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miércoles, 31 de mayo de 2017

HABLEMOS DE FUTBOL



Hoy he decidido meterme en un charco, voy a hablar de futbol, más concretamente de los equipos locales el C. D. Rota y la U. D. Roteña. Evidentemente no tengo la osadía de dar una disertación deportiva, ni de estilos de juego, ni nada por el estilo, estoy seguro que la mayoría de los lectores tendrán muchísimas más nociones de estos temas que yo.

Al ir terminando la liga, he oído un tema que se repite de año en año, y es si los dos equipos deberían unirse y formar un único club. Como he dicho voy a hablar de futbol, pero no desde un punto de vista deportivo sino uno muy distinto, voy a intentar dar unos argumentos para demostrar que la fusión de la U.D. Roteña y el C.D. Rota sería el fin del futbol senior en nuestra localidad.
La absorción de un Club por otro queda descartado, a priori, no es una solución que ninguna de las entidades aceptaría y muchos menos los socios de ambos clubs. Por lo tanto sólo quedaría la creación de un nuevo club y la desaparición de los anteriores, y así poder crear un club capaz de aspirar a categorías profesionales con solvencia, pero los defensores de esta tesis no han contado con que en Rota no existen infraestructuras suficientes para albergar partidos de categorías como la 2ªB, quién financiará a este club ¿los socios? ¿Los patrocinadores? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Tenemos los aficionados la paciencia suficiente para afrontar un proyecto a largo plazo? La respuesta a estas preguntas, a mi entender ya daría por descartada la viabilidad de este proyecto. Pero hay un argumento más contundente que daría al traste con el proyecto y es, la afición.
La afición al futbol no es racional, es cien por cien emocional, la mayoría somos aficionados de uno u otro equipo y no sabríamos decir el porqué, no cambiamos de equipo porque haga una mala temporada, o sus jugadores hagan declaraciones desafortunadas, la afición es un sentimiento que permanece ahí, pase lo que pase.
Centrándonos en los equipos locales año tras año, el número de socios permanece casi inalterable, con unas variaciones mínimas, tanto el Navarro Flores como el Puntas Velas mantienen una entrada similar domingo tras domingo independientemente de la categoría en la que estén y eso es debido a que los aficionados tienen un vínculo especial con su club, ese vínculo se perdería en el momento que su club desapareciera y por supuesto no es intercambiable, por lo que desaparecería la razón principal del futbol modesto, los aficionados.
No niego, que habría parte de los socios migrarían al club de nueva creación, pero la mayoría no tendrían  vinculación emocional con él, y ante la disyuntiva de ver un partido de primera división y un partido de futbol modesto, evidentemente ganaría, en la mayoría de las veces, el futbol profesional acompañado de una cervecita y un buen sofá.
El futbol, es emoción, es sentimiento, es pasión, pero no es racional, la razón principal de cualquier club modesto son sus aficionados y estos desaparecerán si desaparece el club.
A esto hay que sumar que las identidades, las deportivas también, se forman a través la confrontación de contrarios, la rivalidad con el otro, fortalece nuestros lazos con nuestro club y nos motiva a acudir domingo a domingo a nuestro estadio.
Además ¿qué sería de aquellas conversaciones criticando al “equipo hermano”?
En definitiva; sin financiación, sin infraestructura, sin paciencia y sin afición, es imposible que un club nuevo sustituya la labor que realiza domingo tras domingo la U.D. Roteña y el C.D. Rota.
Quiero dejar constancia de que esta es mi opinión personal única e intransferible, no quieran ver una opinión política donde solo habla un aficionado.
Salud.

