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jueves, 25 de febrero de 2021

LA EXTREMA IZQUIERDA.

             La condena al rapero Pablo Hasel ha provocado manifestaciones multitudinarias en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, entre otras, a favor de la libertad de expresión y en contra de la represión de aquellos que han denunciado los desmanes de instituciones como la monarquía.

Dichas manifestaciones se han visto enturbiadas por actos vandálicos y robos a distintas tiendas de alta gama, ejerciendo una violencia que ha sido condenada por todos los agentes sociales. Los medios se han apresurado a buscar “culpables” de dichos actos y pronto han dirigido el objetivo a colectivos “anarquistas, antifascistas y antisistemas”. Igualmente los antidisturbios se han encargado de “pacificar” las protestas repartiendo estopa a todas aquellas personas que se encontraban a su paso, hemos podido ver como pegaban a personas que pasaban por la calle, que estaban desarmadas y que no mostraban ninguna actitud violenta.

Son dos factores los que vamos a analizar en este artículo. En primer lugar que existe un violencia justificada socialmente y otra que no lo está. Una de las características de los Estados modernos es su capacidad para ejercer la violencia con el objetivo de restablecer el status quo establecido, y para eso utiliza la fuerza necesaria, solo ejerciendo un exceso de fuerza puede demostrar su capacidad para reconducir la situación al camino previamente establecido.

Los actos vandálicos cometidos contra el mobiliario urbano solo pueden ser explicados como muestra del hartazgo de los que lo cometen. Los atentados contra tiendas de alta gama pueden tener una lectura algo más compleja. Estas marcas representan un símbolo de una clase social a la que los manifestantes consideran responsables de su situación y por lo tanto objeto de su ira, igualmente puede ser una respuesta a la violencia con las que estas marcas (a través de trabajo en régimen de semi-esclavitud en países del tercer mundo) han llegado a enriquecerse. Los robos no son más que daños colaterales donde los ladrones han aprovechado para “pescar en rio revuelto”.

En segundo lugar, es de destacar lo fácil que es etiquetar a “grupos de extrema izquierda” como responsables de los destrozos, sin que ninguna organización haya reivindicado los hechos. Es fácil señalar a una corriente ideológica como responsable de algo, pero la violencia sin sentido, sin estar dirigida a un fin y sin un planteamiento previo nunca ha sido una de las estrategias de ningún grupo de izquierdas que haya estado medianamente organizado. Sin embargo, todos parecen asumir que las tesis de los “violentos de extrema izquierda” son los responsables de la violencia, no existe ninguna prueba de que esto sea así. Igualmente podríamos decir que los responsables de los disturbios en Cataluña son aficionados del Barcelona o que son los jóvenes quienes tienen la culpa. Sin embargo es fácil culpar genéricamente donde no existe una organización estructurada, donde no hay portavoces que expongan sus reivindicaciones, etc. Por lo que llego a la conclusión que los actos violentos son producto del hartazgo generalizado dentro de una capa de la población.

Desde que en el siglo XIX los grandes terratenientes jerezanos se inventaran a la Mano Negra para ajusticiar a los líderes obreros de la comarca, el sistema de intoxicación no ha cambiado.

“La realidad verdadera no es nunca la más manifiesta” Claude Lévi-Strauss

                                            SOZIEDAD ALKOHOLIKA - Piedra Contra Tijera


jueves, 18 de febrero de 2021

LA ESENCIA DE LAS COSAS.

             El pasado 17 de febrero, en el Comité Ejecutivo del Partido Popular, su Presidente, Pablo Casado,  anunciaba el traslado de su sede nacional situada en la Calle Génova 13, con la intención de romper con el pasado del partido, ya que veía un inconveniente continuar en una sede cuya reforma está siendo investigada por pagos provenientes de prácticas de corrupción.


Esta decisión ha provocado que corran ríos de tinta en todos los medios nacionales, incluso algunos periodistas han calificado la operación de “cortina de humo” para esconder los malos resultados en las elecciones en Cataluña, si ha sido así, les ha salido realmente bien.

De todas formas habría que mirar más allá de la futura mudanza de los populares, esta situación evidencia una vez más una característica de nuestra sociedad que considero realmente preocupante.

¿Cómo es posible que cambiando los símbolos se pretenda cambiar la esencia? La sede nacional de los populares es sin duda uno de los símbolos del partido, todo el mundo relaciona el número 13 de la calle Génova con el Partido Popular, si me apuran con el centro-derecha ideológico español, aunque también es cierto que se asocia a Bárcenas, Rajoy, Gürtel, Kitchen… pero está lejos de ser la esencia del Partido Popular.

La esencia está en las bases ideológicas que dirigen sus acciones, las propuestas que plantean, o su visión de país, sin embargo nada de esto ha sido discutido como motor del pretendido cambio al centro que pretenden llevar a cabo en sus políticas.

Existe una paradoja que viene muy bien para ilustrar esta situación: Si cambio los asientos de mi coche ¿sigue siendo mi coche? La mayoría responderán que sí ya que “la esencia” del coche sigue siendo la misma, pero ¿y si un año después cambio el volante? La respuesta seguirá siendo la misma, pero ¿y si además pasado un año le cambio el motor? La respuesta empieza a complicarse, pero además le cambiaremos el chasis… y así indefinidamente, ¿cuándo perderá “mi coche” su esencia original?

Zygmunt Bauman (autor que cito a menudo) expone una descripción de la sociedad actual donde lo inmediato, lo superficial y el cortoplacismo se posicionan en la cúspide de los valores que dirigen nuestros pasos. Sin duda esta sociedad ha perdido el valor de la reflexión sosegada, el análisis crítico y el valor de la esencia de las cosas.


