“Es muy común que las mujeres piensen que soportar el maltrato y la
crueldad y luego perdonar y olvidar es una muestra de compromiso y amor. Pero
cuando amamos bien sabemos que la única respuesta sana y amorosa al abuso es
alejarnos de quién nos hace daño.”
Bell Hooks.
Hace unos
días, viví una experiencia bastante desagradable; me encontraba en la terraza
de mi casa, mientras fumaba un cigarro, me llamó la atención una pareja que iba
por la calle, ella llevaba en la mano derecha la correa de un perro, y la mano
izquierda la llevaba en el bolsillo, mientras él, no hacía más que increparla,
el sonido era ininteligible, pero el lenguaje corporal no dejaba lugar a dudas,
llegó el momento en el que se pararon y él le impidió seguir su camino, la
agarró del brazo y le metió la mano en el bolsillo y le quitó el móvil, yo no
daba crédito a lo que estaba viendo, una vez el joven hubo comprobado lo que
quería comprobar en el móvil de ella, se lo devolvió, en ese momento ella pretendió
seguir su camino y el la agarro fuertemente del brazo y la paró, en ese momento
ya no pude aguantar más y le di una voz desde la terraza, indicándole que
depusiera su actitud. Eso hizo que la soltara y dirigiera sus gritos hacia mí,
lo que le contesté que debía aprender a comportarse como un hombre, y que con lo
que estaba haciendo no estaba demostrando serlo, él entre insultos me “invitó”
a que bajara a la calle que “me iba a enseñar lo hombre que era”, todo esto lo
decía mientras se iba (creo que eso fue lo más inteligente que hizo ese joven
en ese día).
Esta
situación me ha hecho reflexionar durante estos días, la edad de la pareja, que
no debían contar con más de 16 o 17 años, la actitud de sumisión de ella, ante
un joven que la trata como una posesión, como un objeto, como si fuera
propiedad suya, la actitud violenta de él, intentado ejercer un control sobre
otra persona, demostrándole un desprecio impropio hacia otro ser vivo, (humano
o animal).
Una
encuesta realizada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad
en Enero de 2015, arrojaba un dato más que preocupante, el 33% de los jóvenes
españoles ve “inevitable” o “aceptable” la denominada violencia de control[1].
El
machismo nace de creer que el hombre es superior a la mujer, y esos paradigmas
se han repetido a lo largo de la historia, en vez de ir remitiendo como sería
lo lógico en una sociedad “avanzada”, nos encontramos en que se van perpetuando
en las nuevas generaciones.
Entender
los “celos” como expresión de amor, es una idea muy extendida, cuando en la
realidad los “celos” no son más que la demostración de la inseguridad de quien
los padece, me atrevería a decir, que la persona celosa no sólo es insegura,
sino que también se infravalora.
Los
paradigmas de hombres y mujeres que se transmiten a través de: películas,
programas de televisión, cuentos, etc. Imponen una visión de un hombre fuerte,
que tiene el control de la situación, autosuficiente… y una visión de una
mujer, débil, sumisa, siempre rescatada por el “príncipe azul”.
Finalmente,
a falta de modelos contrapuestos, muchos asumen esos papeles y cuando la falta
de recursos dialécticos o carismáticos les hace ver peligrar su posición
dominante recurren a la violencia.
El
machismo no sólo es ejercido por el hombre, hay muchas mujeres que permiten
este tratamiento, que se sienten débiles, sumisas, y esperan que su “príncipe
azul” les dote de seguridad, a cambio de obediencia plena.
Hay
que desterrar la idea de que otra persona nos tiene que completar o que
tenemos que completar a otra persona, somos seres completos con nuestras
virtudes y nuestros defectos que compartimos con nuestra pareja.
Ante
una situación de violencia, física, psicológica o de control, lo mejor que se
puede hacer es huir, y si no es posible denunciar, bien físicamente o a través
del teléfono 016.
Hay
que acabar con un sistema patriarcal que promueve la desigualdad de género,
para conseguir una sociedad más justa para que hombres y mujeres seamos
tratados con justicia tenemos que empezar por tratar con el respeto debido a la
persona que comparte o queremos que comparta nuestra vida, cuando esto sea una
realidad podremos exigir que se nos trate con el mismo respeto y saber
transmitirlo a las generaciones que nos sucederán, para ello hace falta una verdadera
revolución cultural.
La
revolución será feminista o no será.
“El feminismo
es la idea radical que sostiene que las mujeres somos personas”
Angela Davis.
[1] http://www.agenciasinc.es/Noticias/Mentalidad-machista-y-baja-autoestima-en-la-adolescencia-potencian-la-violencia-de-genero
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