miércoles, 4 de marzo de 2020

LECCIONES DE VIDA.


Entiendo que por mi edad no estoy en disposición de dar lecciones de vida a nadie, pero sí me gustaría compartir unas de las lecciones que he recibido durante unos meses.
Gracias a mi trabajo he tenido la suerte de compartir experiencias con niñas que a pesar de su edad han vivido más que la mayoría de nosotros.

Estoy seguro que ellas me han enseñado más a mí que lo que yo les haya podido aportar en estos meses, y son esos aprendizajes los que me gustaría compartir. Lamentablemente no todas las personas tienen la misma suerte al nacer, y las circunstancias marcan nuestro camino nos guste o no. Estas niñas, al igual que muchos otros niños no son responsables de esas circunstancias y tienen que trabajar muy duro para poder construirse un futuro que podríamos llamar digno, y en muchos casos lo tienen que construir con los escasos apoyos que tienen a su disposición. A pesar de todo, es de valorar no solo el esfuerzo de educadores y educadoras para intentar dotar de herramientas a estos y estas menores para poder desenvolverse en la vida, pero en la mayoría de los casos somos nosotros (los educadores y educadoras de los centros de protección de menores) los que nos enriquecemos personalmente de todas las cosas que aprendemos de los y las menores a nuestro cargo.
Por razones evidentes no voy a citar sus nombres, pero me gustaría agradecerles todo lo que he aprendido de cada una de ellas:
De H. aprendí a mirar al futuro con optimismo, poniendo en el centro de la vida el amor, de N. a afrontar el futuro con una sonrisa, de T. a aprender de los errores del pasado y cambiar para mejor, de I. a controlar los impulsos y dejarse guiar, de C. a ser independiente, evitar los conflictos para cumplir con los objetivos propuestos  y de A. a creer que la gente puede cambiar y que actuar correctamente abre más puertas que intentar derribarlas a la fuerza.
Sólo me queda darles las gracias y esperar que tengan suerte durante toda la vida que les queda por delante.
Espero que el futuro vuelva a cruzar nuestros caminos.
“Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida” Confucio.

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