Hoy día parece más importante el papel que envuelve el regalo que el propio objeto que se regala. Como dijo Galeano vivimos en la “cultura del envase”, y así nos va.

“Vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el muerto, la boda más que el amor y el físico más que el intelecto. Vivimos en la cultura del envase, que desprecia el contenido” Eduardo Galeano.

miércoles, 10 de febrero de 2021

COLIVING Y OTRAS PAPARRUCHAS.

             La trampa del posmodernismo.

Los tiempos que corren nos están dotando de un nuevo vocabulario para nombrar actitudes, experiencias y soluciones que son aparentemente nuevas, derivadas de unas, aparentemente, nuevas situaciones.

De ahí que hayan surgido términos como “fake news” en vez de “noticia falsa”, “ecofriendly” en vez de “respetuoso con el medio ambiente”, o uno de los más curiosos que he visto hasta ahora “sundrying” relativo a lo que toda la vida se ha conocido como “tender la ropa”, en vez de usar la secadora con el objetivo de consumir menos energía.

Evidentemente, denominar “tender la ropa” como “sundrying” no deja de ser una auténtica paparrucha con que dulcificar  una acción que se ha llevado a cabo durante cientos, o miles de años (vamos, lo que viene a ser de toda la vida).


Pero si algo ha llegado incluso a indignarme de manera absoluta es “la nueva tendencia que se está imponiendo entre los jóvenes de toda Europa, el coliving”. El término “coliving” hace referencia a alquilar una habitación de tu casa y compartir los espacios comunes con el objetivo de compartir gastos.

Si buscáis este “nuevo término” en internet encontrareis imágenes de personas felices compartiendo su intimidad con desconocidos por la simple razón de no poder pagar las facturas que genera vivir en una vivienda. Un burdo intento de convertir lo blanco en negro y lo negro en blanco.

Mis abuelos practicaron el coliving durante toda su vida. Vivían de alquiler en dos habitaciones (una hacía de alcoba y la otra de sala de estar) y compartían una cocina común, un retrete y un grifo entre tres familias.

El motivo que movía a mis abuelos a “practicar el coliving” es el mismo que mueve a los jóvenes actuales, la precariedad, la inseguridad económica y la incertidumbre que plantea el futuro.

A diferencia de antes, hoy se pretende disfrazar la precariedad  de toda la vida con términos “modernos” que la disfracen de tendencias innovadoras. Sin duda  un acto más de la desvergüenza posmodernista que impregna nuestra sociedad.

Si yo llego a decirle a mi abuela que ella practicaba el coliving que secaba la ropa haciendo sundrying, se estaría riendo de mí durante varios días además de pensar que se me ha ido la cabeza.

Y no les faltaría razón.

Estos nuevos términos no son más que un disfraz con el que se envuelve la precariedad actual, la misma precariedad de siempre.

“Se empieza a ceder en las palabras y se acaba por ceder en las cosas” Sigmund Freud.

jueves, 4 de febrero de 2021

INVERTIR EN CULTURA

 En estos días me ha llegado a través de una red social la aparición del libro que en estos días verá la luz escrito por el roteño José Antonio Lucero, titulado “La vida en un minuto”, esto me hizo reflexionar sobre la cantidad de personas que, en Rota, han (hemos) publicado algún libro, me produce cierto rubor denominar “escritores” a personas que no hacen (hacemos) de la literatura su (nuestro) oficio sino que la publicación de una obra es el resultado de su (nuestra) pasión, así como la cantidad de presentaciones de libros que se realizan en la localidad con una notable presencia de público, raro es el mes en el que no hay una o dos presentaciones de libros de autores locales o muy vinculados a la localidad, una revista de poesía editada y publicada por la Asociación Página en Blanco con un alto nivel literario en sus publicaciones.

Por otro lado Rota, es la cuna de referentes literarios como Felipe Benítez Reyes o Ángel García López, siendo igualmente lugar de descanso y recreo de Almudena Grandes, Luis García Montero, Benjamín Prado… y lugar de encuentro del conocido como el “Club de Rota”.


Habría que sumar la que ha sido calificada como la velada literaria más importante del verano en la provincia de Cádiz, como es “Noche de Literatura en la calle” que año tras año organiza la Asamblea Local de Izquierda Unida donde centenares de personas abarrotan las plazas de la localidad donde se celebra el evento, noches veraniegas que se impregnan de poesía y prosa del más alto nivel.


Por lo que podríamos deducir que en Rota hay una fuerte afición a la lectura y a todo lo relacionado con la literatura en general, sin embargo esta situación me hizo reflexionar sobre la industria vinculada directa o indirectamente relacionada con la literatura.


En Rota no existe ninguna industria relacionada con el mundo literario, no existen editoriales, ni distribuidoras, no hay imprentas especializadas en la edición de libros, y sólo existen dos librerías.

Con una localidad volcada al sector turístico, la necesidad de generar un cambio en las patas que sostienen el sector económico local es evidente, y se hace más evidente en el periodo de pandemia que estamos viviendo con bares y restaurantes cerrados, junto a la caída en picado de la llegada de turistas, como es lógico, creo que el sector cultural es una industria que tendría una gran oportunidad en nuestra localidad.

Con 3841 desempleados en la localidad es evidente que urge cambiar el modelo productivo que permita generar empleo en un sector nuevo.

Explotar nuevos nichos de mercado no es fácil, pero nada de lo que merece la pena lo es, y Rota ya es un referente cultural en muchos aspectos, ahora solo queda saber explotarlo.

“Primero hay que encontrar el nicho de mercado y luego crear un producto remarcable” Seth Godin.