tromba a condenar esta vulneración de los Derechos Humanos, pero cuando Israel respondió bombardeando a la población y ejecutando acciones que están consideradas por la Corte Penal Internacional como Crímenes de guerra, miles fueron las excusas para no denunciar dicho atropello a los Derechos Humanos de la población de Gaza, que más tarde se extendió a Cisjordania y el Líbano, éste posicionamiento se debe a la situación de Israel en el tablero político internacional y al miedo que genera a los países occidentales enemistarse con él, por llegar a enemistarse con su principal valedor que es Estados Unidos.

Adjunto el enlace del informe y recomiendo su lectura para profundizar en el tema.

“Ni siquiera la rentabilidad podría ser lo más importante, lo importante sería vivir de manera decente”. Noam Chomsky



[1] https://www.hrw.org/es/world-report/2024

miércoles, 13 de noviembre de 2024

CUANDO LOS LOBOS CUIDAN DEL REBAÑO

 

La actualidad está copada por las noticias provocadas por las inundaciones de la DANA, los bombardeos de Israel sobre la población civil palestina o el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, sin embargo otro suceso acaecido en nuestro país, si bien no ha pasado desapercibido si ha ocupado un segundo plano en los titulares de los principales medios de comunicación. El pasado 8 de noviembre saltaba a la luz que el jefe de Delitos Económicos de la Policía en Madrid era detenido con más de 20 millones de euros emparedados en su casa, más otro millón de euros encontrados en su despacho, esta cuantía de dinero provenía directamente del narcotráfico en España.

Esta situación requiere una reflexión sosegada sobre como una persona encargada de luchar contra el narcotráfico termina formando parte de él. Es indignante, o al menos a mí me indigna, que una persona que ha prometido luchar contra aquellas personas que  incumplen la ley, se vende a los que ha prometido combatir, este no es el único caso con similares características, muchos son los casos donde distintas fuerzas de seguridad del Estado se ven manchadas por este tipo de corruptelas. Esto nos lleva al dilema clásico de si el ser humano es bueno por naturaleza y es la sociedad quien lo pervierte, o si el ser humano es malo por naturaleza y es la sociedad quien lo mantiene bajo control, como exponían Rousseau y Hobbes respectivamente.

Si es la sociedad la que corrompe o la que mantiene al ser humano bajo control, debemos analizar en qué tipo de sociedad se dan estas circunstancias, que valores morales predominan en ella y cuáles son los paradigmas de éxito que predominan.

Los paradigmas de éxito que predominan en nuestra sociedad capitalista están directamente relacionados con la riqueza, a mayor riqueza mayor poder, los valores están representados en ganar dinero fácil, especialmente en España este ha sido un hándicap en nuestra historia reciente, con la llamada “cultura del pelotazo”. Un refrán nos recuerda que “quien trata con miel, se chupa los dedos”, justificando las corruptelas como las del jefe de policía que inspira este artículo.

Por lo tanto, debemos comenzar a cuestionar un sistema que incita a la corrupción, al latrocinio y cuyo mayor valor se encuentra en el dinero, independientemente de la forma en que se consiga. El ser humano no es ni bueno ni malo por naturaleza, son sus los valores morales los que lo definen.

“La honradez es siempre digna de elogio, aun cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho” Cicerón

lunes, 4 de noviembre de 2024

GEOPOLÍTICA EN LA VIDA REAL

El discurso hegemónico nos ha hecho creer que nos posicionamos en una dinámica de opuestos, esto es: “buenos contra malos”, “unos contra otros”, “nosotros contra ellos”.

El relato que se ofrece sobre la situación internacional ahonda este discurso: la invasión rusa de Ucrania, la guerra en Palestina, la ocupación marroquí del Sáhara Occidental, son ejemplos donde unos pueblos están condenados a matarse entre sí.


            Sin embargo la realidad es tozuda y aunque los medios se esfuercen por ocultar situaciones que contradicen este discurso, existen ejemplos protagonizados por ciudadanos anónimos cuyo comportamiento me hace alcanzar algunas conclusiones que se alejan del discurso oficial.

Por mi trabajo, que a veces es duro, frustrante y descorazonador, en algunas ocasiones te llenan de satisfacción, y en otras, si me paro a analizar las situaciones que observo desde un punto alejado de la rutina del día a día, me produce aprendizajes que no obtendría de otro modo.

He visto como un ucraniano y un ruso comparten vivienda, comida, espacios comunes y actividades de ocio, he podido observar como un saharaui ayudaba a una mujer marroquí a regularizar su situación en España y como un marroquí ayuda, a través de su asociación, a los saharauis que así lo necesitan, he visto como un español le ha regalado a un senegalés una bicicleta para que no tenga que andar 4 kilómetros hasta su puesto de trabajo, he comprobado como argelinos y marroquíes conviven en armonía, como las distintas religiones (o la ausencia de ella) no son un obstáculo para generar amistades.

Sin embargo en otros contextos, todas estas personas estarían matándose entre sí, (unos en sentido figurado y otros en el literal) por culpa de aquellos que manejan los hilos, que provocan las guerras pero no las luchan, donde mandan matar y morir, pero donde ellos nunca mueren.

Mientras tanto, el discurso predominante se esfuerza en mostrarnos quienes son los buenos y quienes los malos, y que si no apoyas a unos, ineludiblemente estás a favor de los otros.

Las relaciones humanas son mucho más diversas de lo que nos quieren hacer creer, preguntaba Bob Marley ¿quién sacará las armas si todos nos damos la mano?, pero es más fácil recordarlo por la portada del álbum Catch a fire que por sus mensajes.

“La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan” Erich Hartmann.