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jueves, 28 de enero de 2021

SURFEAR LA TERCERA OLA.

 La tercera ola de la pandemia ya nos calló encima como una profecía autocumplida, el mensaje de “Salvemos la navidad” nos muestra ahora su verdadera consecuencia. Para colmo los datos son demoledores, según el informe del BBVA sobre los gastos navideños (realizado a través de los pagos con tarjetas) el consumo se ha desplomado en todos los sectores, por lo que el objetivo de “Salvar la Navidad” no se ha cumplido. Para colmo los contagios se han disparado en todo el país llegando a tener los datos de ingresados por Covid-19 de abril del 2020. Ver durante los meses de diciembre y enero, imágenes de los Centros Comerciales atestados, gente arremolinándose en bares con la mascarilla en la mano mientras se tomaban cervezas, sin cumplir las medidas de distancia social. Hoy son muchas las voces que, como siempre a posteriori, culpan a las administraciones competentes de no haber endurecido las normas para evitar el contacto y evitar las consecuencias que hoy padecemos.


Todo esto invita a una reflexión, ¿Dónde está nuestra responsabilidad de salir únicamente para lo necesario? ¿Es necesario que nos obliguen a quedarnos en casa para no exponernos al virus? ¿Cuántos muertos son necesarios para que nos tomemos esta enfermedad en serio?

La capacidad de sociabilidad del ser humano ha sido una de las características que ha impulsado el avance de la sociedad, el compartir conocimientos, espacios, etc., ha sido lo que ha permitido llegar las cotas de comodidad que disfrutamos en la actualidad. Sin embargo esa capacidad de relacionarnos unos con otros parece ser el punto débil para poder sortear la pandemia que estamos sufriendo.

Parece imposible que renunciemos a vernos, a hablarnos, a abrazarnos, besarnos, etc., es como si esa característica que teníamos más que asumida se hubiera convertido en la puerta de entrada de un agente patógeno capaz, incluso, de acabar con nuestra propia vida.


Si en algo se diferencia esta tercera ola de las dos anteriores es que el virus va estrechando el cerco que nos rodea. Si al principio, en muchos casos, no conocíamos a las personas que se infectaban, ahora, y cada vez más, los contagiados nos son más cercanos, ahora son: un amigo, el cuñado de tu primo, la dueña de la frutería del barrio, la mujer de un sobrino, un vecino, etc.

Parece una de las características que más define como “humano”, “el ser social”, también es nuestra mayor debilidad, parece inevitable que nos relacionemos y aunque la mayoría de la población está cumpliendo las normas, es inevitable que se produzcan pequeñas trasgresiones de la norma que facilitan el contagio.


Aunque hay otra característica que nos define como “humanos”, y es el “ser racional”, hagan uso de esta última característica y eviten riesgos. Cuídense.

“No hay esperanza sin temor, ni temor sin esperanza”. Baruch Spinoza.

jueves, 21 de enero de 2021

DE MUDANZA PARA ANDORRA.

             Hace unos días fue noticia que un grupo de “youtubers” habían trasladado su residencia a Andorra con el objetivo de pagar menos impuestos, ya que la carga impositiva que se le aplicaba en España era mucho mayor que la del país vecino. Este hecho ha provocado una ola de indignación en las redes sociales, miles de usuarios han criticado la acción de estos jóvenes “empresarios”, sin embargo hay una gran mayoría que justifica esta acción ya que ¿no puede cualquier persona usar los mecanismos legales existentes para mejorar su calidad de vida? Este hecho podría ser un ejemplo de los que se denomina el “homo economicus”.


Trasladar la residencia a un país donde pagar menos impuestos es una práctica generalizada entre las personas que obtienen grandes ingresos, son muchos los deportistas (Fernando Alonso, Jorge Lorenzo, Alberto Contador...), cantantes (Julio Iglesias, Alejandro Sanz, Miguel Bosé…) o empresas (Inditex, entre otras) que han cambiado su residencia con el objetivo de pagar menos impuestos que los que pagan en España, eso no quita que muchos de ellos luzcan la bandera nacional para celebrar sus éxitos, a fin de cuenta portar una bandera es mucho más barato que tributar en tu país.


