Hace años que me acerqué a la Filosofía en busca de respuestas, el resultado ha sido que cuanto más profundizo más preguntas encuentro, pero cuando miro a mi alrededor todo el mundo parece estar en posesión de la más absoluta de las certezas.
Los debates han desaparecido y
cualquiera se ve en el derecho de opinar sobre cualquier tema, desde fútbol
(parece que cada persona tiene un seleccionador o entrenador en su interior),
inmunobiología, geopolítica, economía, etc., no hay tema, por complejo que sea,
que cualquiera no se vea en el derecho de dar su opinión, aunque esta opinión
no esté fundamentada en nada, simplemente en sus propias creencias o
pensamientos.
Si nos paramos a escuchar las conversaciones que las personas tienen alrededor de un café no dejaría de sorprendernos, el tema se hace más complejo si en vez de café, el líquido catalizador es la cerveza, y si ya se trata de cubatas, las reflexiones que podemos oír pueden ser dignas de ser transcritas para la posteridad.
Otra de las características, es que
la misma persona puede dar una opinión y la contraria en una misma
conversación, dependiendo de cuál sea el enfoque que haya tomado el tema.
Generalmente, los temas tratados
suelen ser enfocados desde una tremenda simpleza, sin conocer los distintos
enfoques a los que afecta las afirmaciones vertidas. No se ruborizan al
contradecir a un experto en la materia de la que se trate, poco importan los
años de estudio, profundas reflexiones y una vida dedicada al tema en cuestión,
cualquiera puede verse en el derecho a contradecir con una sentencia ocurrida
en ese mismo momento, esta situación se ha visto incrementada con la aparición
de las Redes Sociales.
Realmente no estoy hablando de
conspiranoicos, sino de la gente “normal” que nos encontramos a diario en
cualquier parte. Opinar se ha convertido en un derecho inalienable de nuestra
sociedad y del mismo modo se exige que esas opiniones sean tenidas en cuenta al
mismo nivel que las de cualquier experto en el tema.
Nuestra sociedad cambiaría si en vez de opinar sin un previo trabajo de estudio y reflexión, todos nos hiciéramos más a menudo la pregunta clave para poder producir cualquier tipo de conocimiento: ¿Por qué?
El uso de la razón es uno de los
dones con los que contamos en nuestra especie, hagamos uso de él en vez de
llevar la contraria Descartes, que se revolvería en su tumba si viera como
muchos “no piensan y aun así existen”.
“No se debe confundir la verdad con
la opinión de la mayoría” Jean Cocteau
Manuel
Carmona Curtido
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