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miércoles, 27 de octubre de 2021

HONRAR A LOS MUERTOS.

             Cercanos al 1 de noviembre, fecha en el que la tradición nos acerca a visitar, recordar a las personas queridas que ya no se encuentran entre nosotros, así como adecentar su última morada en el cementerio, me ha llevado a la siguiente reflexión, que a su vez ha provocado más preguntas que respuestas.

Los ritos y costumbres que tenemos asumidos en nuestra sociedad, hace de esta fecha un día señalado para visitar el cementerio, pintar y limpiar las lápidas de nuestros antepasados así como dedicar un tiempo dedicado a su memoria y recuerdo.

Más allá de profundizar en el rito en sí, para lo que recomiendo la lectura de la obra de Van Gennep “Los Ritos de Paso” publicado en 1909, me ha llevado a reflexionar en todas aquellas personas a las que se les ha sido negada esta posibilidad.

Personas que han visto cómo sus familiares fueron hechos desaparecer, y que ochenta años después, ningún gobierno ha hecho lo posible, salvo la concesión de algunas subvenciones a asociaciones memorialistas, para que sus restos descansen en un lugar elegido por sus familiares.

Han sido muchos, hermanos/as, hijos/as, nietos/as, etc., los que se han afanado por encontrar los restos de sus familiares, conocer donde lo enterraron, lejos de levantar la “polvareda” de las causas que los llevaron a ser asesinados, con el simple objeto de poder conocer donde residen sus restos y poder darles una sepultura digna.

Son muchos los motivos que llevan a que estos familiares encuentren a sus desaparecidos, entre ellos podemos aducir a los religiosos, costumbre de llevar flores a la tumba de los antepasados, tradición de visitar los restos, pero en mi opinión el motivo que quedaría fuera de toda discusión sería por humanidad.

A 82 años de que acabara la Guerra Civil, y a 46 de que muriera el dictador, si a estas alturas de la historia, sería prácticamente imposible determinar quiénes fueron los que apretaron el gatillo, ¿Qué sentido tiene que esas personas no puedan enterrar dignamente a sus familiares? ¿por qué no tienen el mismo tratamiento todas las víctimas del terror ya sea de ETA o la dictadura franquista? ¿por qué hay políticos que se muestran impertérritos ante las víctimas de la dictadura y muestran una sensible ternura ante las víctimas de ETA? ¿Son todas las víctimas iguales?

Como he dicho al principio del texto, esta reflexión me ha generado más preguntas que respuestas. Espero que este texto, sirva de reflexión y que cada cual saque sus propias conclusiones.

“Sólo la Policía del Pensamiento leería lo que él hubiera escrito antes de hacer que esas líneas desaparecieran incluso de la memoria. ¿Cómo iba usted a apelar a la posteridad cuando ni una sola huella suya, ni siquiera una palabra garrapateada en un papel iba a sobrevivir físicamente” Extracto de “1984” de George Orwell.

jueves, 21 de octubre de 2021

NÚMEROS REDONDOS.

 Los años redondos son idóneos para hacer balance, mirar con retrospectiva el camino que nos ha llevado al lugar que ocupamos en la actualidad, valorar los cambios que se han producido en ese tiempo e intentar analizar el proceso que ha producido dichos cambios.

Se da la paradoja que en este año impar en el que nos encontramos, se acaba de cumplir la cifra redonda de diez años de la desaparición de la banda terrorista ETA.

Es difícil explicar a las nuevas generaciones la sensación de levantarte con la noticia de un atentado, del asesinato de víctimas inocentes, noticias de secuestros, extorsiones, comunicados de encapuchados cuyo logo era una serpiente y un hacha.

Se acabaron las concentraciones exigiendo a ETA que dejara de matar, que tomara la vía política, de manos blancas y de sentir miedo, de que una bala perdida o un trozo de metralla despistado alcanzara a algún inocente.

Son diez años de paz, al menos en lo que se refiere al terrorismo etarra.

Han pasado diez años y algunos parece que no se han enterado, que siguen nombrando a los que sembraron el terror durante tantos años como si aún estuvieran presentes, como si nunca se hubieran ido.

Y es ahora con la perspectiva que te dan estos diez años cuando entiendes las alusiones continuas de algunos grupos políticos a la banda terrorista. Según Jonathan Powell, mediador en las negociaciones con la banda terrorista, "El PP puso en peligro  el proceso de paz", porque al parecer algunos con ETA “vivían mejor”.

Y lo que digo, puede parecer duro, pero así de duro lo representan aquellos, que olvidando a los muertos, nombran una y otra vez a una banda terrorista que ya no existe, una banda terrorista que fue vencida, una banda terrorista que es parte de la historia negra de España.

Porque ETA significa para ellos (la derecha española y españolista) el mal del que nos tienen que salvar, la justificación para la mano dura, les hace verse como el caballero medieval salvador de la damisela en apuros que para ellos es la ciudadanía española.

Hace unos días el líder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegui, ha pedido perdón a las víctimas de ETA, ha reconocido que todo ese dolor nunca debió haberse producido y la respuesta de la derecha española ha sido que llega tarde.

Otegui puede que llegue tarde, pero ellos aún no han llegado a enterarse de que ETA ya no existe, que no los necesitamos para ser salvados del mal, y que sin ETA vivimos mejor.

Dejen de agitar el fantasma de ETA en su propio beneficio, que los días de miedo y terror pasaron, esperemos que para siempre.

“La única manera de hacer frente al terrorismo es tratar con los problemas que crean el terrorismo, para resolverlos si es posible, y que eso no es posible asegurar que existe una alternativa a la violencia” Cofer Black.

Manuel Carmona Curtido.

miércoles, 13 de octubre de 2021

CONSECUENCIAS INESPERADAS DEL BREXIT

             Lecciones que todos los países deberían aprender.

