miércoles, 29 de noviembre de 2017

UN 4 DE DICIEMBRE…



El 4 de diciembre de 1977, yo contaba con un año de edad, por lo que todos mis recuerdos de ese día vienen de reportajes de televisión, artículos periodísticos y relatos personales.
                Este año se cumplen cuarenta años de ese 4 de diciembre, fecha en la que el pueblo andaluz salió a la calle para reivindicar su identidad como pueblo.


               Las manifestaciones fueron masivas y como resultado de aquellas movilizaciones Andalucía consiguió la autonomía por el artículo 151 de la Constitución Española, al igual que las nacionalidades reconocidas como históricas, Galicia, Cataluña y País Vasco.
                El 4 de diciembre supuso la prueba de que cuando un pueblo se levanta no hay nada ni nadie que pueda pararlo.
                Pero ¿qué ha pasado cuarenta años después de aquel espíritu de protesta y reivindicación? Una batalla ganada por el pueblo, ante el discurso de “Andaluz ese no es tu referéndum” que esgrimía la derecha sociopolítica de entonces.
                Los motivos que hoy nos encontramos para salir a la calle son mucho más fuertes que los que entonces sacaron a millones de andaluces a la calle: la precariedad laboral, la bolsa de las pensiones, los recortes en sanidad, educación, la alta tasa de paro, el cambio de modelo productivo, la corrupción, la violencia machista, la pérdida de libertades, etc.
                Sin embargo, la desmovilización es generalizada, se ha instaurado la sensación de que salir a la calle a recuperar lo que nos pertenece por derecho, no sirve de nada, que nada va a cambiar, que hay mucho que perder y poco que ganar, que no merece la pena, etc., cualquier excusa es buena para eludir la responsabilidad histórica de impedir que nuestros hijos vivan peor que nosotros.
                La protesta, en el caso de haberla, es sectorial; cada gremio laboral intenta reivindicar sus derechos, independiente del resto, la respuesta de los compañeros de otros gremios son la crítica y el desánimo.
                En los últimos tiempos hemos vividos diferentes huelgas de distintos gremios con similares resultados, pongo dos como ejemplo:
                Las huelgas en educación tuvieron un seguimiento desigual, y fueron combatidas por el gobierno con una campaña de desprestigio de los profesionales de la educación que caló en una amplia parte de la sociedad.

                Las huelgas en sanidad fueron igualmente importantes, las políticas de privatizaciones siguen su curso, y el gobierno utilizó la misma estrategia que con los profesionales de la educación.

                 El resultado de ambas movilizaciones fue la no consecución de los objetivos propuestos y la frustración y el desánimo ha calado en estos profesionales a la hora de volver a reivindicar sus derechos.
                La sanidad y la educación pública son sectores que nos afecta a todos por igual, ya que las clases más adineradas no la necesitan, tienen dinero suficiente para poder pagarlo en el sistema privado.
                Que distinto sería todo si nos uniéramos en busca de una mejoría en los servicios públicos, pero es más fácil criticar al que lucha y si consigue sus objetivos después poner la mano.
                Ese ente etéreo llamado “Sistema” responde a todas las movilizaciones con la máxima “Divide y vencerás” a lo que debemos responder con “El pueblo unido jamás será vencido”.
                Han pasado cuarenta años de aquel 4 de diciembre, sin embargo esa fecha estará para recordarnos que la fuerza del pueblo unido por un objetivo común genera un poder tan grande que no hay nada que pueda pararlo.
Salud.

1 comentario:

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