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miércoles, 23 de agosto de 2023

ESTO NO VA DE FÚTBOL

 

Mucho se ha hablado, comentado y escrito sobre el beso que el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, le plantó en la boca a la jugadora de la selección española de fútbol, Jenni Hermoso, tras ganar la Copa del Mundo de Naciones, el domingo 20 de agosto de 2023.

Me resistía a escribir sobre este tema, por evadir los temas de moda, que duran lo que duran y tienen la profundidad que tienen, pero un comentario visto en Facebook me ha hecho reflexionar sobre este asunto, y aunque me apena que una victoria histórica de la Selección Española se haya visto empañada por este hecho, creo que es importante profundizar en ello.

El comentario, del que eludiré su autoría, decía así “Se habla más de un beso que del futuro de un país. Así nos va.”

Y es que hablar de “un beso” es hablar del futuro de un país, incluso de su presente. Porque éste no fue solo “un beso”, sino que ese acto representa de manera física cuestiones que nos definen como sociedad, ese “beso” representa las relaciones de poder que se establecen entre “jefes” y “empleados”, no es un “beso” entre dos amigos, sino que es una “agresión” (así lo tipifica la legislación”) sobre una mujer, el beso representa la posición de superioridad que ejerce entre un superior y un subalterno, sin consentimiento, la propia protagonista involuntaria de esta situación expresaba en un vídeo dentro del vestuario “No me ha gustado, pero, ¿Qué hago yo?”, esas palabras ejemplifican una posición vulnerabilidad ante un hecho, no consentido y ante la que se ha visto forzada (destacar que Rubiales le sujeta la cabeza antes de besarla para evitar que gire la cara). También representa las relaciones que se establecen entre hombres y mujeres, donde el hombre se cree con autoridad para actuar sobre el cuerpo de una mujer de la manera que le plazca. Por lo tanto, si hablamos “de un beso” (de este beso en concreto) estamos hablando del futuro “de un país” (de nuestro país), hablamos de qué tipo de relaciones queremos que se establezcan entre hombres y mujeres y jefes y empelados.


Cuál sería la reacción, si las circunstancias que generan “ese beso” se dieran en otros contextos, si un jefe (anónimo) besara, sin consentimiento, en la boca a una empleada (anónima) al realizar una buena venta, si un hombre besara, sin consentimiento, en la boca a una mujer porque se encuentra desbordante de alegría. Quiero pensar que estos hechos recibirían el rechazo de la mayoría de la sociedad.

Un cargo público, como es el de Presidente de la Federación Española de Fútbol, debe se ejemplar en su comportamiento, ya que nos representa en sus actos públicos a todos los españoles, y en el caso de Luis Rubiales, la ejemplaridad ha brillado por su ausencia.

A pesar de todo, Rubiales no debe dimitir, sino que debe ser despedido, dimitir le permitiría salir de este asunto por la puerta de atrás para ser olvidado en poco tiempo, sin embargo su despido mostraría que nuestra sociedad no está dispuesta a permitir abusos de autoridad de ningún tipo. Hablar de este tema es hablar del presente de nuestro país y del futuro que queremos.

“No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar” Angela Davis

 

 

jueves, 10 de agosto de 2023

RESUCITAR LA UTOPÍA

 

Hace tiempo que la Utopía murió, mataron entre todos y nadie estuvo para salvarla. En un mundo, aparentemente, dominado por los “opuestos”, la muerte de la Utopía provocó el nacimiento de la Distopía.

La Distopía, en su propia definición ya se presenta como una sociedad indeseable, según la RAE significa “Representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana”, y hacia ese futuro es el que parece que vamos caminando de manera global sin frontera que le ponga límite.

El imaginario colectivo está bien nutrido de pasajes distópicos, de ello se ha encargado la literatura contemporánea (1984, Un mundo feliz, La Era de la Supernova…) y la industria cinematográfica (Blade Runner, Guerra Mundial Z, Los juegos del Hambre…) son tantos los títulos que se ambientan en una sociedad distópica que sería imposible nombrarlos a todos.

Parafraseando a Bukowski cuando siempre estás embadurnado en mierda, la gente termina confundiéndote con una mierda, y eso es lo que hemos hecho con el futuro, lo hemos embadurnado tanto de “mierda” que ha perdido cualquier atractivo.

El presente tampoco nos facilita albergar muchas esperanzas de un futuro atractivo; el cambio climático augura la desertización del planeta, catástrofes naturales, etc., la tecnología, que venía a facilitarnos la vida, ha “apresado” a una mayoría de la población a la que, a través de sus pantallas, les muestra, que decir, como vestirse, como relacionarse, cuales son los cánones de “éxito” establecidos y en definitiva como pensar, que viene a ser lo mismo que no pensar.

Importantes intelectuales han avisado y siguen avisando sobre esta situación; Zygmunt Bauman, Noam Chomsky, Byung Chul Han… pero no han pasado de ahí, analizar el mundo en que vivimos, haciendo caso omiso de la máxima que dejara escrita Karl Marx en sus “Tesis sobre Feuebach” donde instaba a dar un paso más en el análisis de la sociedad y plantear caminos para su transformación.

Hubo un tiempo en el que los pensadores reflexionaban sobre cómo construir una sociedad mejor, las obras de Platón, Aristóteles o Tomás Moro, quedaron como prueba del deseo humano por la construcción de un mundo mejor, dejando la impronta de que la construcción del mismo está en manos del ser humano.

Hoy el futuro se plantea como una espada de Damocles que nos caerá encima de un momento a otro.

La naturaleza humana se siente atraída hacia el desastre, tiene especial predilección sobre lo negativo, no solo las malas noticias “venden” más que las buenas noticias, sino que las buenas noticias ni siquiera son noticia, solo hay que ver un telediario para darnos cuenta de esto.

Urge repensar el futur, revivir la Utopía, dar el valor que realmente tiene el ser humano como constructor social, y volviendo a parafrasear a otro de los “filósofos de la sospecha” dejar de mirar al abismo.

“Cuando miras largo tiempo a un abismo, también este mira dentro de ti” F. Nietzsche