Hay que decir que todas estas personas no han cometido ningún delito, ya que migrar por motivos económicos es una de las principales causas de movilidad del planeta y gracias a la globalización la mayoría de ellos pueden seguir ejerciendo su actividad laboral desde su nueva residencia.

Sin embargo, los trabajadores y trabajadoras españoles y extranjeros residentes en España, seguimos pagando nuestros impuestos aquí, seguimos financiando la educación, la sanidad, las infraestructuras de comunicación así como el resto de servicios públicos, porque en definitiva un país no lo sostiene las grandes economías, un país lo construyen los trabajadores y trabajadoras que viven, y pagan sus impuestos en su país.

Nunca llegaré a entender como aquellos que tienen dinero para vivir seis vidas carecen del más mínimo sentido de solidaridad para con sus compatriotas y en vez de aportar para hacer una país mejor, huyen para poder seguir amasando un dinero que no tendrán tiempo de gastar en toda una vida.


Esta actitud valida la famosa cita de Margaret Thatcher “la sociedad no existe, sólo existe el individuo y las familias”, como mantra neoliberal, que fomenta la competencia y el individualismo. No querer pagar impuestos es como no querer pagar la cuota de socio del club social al que perteneces pero querer disfrutar de los servicios que te proporciona.

Casualmente los mismos que justifican la “mudanza” de los youtubers a Andorra son los mismos que critican a los extranjeros, que huyendo de la miseria, vienen a nuestro país en busca de una vida mejor. Los dos hechos son migraciones provocadas por un motivo económico, sin embargo aquellos que vienen a nuestro país terminarán pagando sus impuestos aquí.

“los impuestos son el pago de tus deudas. El pago de tu cuota de socio de tu país” George Lakoff.

jueves, 14 de enero de 2021

OTRA VEZ SUBE EL RECIBO DE LA LUZ

             Estos últimos días nos hemos encontrado con la noticia de una nueva subida de la tarifa de la luz, algo que, parece, que ha indignado a todo el mundo, independientemente de sus tendencias políticas, si algo une a toda la población es tener que pagar más por un servicio  fundamental para poder pasar estos días de gélido frío, y es que si algo tenemos toda la población en común es la cartera, otra cosa es la cantidad que haya en la cartera, pero a ninguno nos gusta pagar más de lo que pagábamos antes por el mismo servicio.


Hasta un niño pequeño puede darse cuenta que resulta injusto, y podríamos decir que inhumano, subir la tarifa de la luz cuando más falta hace. Puede que en ciertas latitudes no seamos usuarios de calefacciones, pero con los telediarios a todas horas dando noticias sobre la nevada histórica que ha caído en gran parte del país y con barrios pobres sin suministro eléctrico desde hace meses, parece evidente que la energía eléctrica es un sector estratégico para cualquier país.

Lo que no entiendo es tanta indignación, cuando es el resultado lógico de que dependamos para usar la luz de empresas privadas que sólo hacen uso de la lógica capitalista que “disfrutamos” desde hace tantos años.

La base del liberalismo económico se fundamenta en que a mayor demanda de un producto o servicio mayor es el precio que hay que pagar por él. Por lo tanto las eléctricas suben el precio del suministro de luz cuando más demanda se tiene de él. Ahora que es imprescindible en muchos sitios poner la calefacción para no morir congelados, lo normal es pagar más por ese servicio. ¿Qué no tienes dinero para pagar el recibo de la luz y te terminan cortando el suministro eléctrico? Ese no es problema de la empresa, es TU problema.


Muchos de los que hoy protestan, callaron e incluso aplaudieron cuando en primer lugar el gobierno de Felipe González inició la privatización de Endesa en 1988, y años más tarde el gobierno de Aznar terminó por poner a la compañía eléctrica pública en manos privadas. No olvidemos que Endesa es un acrónimo de “Empresa Nacional de Electricidad Sociedad Anónima”.

