jueves, 2 de agosto de 2018

RECURSOS PARA EL ACOGIMIENTO DE LOS MENORES EXTRANJEROS NO ACOMPAÑADOS.


El número de menores extranjeros no acompañados mensualmente a nuestras costas es significativo desde principios de la década 2000, pero el número ha ascendido exponencialmente en los últimos meses.

El procedimiento que se sigue con estos menores es el siguiente: tras ser atendidos por Cruz Roja y la Guardia Civil, son enviados a un Centro de Acogida Inmediata, mientras se gestiona su situación de desamparo y son tutelados por la Junta de Andalucía. Tras un tiempo en estos Centros son derivados a los recursos que la administración, en concreto por el equipo técnico y educativo del centro de acogida, considera más oportuno para él. Al no ser posible el acogimiento familiar, la gran mayoría de estos menores son trasladados a un Centro Residencial Básico, que será su casa hasta que cumplan la mayoría de edad. Estos Centros tienen una capacidad limitada, tanto en recursos humanos, económicos y materiales, y actualmente se encuentran totalmente desbordados. El Centro de La Concepción en la Línea, por poner un ejemplo, con capacidad para 24 menores, hoy está ocupado por 218[1] menores, lo que provoca una situación de completa incapacidad para poder realizar la actividad que deben hacer.

Estos Centros no han sido dotados de más profesionales para poder llevar a cabo un trabajo de calidad, por lo que es imposible que un educador/a pueda realizar su trabajo con garantías de éxito, donde los perdedores en primera instancia son los menores que se encuentran en el Centro. La labor de los profesionales que trabajan en estos Centros pasa totalmente desapercibida para el resto de la población, pero es fundamental para atajar la situación de estos menores.
Otra cuestión a tener en cuenta es el estado de deterioro en el que se encuentran algunos de estos Centros, “casualmente” los que se encuentran en peor estado son los Centros públicos que son gestionados directamente por la Junta de Andalucía. El Centro de Acogida Inmediata “El Cobre” de Algeciras[2], Centro de referencia para todos los que trabajan o han trabajado en este sector en la Provincia de Cádiz, tenía prevista una obra de mantenimiento desde el año 2011, que no llegó a realizarse, encontrándose ahora en un estado semiruinoso que hace imposible que haga la función para la que fue concebido y mucho menos afrontar una situación de crisis migratoria como la que vivimos a día de hoy. Lo que evidencia en qué posición de prioridades se encuentra este sector para la Junta de Andalucía.

Un tema muy comentado por la prensa ha sido como los menores abandonan el Centro que los acoge[3], lo que significa que muchos de estos menores vagan por España, sin recursos y sin protección alguna. Este es un tema de calado, ya que hay que posicionarse dentro de los objetivos de estos menores. La mayoría de las veces los menores vienen con el objetivo de trabajar para poder escapar de la miseria, en otras ocasiones buscan la protección de la administración una protección que no encuentran en su países de origen. Si un menor una vez que llega a España se le ubica en un Centro que no dispone de recursos para su protección integra, hacinado con cientos de menores en su misma situación, este menor o menores “escaparan” de nuevo de su situación para viajar a otra provincia o comunidad autónoma donde encuentren otro Centro menos saturado. En las ocasiones donde el objetivo es encontrar trabajo, las costas andaluzas no son más que la primera parada de un largo viaje. En muchos casos, a los pocos días después de reponerse y descansar, se marchan en dirección a Comunidades Autónomas con más oferta laboral como Cataluña o el País Vasco o a otros países como Francia o Alemania, lugares donde esperan tener una oportunidad para cumplir sus objetivos. Si 14 kilómetros que separan África de Europa no ha sido un impedimento para que estos menores cumplieran su objetivo, un pequeño muro no será más que un pequeño obstáculo que salvar.

De lo que hagamos hoy con estos menores dependerá la convivencia futura en nuestros pueblos y ciudades, ya que aunque algunos de ellos marchen a otros países como Francia, Alemania, Holanda… otros vuelvan a su país de origen, un número importante se quedará en España, donde hará su vida, creará una familia y se convertirán en nuestros vecinos. Para tener una convivencia cívica en un futuro será mejor que hoy les demos la oportunidad que su país de origen les negó.
Ninguno de los que hoy vemos ajenos esta realidad estamos libres de que el día de mañana nos veamos obligados a emigrar de la comodidad de nuestra vida y emprender camino hacia la búsqueda de un futuro mejor, empatizar con estas personas es la mejor forma de dar sentido a nuestra humanidad.
En mi libro “La Realidad Escondida. Aventuras y desventuras de un educador de Centros de Protección de Menores” Edit. Hilos de Emociones, cuento mi experiencia como Educador en distintos Centros de Andalucía, donde relato situaciones vividas en primera persona desarrollando mi trabajo así como la experiencia y los sueños de los menores con los que trabajé, situaciones, en algunos casos, realmente peligrosas, durante un periodo donde había un flujo de entrada de menores constante pero asumible por la administración (http://hilosdeemociones.es/producto/la-realidad-escondida/). No quiero ni imaginar que situaciones estarán viviendo los compañeros y compañeras que trabajan actualmente en los Centros que hoy están completamente desbordados y sin herramientas para poder hacer su trabajo. Sólo me queda desearles suerte a menores y educadores para cumplir sus objetivos.
“Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir
su residencia en el territorio de un Estado”.
Art. 13.1 Declaración de los Derechos Humanos.

4 comentarios:

  1. Gracias por dar voz a todos esos menores que son invisibles en nuestra sociedad.

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    1. Gracias por el comentario, son muchas las experiencias vividas en el sector de menores y es una obligación hacer visible esta realidad.

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  2. Suerte para todos porque esto es sólo un síntoma de cómo está el mundo.
    Gracias por reflejar la realidad.

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  3. En un mundo injusto siempre pagan las consecuencias los sectores más desfavorecidos.

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