Una de mis grandes pasiones es el sistema educativo,
en su más amplio significado, de ahí que tienda siempre a realizar un análisis
del mismo.
La educación formal, la educación institucionalizada
tal y como la conocemos, da como resultado una selección natural de individuos
que están dirigidos a hacer de sus vidas laborales componentes de los
engranajes de esta sociedad.
Quiero decir, el sistema educativo se divide en:
Etapas, ciclos, etc. En cada una de estas etapas el alumno/a tiene que adquirir
una serie de conocimientos para llegar a alcanzar una serie de objetivos,
objetivos que en muchos casos distan mucho de las demandas de los alumnos,
cercenando así cualidades como la imaginación y la iniciativa propia, innata en
los niños y niñas de corta edad.
Políticamente, la educación, es uno de los caballos de
batalla de todos los gobiernos una vez llegan al poder, es fácil comprobar cómo,
cada vez que un nuevo partido llega al gobierno, una de sus primeras reformas
que realiza es la ley de educación, modificándola mínima o sustancialmente o
incluso totalmente, con el objetivo de obtener individuos afines con su
ideario, siendo su último objetivo crear ciudadanos críticos e independientes.
Una y otra vez vemos como cada vez que se modifica la
ley de educación se nombra a un número considerable de “reputados expertos”
compuestos por: psicólogos, sociólogos, catedráticos,… pero si prestamos
atención, nunca hay maestros y maestras en esas comisiones, lo que me lleva a
la siguiente pregunta: ¿Qué porcentaje de población llega a la universidad? ¿Qué
porcentaje de la población acude a la educación Primaria? Estas preguntas son
de fácil respuesta, no solo es ignorada la experiencia de los maestros y
maestras a la hora de redactar las leyes educativas sino que son sometidos a
continuas campañas de desprestigio, siendo
los encargados de la formación del 100% de la población.
Durante los últimos cien años la imagen del maestro/a ha
cambiado muy poco, impartiendo sus lecciones con una pizarra como única
herramienta, ha variado muy poco, la falta de cooperación de muchos padres,
demasiados, para con la educación de sus hijos es enorme, donde sólo ven en la
escuela un lugar donde los niños están “recogidos” durante un número limitado
de horas (el concepto de guardería está demasiado presente en una sociedad que
cada vez se despreocupa más de sus menores, cargando toda la responsabilidad de
la educación de estos menores exclusivamente en la escuela).
Afortunadamente, las nuevas tecnologías se van
abriendo camino en las aulas y las pizarras digitales y la conexión a internet
en el aula es cada vez más común, lo que acerca la realidad pedagógica a la
realidad de la casa, donde los niños y niñas tienen todo tipo de estímulos.
Igualmente las nuevas teorías pedagógicas se van
abriendo camino en los centros educativos, por ejemplo las Comunidades de
Aprendizaje, están cada vez más extendidas por todo el país, es un concepto de
educación que abre el centro a toda la comunidad educativa, y que permite a los
padres, madres, abuelos, etc., participar en el proceso educativo de los niños
y niñas, igualmente permite a los docentes conocer de primera mano y de una
manera más profunda a los familiares de sus alumnos, así como el entorno de sus
alumnos.
Ya Paulo Freire en su obra Pedagogía del Oprimido,
decía: “Sería una actitud ingenua esperar que las clases dominantes
desarrollasen una forma de educación que permitiese a las clases dominantes
percibir las injusticias sociales de forma crítica”.
Es importante que a pesar de las leyes educativas de
los gobiernos de turno, la sociedad vaya entrando en los centros educativos, y
participen de la formación de las nuevas generaciones, e igualmente los centros
vayan actuando en el entorno donde viven sus alumnos. No olvidemos que nuestro
futuro está en las manos de esos niños y niñas, lo que sembremos hoy, será lo
que recojamos mañana.
Salud.
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