jueves, 11 de octubre de 2018

EL PODER POR EL PODER.



En los últimos tiempos, la única exigencia que les pedimos a nuestros políticos es que gestionen bien los recursos públicos, y a ser posible que sean honrados.
En esto se ha reducido la gestión política en el sistema neoliberal. Atrás quedaron los tiempos en los que los políticos pretendían cambiar la sociedad.
El sistema económico ha creado un armazón que limita todo intento de cambiar la estructura socioeconómica internacional. Organismos que no cuentan con ningún tipo de estructura democrática como el FMI, el BCE, OMC… son los que realmente dirigen las políticas en los distintos países defendiendo los intereses de las grandes oligarquías financieras.
Estos organismos dotan a los distintos gobiernos de la coartada perfecta para aplicar las “recetas” que salen de estos despachos.

Las propuestas de los organismos supranacionales son aplicadas en los distintos países, sin que nadie esté dispuesto a luchar por recuperar por la soberanía nacional perdida a favor de estas instituciones. La soberanía nacional se ejerce en primer lugar decidiendo donde debes gastar el dinero de los ciudadanos, cuales son las prioridades y como mejorar el modo de vida de la gente.
Durante todos estos años, tanto PP como PSOE, los dos partidos que han gobernado en España durante las últimas décadas, se han dedicado a aplicar las políticas dictadas por parte de organismos que nadie ha elegido, y que tanto daño han hecho a las clases populares de este país. La protección de los beneficios de los bancos, con la modificación del artículo 135 de la Constitución, pactada entre PP y PSOE, ha desvirtuado la carta magna, las reformas laborales que han precarizado todo el tejido laboral español, la pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas y de toda la población en general, entre tantas otras medidas que han ido encaminada a proteger a las grandes fortunas.

Necesitamos políticos valientes que hagan políticas valientes, con capacidad suficiente para dar un golpe en la mesa y decir que ya está bien, que lo primero es la gente y no la banca, que los intereses de los ciudadanos están por encima de los intereses de las grandes fortunas.
Alcanzar el poder para ejercer el poder, no para aplicar, como perros falderos, las políticas dictadas desde oscuros despachos.
Y para eso es necesario que el pueblo empuje, presione, exija que el gobierno mire por sus intereses, porque somos más, porque el pueblo es la base en la que todo el sistema se sustenta. Porque las movilizaciones de los pensionistas o las feministas, son ejemplo de que cuando el pueblo se organiza los de arriba tiemblan.
“El político se convierte en estadista cuando empieza a pensar en las próximas generaciones no en las próximas elecciones” Winston Churchill

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