miércoles, 13 de septiembre de 2017

SIN RUMBO



Hace poco leí; “El Gobierno, vive al día; no se presenta como un porvenir franco, no significa un anuncio claro de futuro, no aparece como comienzo de algo cuyo desarrollo o evolución resulte imaginable. En suma, vive sin programa de vida, sin proyecto. No sabe dónde va porque en rigor, no va, no tiene camino prefijado, trayectoria anticipada”.
Este texto podía haber sido sacado de cualquier artículo de opinión de un periódico “serio” actual, o la reflexión de cualquier analista político que circunda las pasarelas televisivas de un espacio de debate a otro, pero está sacado de la obra de José Ortega y Gasset “La Rebelión de las Masas” publicada en 1930 y que mantiene, en los días que corren, total actualidad.



La “Rebelión de las masas” es el libro más difundido y polémico de Ortega y Gasset, aborda el fenómeno del hombre-masa, una de las grandes amenazas de nuestro tiempo y que recomiendo a todo aquel que quiera profundizar en la filosofía Orteguiana.
En el texto que destaco, Ortega y Gasset hace un claro guiño a la falta de programa de los gobiernos de su época, incapaces de tener un proyecto de futuro hacia el que dirigir a la humanidad, el fin de las utopías.
El texto, como decía al principio, puede trasladarse a la actualidad. Nos encontramos con un gobierno que no plantea un futuro esperanzador, es más, no plantea ningún futuro, simplemente gestiona la realidad del día a día, envuelto en casos de corrupción, prebendas a la banca y a las multinacionales, con múltiples cortinas de humo para tapar sus vergüenzas, pero en definitiva, sin proyecto de futuro.
El discurso de la oposición se ha anclado en la anticorrupción, a sabiendas que los españoles y las españolas no castigan electoralmente la corrupción, a las últimas elecciones me remito, no plantean tampoco una alternativa esperanzadora donde se superen las contradicciones provocadas por el capitalismo, mientras tanto las desigualdades siguen en aumento, como demuestra la quinta edición de la encuesta financiera de las familias del Banco de España donde se confirma un reforzamiento de la desigualdad en el reparto de la riqueza.
Hoy en España tenemos un gobierno que incumple sistemáticamente su programa electoral con el que se presentó a las elecciones y por lo tanto ha roto el “contrato” con los españoles, con los que le votaron y con los que no lo votaron. Al no tener programa, ni soberanía económica ni política, vaga como barco sin rumbo, a expensas de las olas en el océano de la geopolítica internacional.
La Constitución de 1978, ha sido pisoteada sistemáticamente desde su aprobación, donde los artículos que hacen referencia, por ejemplo, al derecho a una vivienda digna, un trabajo remunerado que te permita mantenerte a ti y a tu familia, etc. son papel mojado, y aun así los dos partidos que han gobernado España, PP y PSOE, tienen la poca vergüenza de llamarse constitucionalistas.
Mientras tanto el hombre-masa vaticinado por Ortega y Gasset sigue dejándose guiar por los medios de comunicación, generando una opinión interesada para que nada cambie, construyendo miedo a cualquier cambio en la población que sólo espera que pase la “tormenta económica” y soñando que su situación cambie como por arte de magia.
Podríamos profundizar en el texto, y comprobar cómo la reforma educativa del Partido Popular ha borrado la Filosofía de los temarios de bachiller, no interesa una población crítica, de cómo la enseñanza se va especializando hacia la profesión como generadora de mano de obra, obviando la cultura general que toda persona necesita para poder analizar la realidad que le rodea. En definitiva creando y fomentando el hombre-masa que Ortega y Gasset describe en su obra, sin otro objetivo que trabajar en lo que pueda y sin hacer mucho ruido.



Eduardo Galeano escribió una de las mejores explicaciones sobre para qué sirve la utopía: “la utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”. Sin utopía el ser humano vaga por su existencia sin rumbo fijo, un gobierno que no trabaja por la creación de un mundo mejor, es un gobierno que no merece gobernar, un ser humano que no trabaja día a día por dejar un mundo mejor a los que les sobrevivirán no merece los avances que consiguieron los que le precedieron.

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