A menos que no tengan la más mínima capacidad de empatizar con aquellas personas a las que la subida del precio de la luz les está suponiendo un gravísimo problema, entenderán que es una situación injusta y que pone en manos privadas el bienestar de millones de personas, cuyo único objetivo es maximizar los rendimientos económicos de su empresa.

¿No sería el momento de volver a tener una empresa eléctrica pública? ¿Es lógico poner en manos privadas sectores estratégicos que sólo buscan ampliar su margen de beneficios? ¿Es justo que en esta lógica capitalista siempre pierdan los mismos? Busquen la respuesta a estas preguntas y llegarán a la conclusión de que el capitalismo, quizás, no es el mejor modelo. Habría que buscar un modelo socioeconómico que ponga a las personas por delante del dinero. A fin de cuentas son las personas las que hacen funcionar el sistema.

“El poder político no es sino el tercer poder. Antes está el poder económico y luego el poder mediático. Y cuando se posee esos dos hacerse con el poder político no es más que una formalidad”. Ignacio Ramonet.

sábado, 9 de enero de 2021

ASALTO AL CAPITOLIO

             El pasado día 6 de Enero fuimos testigos de un hecho inaudito. Un hecho que no se había dado desde la declaración de independencia de Estados Unidos el 4 de julio de 1776. Sobre las 14:30 hora de la Costa Oeste de Estados Unidos, mientras en España manteníamos conversaciones triviales sobre las navidades, el futuro que nos deparará la pandemia o los ritmos que están llevando los distintos  procesos de vacunación. En Estados Unidos se estaban congregando una multitud en torno al capitolio con el objetivo de detener el proceso de verificación de Joe Biden. Una multitud que consiguió romper el escuálido cordón policial de seguridad que defendía el edificio donde reside la soberanía nacional estadounidense y adentrarse en las instalaciones y provocando la suspensión de la sesión.


Mientras tanto el actual Presidente interino, Donald Trump, cual Nerón en la antigua Roma, seguía incendiando el país a través de declaraciones desde sus redes sociales, sosteniendo su tesis de que “le han robado las elecciones”, tesis que no se sostiene en ninguna prueba más que en el imaginario del magnate norteamericano convertido en presidente del país más poderoso del mundo.

A todos nos llama la atención cómo es posible que una turba descontrolada llegue a los despachos de los congresistas electos sin que las fuerzas del orden disuelvan la concentración, quizás habría que ver qué características tienen los manifestantes para que la policía no la haya disuelto: Se trataba de ciudadanos blancos que defendían los intereses del máximo exponente de la oligarquía económica estadounidense, que además sigue siendo el comandante en jefe del ejército. Todos sabemos que si los manifestantes hubieran sido afroamericanos o latinoamericanos defendiendo los Derechos Humanos o la clase trabajadora pidiendo mejoras salariales la concentración hubiera durado menos que un caramelo en la puerta de un colegio y que habría sido disuelta a base de chorros de agua, palos y cargas a caballo mucho antes de que se hubieran podido acercar para ver de lejos la cúpula del capitolio. Es evidente que cuando se defienden los derechos de los poderosos las fuerzas del orden son menos “enérgicas” que cuando se defienden los derechos de las clases populares.

Lo que muchos analistas han llamado asalto, o intento de golpe de estado terminará en nada porque el grueso del partido republicano se ha adherido a la legalidad constitucional dando la espalda a Trump, incluso las redes sociales twitter y Facebook (herramientas de difusión de Trump durante cuatro años) han bloqueado las cuentas del aun presidente, incluso hay quien a pedido que Trump deje de ser presidente de inmediato y que sea sustituido por otro republicano (el vicepresidente Mike Pence) que gobierne el timón del país hasta el 20 de enero, fecha en la que será investido presidente Joe Biden.

No nos engañemos, Biden no es ningún revolucionario, pertenece a la oligarquía política y económica estadounidense y tendrá el duro trabajo de despolarizar al país para que las aguas vuelvan a su cauce.

“No deberíamos estar buscando héroes, deberíamos buscar buenas ideas” Noam Chomsky