martes, 25 de febrero de 2020

INTERESES TRANSNACIONALES.


Que las clases económicas hace tiempo dejaron de pensar en clave nacional es un hecho constatado, solo hace falta echar un vistazo a la composición de las grandes empresas para ver cómo han adquirido una estructura transnacional.
La mejora de las comunicaciones a finales del siglo XX facilitó el transporte de mercancías, pudiendo, en un tiempo insignificante, ser trasladada por todo el mundo. Esto permitió que estas empresas pudieran fijar sus fábricas en países donde los derechos laborales fueran más laxos o simplemente no existieran, abaratando el coste de producción a costa de los sueldos de los trabajadores y trabajadoras encargadas de fabricar los productos, multiplicando así las plusvalías generadas por los productos que son fabricados en el tercer mundo y vendidos en el primer mundo.
Por otro lado, la aparición de internet, las mejoras de los dispositivos de comunicación vía satélite, permite un perfecto control de la empresa a través de dispositivos electrónicos, pasando a un segundo plano la presencia física del empresario en la industria, que es sustituida por  la aparición de mandos intermedios encargados de la gestión directa de la producción.
La existencia de paraísos fiscales, permite que estas empresas transnacionales puedan eludir el pago de impuestos en los países donde están llevando a cabo la producción para así poder hacerlo donde la carga impositiva sea más leve o nula.
Los acuerdos de libre comercio entre los distintos países, como los conocidos TTIP o CETA, eliminan los aranceles de los productos importados de estos países, los aranceles tienen el objetivo de proteger la producción nacional de ciertos productos.
Como ejemplo reciente, habría que destacar el acuerdo de libre comercio que la Unión Europea ha firmado con Vietnam donde los aranceles que debían pagar los productos de origen vietnamita, principalmente el arroz, van a ser eliminados, perjudicando toda la producción arrocera de nuestro país, hay que decir que los partidos que han  votado a favor de este acuerdo en el Parlamento Europeo el pasado 12 de febrero son: PP, Cs, Vox, PNV y PSOE, y en contra Esquerra Republicana, Izquierda Unida, Podemos y Bildu.
El Estado-Nación, como concepto, ha muerto o al menos está malherido. Mientras tanto las clases populares son entretenidas con banderas y discursos que apuntan directamente a las emociones, pero que en ningún caso van a mejorar su calidad de vida.
Mientras tanto, las organizaciones internacionales de trabajadores se encuentran desaparecidas. Es urgente que la clase trabajadora internacionalice sus luchas, ya que sus intereses no están enmarcados dentro de unas fronteras, al igual que lo han hecho las élites económicas, tarea tan difícil de llevar a cabo como necesaria.
“Puesto que la élite empresarial ultrarrica se ha globalizado, también ha de hacerlo la clase trabajadora” Owen Jones.

 

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