La concepción,
hace tiempo que dejo de ser un acto meramente físico, en la actualidad existe
métodos científicos que pueden hacer que una persona tenga descendencia. Sin
embargo, una de ellas no deja de ser polémica, por las relaciones
socio-económicas que establece. Me refiero como ya habrán imaginado a la
gestación subrogada.
El término
“gestación subrogada” no deja de ser un eufemismo, de la compra de un bebe con
carga genética de al menos uno de los miembros de la pareja. Como la ciencia
aún no ha podido resolver de manera satisfactoria el “recipiente” para el
cigoto de los clientes, el papel de la mujer es fundamental para poder
satisfacer la demanda de “hijos/as a la carta”.
Este nuevo
modelo conceptivo se vislumbra como un lucrativo negocio, por todos los
factores que deben participar en él, es por ello que intenten vendernos el
sistema a través de personajes que la sociedad tiene como modelos de éxito,
normalizando la actividad.
Así personajes
como Ricky Martin, Miguel Bosé, Javier Cámara, Miguel Poveda o Elton John,
entre otros, han recurrido a la gestación subrogada para poder ser padres.
Todos han expresado, en distintos medios
de comunicación, la felicidad que les ha supuesto poder ser padres.
Pero, ¿qué hay
de las “madres-recipientes”?, ¿Por qué no sale a la luz el importe cobrado por
“alquilar” su útero? ¿qué motivaciones la llevaron a hacerlo? ¿habría el mismo
número de mujeres dispuestas a parir un bebe para otra pareja si no hubiera
contraprestación económica?
Entiendo, que
este es un caso más en el que el dinero compra hasta lo más íntimo de las
personas para beneficiar a las clases más pudientes.
Hace pocos
días, se difundía a través de las redes sociales, los comentarios de un
tertuliano que acaba de “disfrutar” de estos servicios que decía que no sabía
cómo iba a llamar a su hijo, que estaba pensando (en tono de broma) llamarlo
“Alta gama” como a los coches de lujo, por el precio que le había costado, un
comentario de mal gusto, se mire por donde se mire, pero que deja claro la
percepción que tiene de “haber comprado” un hijo como si de un coche se
tratara.
Al profundizar
en las noticias relacionadas con este tema, no he podido dejar de acordarme de
la obra de Aldous Huxley “Un mundo feliz”, si la han leído comprenderán el
porqué, si no lo han hecho, léanla, y pregúntense después si ese es el mundo
que queremos construir.
“La igualdad no significa que todos tengamos la
misma riqueza, sino que nadie sea
tan rico como para poder comprar a otro ni que nadie sea tan pobre como para verse forzado a venderse” Jean Jacques Rousseau
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