La salida efectiva de Inglaterra de la Unión Europea ha acarreado unas consecuencias que no habían sido calculadas por el gobierno de Boris Johnson, entre ellas, la falta de combustible en las gasolineras inglesas por falta de transportistas, en su mayoría con pasaporte de la Unión Europea. El desabastecimiento que está sufriendo la isla ha sido una de las consecuencias del mensaje nacionalista de “Europa nos roba”, “los extranjeros vienen a quitarnos el trabajo”, y demás soflamas xenófobas que alentaron el partido conservador y la ultraderechista UKIP, para motivar a la población inglesa a votar a favor de la salida de la Unión Europea.

Según la Asociación de Transporte por Carretera Británica (RHA, en inglés) existe un déficit de 100.000 transportistas en Inglaterra, déficit que era cubierto por transportistas llegados desde el resto de Europa y que ahora se han visto fuera de las rutas que llevaban a cabo en la isla. Lo que ha provocado inmensas colas en las gasolineras que aún tenían combustible y el enfado monumental de los ingleses (algún día veremos como las imágenes de desabastecimiento en Inglaterra sirven para ilustrar un nuevo bulo sobre la pobreza en Cuba o Venezuela, al tiempo).



Y es que en un mundo donde el comercio se ha globalizado, la mano de obra también ha de hacerlo.

Una lección que debemos aprender en todo el mundo occidental, ya que nuestro “acomodado” modo de vida hace que mucha población rechace puestos de trabajos que son realizados, generalmente, por mano de obra extranjera, sumado al envejecimiento de nuestra población autóctona.

Durante el cierre de fronteras provocado por la pandemia, se puso la voz de alerta en el campo español por la falta de mano de obra para la recogida de las cosechas. Mano de obra, que habitualmente, proviene de África, Europa del Este o Latinoamérica, una similitud casi poética con el caso inglés.

Los mensajes xenófobos, racistas, etc., lanzados desde la extrema derecha española de manera explícita, y desde la derecha “moderada” de manera implícita, no dejan de ser simples mentiras con las que agitar el avispero del miedo a lo desconocido, para que la población busque en sus opciones políticas un salvador a su modo de vida, supuestamente, puesto en peligro por personas que vienen a buscar un sustento para ellas y sus familias.

Mejor nos iría, si al igual que se ha globalizado todo el mercado nacional e internacional, viéramos la manera de unificar esfuerzos de manera global para la mejora de las condiciones de vida de todos los trabajadores y trabajadoras, sean de donde sean, ya que, a fin de cuentas, la única clase que genera y distribuye la riqueza creada es la clase trabajadora.

“Una manera más sana y productiva de analizar las divisiones en nuestra sociedad es que los blancos de clase trabajadora y los inmigrantes se consideren del mismo bando, contra las corporaciones y la gente muy rica que realmente  les está estafando”. Owen Jones.

Manuel Carmona Curtido.

jueves, 7 de octubre de 2021

PERDÓN POR LAS MOLESTIAS.

             El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, ha insistido hace unos días en que España debe de pedir perdón por la conquista de América. Estas declaraciones han provocado la indignación de no pocos miembros de la derecha española, que no solo se han negado rotundamente a que España pida perdón, sino que algunos han idealizado el proceso de como la presidenta de la Comunidad de Madrid, que con un tono paternalista y con una total falta de conocimiento histórico realizó unas declaraciones que están fuera todo análisis de la realidad: “el catolicismo llevó la civilización a América”.


Ni López Obrador, ni Ayuso tienen razón, al menos en mi opinión, en sus declaraciones. Revisar la historia de hace 500 años con la perspectivas culturales de hoy es una aberración.

Achacar a la conquista de América los males que sufre el continente en la actualidad es una forma de “escurrir el bulto”, ya que no solo los españoles masacraron y esclavizaron a la población indígena. Fueron los criollos, una vez independizados de la “madre patria” los que continuaron e intensificaron la explotación de estas poblaciones. Puede pasarse el Sr. López Obrador por Chiapas, por ejemplo, y conocer las reivindicaciones de la población indígena en la actualidad.

La Historia no es ni buena ni mala, ni hay que revisarla, ni criminalizarla, hay que conocerla, para evitar los errores del pasado, el presente es el fruto de esa Historia.

Sin la conquista española, no hubieran existido héroes latinoamericanos, como Simón Bolivar, José Martí, Emiliano Zapata o Pancho Villa, ni genios de las letras como Gabriel García Márquez o Eduardo Galeano.

Todos los imperios se han fundado en la explotación de los recursos de las tierras conquistadas, la asimilación de la población indígena a través  de la religión (los españoles impusieron el catolicismo a sangre y fuego, sin embargo el imperio romano o el imperio de Alejandro Magno asimilaban las deidades de las tierras conquistadas a su panteón divino), la implantación de una lengua, etc., analizar la lógica que se empleaba en la construcción de los distintos imperios con la perspectiva actual es un error mayúsculo.

La importación de mano de obra esclava proveniente del África subsahariana, ha dado en la actualidad el blues, el rock and roll y todos sus derivados, el vudú haitiano y la santería cubana, etc.

No podemos renunciar a nuestra historia, sin renunciar a nuestro presente.

Por cierto, desconozco si el presidente mexicano ha realizado un proceso de investigación para conocer cómo se ganaron la vida sus antepasados cuando llegaron al Nuevo Mundo, ya que no parece ser descendiente de Moctezuma. A ver si el que va tener que terminar, según su propio razonamiento, pidiendo perdón va a ser él.

“Vinieron, ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: “Cierren los ojos y recen”. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros la Biblia” Eduardo Galeano.