sábado, 9 de septiembre de 2017

ACABEMOS CON LOS TERRORISTAS.



La globalización, la transnacionalización de la economía y la geopolítica actual, ha importado no sólo, conocimiento, tecnología o personas, ha trasladado también alteridades que pretenden combatir la occidentalización de los parámetros culturales de las distintas culturas de la tierra. Uno de ellos, el más devastador, es la utilización del terrorismo como arma de guerra, una guerra no declarada, donde como siempre los muertos los pone el pueblo.



Los atentados sufridos en París, Bruselas o este último provocado en Cambrils y Barcelona, son ejemplos de cómo el terrorismo es utilizado como arma segando la vida de muchos inocentes, personas que nada tienen que ver con las oscuras intenciones de la geopolítica internacional. Personas que estaban en el momento y en el sitio equivocado, que fueron víctimas casuales de la violencia irracional.

No acabaremos con el terrorismo si provocamos odio a los que suponemos responsables, sean o no responsables, de estas masacres, ni culpando a toda una comunidad de lo que hace sólo una mínima parte de la misma, son muchas las identidades con las que cada uno de nosotros nos vemos identificados por lo que sería injusto que nos identifiquen únicamente por una de ellas. Además eso provocaría la reacción contraria y crearía más terroristas que los que quitaría. Por lo tanto el objetivo sería acabar directamente con los terroristas. Para eso se debería analizar las causas por las que estas personas deciden cometer un acto terrorista dispuesto incluso a dar su vida en dicho acto.

Esto es un tema que requiere una investigación profunda, pero de la que pretendo hacer un somero análisis.

Los atentados de Francia, Bélgica y España, tienen características comunes que no estaría de más analizar para conocer su origen:

Los terroristas son inmigrantes de 1ª o 2ª generación, bien con la nacionalidad, por nacimiento o adscripción, o mínimo la residencia en los países donde atentaron. Son jóvenes, con las características de todos los jóvenes, una edad emocionalmente inestable, inmerso en la búsqueda de su lugar en este mundo, vivían en barrios periféricos de la ciudad con una estructura marginal donde la subsistencia se mueve en una economía sumergida en ocasiones realizando actos ilegales, destacar que la mayoría tenía antecedentes legales por tráfico de drogas, eran jóvenes con una escasa formación, lo que les dificulta la entrada a un mercado laboral regularizado, que les permita tener unos ingresos dignos regularmente.



Vivir en entornos marginales, te convierte en sospechoso habitual dentro de una cultura de la violencia donde se establecen sus propias normas y leyes no regladas. La violencia es una herramienta común a la hora de resolver conflictos personales.

Todo esto sumado a la represión policial, típica en estos barrios, provoca una falta de identidad a la que poder acogerse, por lo que se mantienen alertas a cualquier tipo de movimiento con los que sentirse identificados.

A todos estos datos están muy atentos los adoctrinadores y captadores de yihadistas que saben utilizarlos con mensajes donde estos jóvenes se sienten valorados en una sociedad que no los valora y les da un fin por el que vivir y en muchos casos incluso morir.

Estas características generales, eliminando la del origen inmigrante, son las utilizadas por todo tipo de movimientos marginales y organizaciones violentas, como; grupos skinhead, sectas religiosas, incluso los ejércitos de la mayoría de los países donde la mayor parte de sus soldados en sus cuerpos de élite vienen de las capas más desfavorecidas de sus poblaciones, un ejemplo de ello son los marines de EEUU o la legión extranjera francesa.

La solución al terrorismo debe ser política, actuando en los barrios más deprimidos con el objetivo de que sus jóvenes no tengan la necesidad de abrazar organizaciones marginales donde sentirse queridos y valorados, y tengan una oportunidad de utilizar las herramientas necesarias para sentirse identificados con la sociedad que les rodea.

Por nuestra parte, no estaría de más que dejáramos de generalizar, ya que como dijo Hermann Keyserling “Generalizar es siempre equivocarse”.

Salud.

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