Benjamín Prado, en su poema “El Filósofo” de su obra Marea Humana (2006) plantea una pregunta muy recurrente “¿Qué es más real, lo que alguien imagina o lo que ocurre pero nadie ve?”.
Esta pregunta no tiene una respuesta fácil, ya que todos actuamos en función de lo que creemos que está ocurriendo, incluso nuestro cuerpo genera una serie de impulsos involuntarios ante determinados estímulos, que en muchas ocasiones no son reales, imaginemos que vamos por un callejón oscuro durante la noche, y escuchamos un ruido, nuestro cuerpo reaccionará acelerando nuestro pulso, tensando los músculos y acentuando la atención a nuestro alrededor, ese ruido puede estar provocado por algún maleante que quiera hacernos algún daño, por un gato que busque entre la basura o puede ser fruto de nuestra imaginación sugestionada por nuestro entorno.
Del mismo modo, muchos de los
estímulos de los que estamos rodeados tienen como objetivo que respondamos a
los mismos de determinada manera. La publicidad lleva haciéndolo décadas,
provocando interés por ciertos artículos que posiblemente no necesitemos, solo
tenemos que echar un vistazo a nuestra casa para determinar cuántas cosas
tenemos que en realidad no necesitamos y en algunos casos, ni deseamos tener.
Durante este verano las redes
sociales se han llenado de imágenes de vacaciones idílicas, paseos en barco,
islas paradisíacas, etc., pero estas imágenes, sin describir el contexto en el
que se realizan no dejan de ser un estímulo para activar la imaginación de su “audiencia”.
Este verano me contaban el caso de una “influencer” que había alquilado un barco por dos horas y había realizado cinco cambios de bikinis para realizarse fotos que parecieran tomadas en días distintos.
El filósofo sevillano David Pastor
Vico, lo deja claro en su último libro “Ética para desconfiados” (2023) “Lo virtual
no es real por definición”, todo lo que llega por redes sociales, está
fuera de contexto y sin un contexto no podemos determinar cual es la realidad
en la que se desarrolla.
Atreviéndome a contestar al filósofo
de la obra de Benjamín Prado, lo real es lo que ocurre aunque nadie lo vea,
pero actuamos en función de lo que imaginamos que ocurre, aquellas personas que
son capaces de determinar la diferencia entre ambas situaciones serán las más difíciles
de engañar. Que cada cual elija su lugar.
“La multitud es extraordinariamente
influenciable y crédula. Carece de sentido crítico y lo inverosímil no existe
para ella” Sigmund Freud.
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