Existen muchas
personas que son dignas de admiración, por sus logros profesionales, sociales,
económicos… existen numerosos premios y galardones que reconocen esa valía, como
puede ser los premios Nobel, o los premios Príncipe de Asturias por ejemplo.
Pero no son
los científicos, escritores, economistas, las personas más admiradas por el
grueso de la población, es más, sus logros suelen ser desconocidos por la
mayoría y pocos de los que leen esto ahora podrían nombrar los tres últimos premios
Nobel de medicina, por ejemplo.
Sin embargo la
mayoría Sí podrán nombrarme el ganador de los últimos 3 balones de oro o el
último bota de oro.
Y yo me
pregunto ¿Por qué admiramos tan fervientemente a los deportistas?
Su aportación
a la sociedad se basa en el mundo del “espectáculo” y se dedican a entretener
al pueblo. Su trabajo requiere un esfuerzo pero está centrado en el desarrollo
de una habilidad innata, lo que los pone físicamente por encima de la media.
Centrándonos
en los futbolistas, ya que este es el deporte más seguido en nuestro país, la
mayoría no es que sean unos lumbreras intelectualmente, su formación académica
es más bien cortita, espero que nadie se moleste, en sus entrevistas no es que
se distingan por su fácil verbo.
Sin embargo
gozan de gran prestigio social, se les nombra hijos predilectos de sus pueblos,
y los dan a conocer, o ¿alguien conocía antes Fuentealbilla?
Ante esto yo
mantengo la siguiente hipótesis:
Dentro de la
creación identitaria podemos hacerlo en varios niveles: a nivel de nación, a
nivel étnico, o a nivel de clase. La mayor parte de los futbolistas provienen
de origen humilde, esto es pertenecen a la clase trabajadora y es esta
clasificación la que hace que se internacionalice su éxito, y se ve complementada por la
nacionalidad o su etnia, pero es su origen de clase el que hace que puedan
identificarse con él.
Por otra parte
estamos inmerso en un sistema capitalista, que alimenta los siguientes valores:
el individualismo, la competitividad, etc.
Estos “héroes”
modernos sobresalen individualmente en un juego de equipo y haciendo que su
equipo supere la competición, evidentemente ninguno de estos futbolistas
ganarían un solo partido jugando ellos solos.
En una
sociedad donde lo importante es acaparar riqueza, estos deportistas de élite
son sobradamente ricos, cobrando sueldos que ninguno de los trabajadores
lograremos cobrar en nuestra vida.
Por lo tanto,
nos encontramos a personas con un origen similar al nuestro que por una
habilidad innata y un tanto de suerte, han conseguido despuntar enarbolando los
valores que tienen los “triunfadores” en nuestra sociedad.
Si a esto
sumamos una máxima ya utilizado por los antiguos emperadores romanos de pan y
circo, nos encontramos a unos medios de comunicación que alientan esa figura de
ganadores mostrándoles como ejemplo para el resto de la sociedad, sin tener en
cuenta el proceso por el que se ha llegado a dicho “éxito” o su trayectoria
personal o su aportación social.
Bajo mi
humilde punto de vista existen un número importante de personas que han
aportado o aportan significativamente al avance de la sociedad y están
desaparecidos socialmente.