martes, 23 de mayo de 2017

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO



Parece que nos hemos acostumbrado a ver noticias relacionadas con la corrupción en el que se hablan de cifras mil millonarias, hemos oído el “honorable” Pujol, tenía dos mil millones de euros en un banco suizo, o como el “Sr.” Urdangarín y su esposa la “Sra” Cristina de Borbón, disponían de cientos de millones de euros en bancos de distintos paraísos fiscales, al muy “campechano” Juan Carlos de Borbón se le descubrió una cuenta en Suiza de doscientos millones de euros, que justificó que provenían de la herencia de su padre Don Juan de Borbón, datos que nunca se han verificado, que para eso es inviolable.
A estos “ilustres” señores podemos sumar, los Rato, Blesa, Correa, y un largo etcétera. Pero teniendo en cuenta que estos señores tienen, pingües beneficios de sus respectivos negocios, y tienen sobradamente cubiertas sus necesidades y la de su prole en las tres próximas generaciones. Entonces, la pregunta que deberíamos hacernos es ¿Por qué tienen la necesidad de acaparar u n dinero que no van a poder gastar en toda su vida?
El “dinero” que aparece para dar fluidez a los intercambios, sustituyendo así al trueque, tiene en su origen un valor de uso, en la etapa capitalista en la que vivimos se le suma la posición de estatus que te proporciona, desvirtuando así su función original.
El dinero como “valor de uso”, tiene como objetivo realizar intercambios de productos y servicios que necesitamos, para cubrir los productos y servicios que queremos adquirir, cualesquiera que estos sean, nos valdría con una cantidad determinada de dinero, es normal que todos queramos tener unos ahorros para eventualidades e imprevistos que nos puedan suceder, pero acumular miles de millones de euros en una cuenta que no vas a utilizar, desvirtúan el “valor de uso” del dinero.
Esto nos lleva al “valor de acumulación” del dinero, cuyo objetivo es darnos posición social, y de poder, el dinero con este tipo de “valor” no se utiliza para realizar intercambios, no se usa para comprar.
En nuestra sociedad, la posición social te la da la cantidad de dinero que tengas, y eso proporciona el trato que te dispensa una parte de la sociedad, como dice la famosa canción de Compay Segundo, versionada por Lola Flores y más tarde por Lolita: “cuando yo tenía dinero, me llamaban Don Tomas, y ahora que no lo tengo me llaman Tomas “na” mas”.
Esa posición social, te da acceso a distintas cuotas de poder, de ahí que muchas de las leyes económicas que existen en la mayor parte de los países están “aconsejadas” por estos grupos de presión, formados por gente de muuuucho dinero.
En el lado contrario nos encontramos los trabajadores, que a falta sueldo para acumular, seguimos utilizando el dinero como “valor de uso”, todos sabemos que nuestro modo de vida se adapta al sueldo que cobramos, lo que convierte a la clase trabajadora no solo en la clase productora, lo que significa creadora de riqueza, sino también como la herramienta más efectiva para el reparto equitativo de dicha riqueza, ya que el periodo que transcurre entre sueldo y sueldo, el trabajador/a se encarga de usar su dinero en la adquisición de distintos productos o servicios que utiliza, repartiendo la riqueza entre su entorno más inmediato, además de ser el grupo que paga más fielmente sus impuestos y por lo tanto soportando en mayor cantidad los servicios públicos que todos y todas disfrutamos.
El dinero tiene distintos usos como acabamos de ver, pero ¿Cómo puede alguien acumular tal cantidad de dinero? La respuesta es sencilla robando.
Si algo podemos agradecerle a las élites económicas es que nos han enseñado que el término robar tiene múltiples significados, y que hay muchas formas de robar. Porque desengáñesen ninguno de nosotros nos haremos ricos trabajando honradamente, nunca perteneceremos a ese “selecto” grupo de personas influyentes que son capaces de dirigir en la sombra los destinos de un país.
En mi humilde opinión, hay que valorar a las personas por lo que son, no por lo que tienen, y analizar no sólo el resultado sino también el proceso de cómo han llegado a donde han llegado.
Salud.



lunes, 15 de mayo de 2017

LA TRIBU



Desde que era pequeño, en casa no se le dio demasiada importancia a la escuela, es más, el colegio era una especie de guardería a la que tenía que ir, cuando quería ir, y nadie se preocupaba si tenía deberes, o no tenía, si me portaba bien, o si me portaba mal, mis padres no iban a tutorías, y las notas, que yo recuerde, nunca fueron a recogerlas.
Como era de esperar, salí de la enseñanza obligatoria sin la titulación, algo a lo nunca he dado importancia. Pues nunca he pensado que fuera algo útil.
Perdí a mis padres en la adolescencia y me crié con mi abuela, a la que he dado más de un dolor de cabeza, aunque no soy mal tipo, me he metido en algún que otro lio.
Las ganas de tener una familia, hizo que dejara embarazada a mi novia con apenas dieciocho años, y dos años más tarde vino mi segundo hijo, esta vez se puede decir que fue un descuido. Desde ese momento sólo una idea me ha rondado por la cabeza: mantener a mi familia.
Siempre he sabido buscarme la vida sin hacer daño a nadie, salir a mariscar, recoger chatarra, aparcar coches, hacer rifas… cualquier cosa que me permita llevar a casa el sustento del día. Aunque no es fácil. A veces la policía me retira, lo que tanto me ha costado mariscar, alguna que otra multa por aparcar coches o “retirar” chatarra de propiedad ajena, me ha conllevado sanciones menores a las que nunca les he dado la menor importancia.
Pero ha llegado la hora de darle la importancia que merece. Por el impago de todas estas sanciones, al no poder pagarlas, el juzgado me condena a quince meses de cárcel, que tengo que empezar a “pagar” voluntariamente en el plazo de 5 días.
¿Quién se hará cargo de mi familia ahora? Todo se oscurece a mí alrededor.
Evidentemente esta no es mi historia, pero sí es una historia real, este chaval, porque no deja de ser un niño, está condenado desde su nacimiento, y debió de esforzarse mucho más que cualquier otro joven de su edad, para no haber terminado así.
Pero, ¿Quién o quiénes son los responsables de lo sucedido?
Algunos dirán que el responsable es él mismo ya que es el que ha elegido el camino a seguir, pero, ¿no nos marca la senda nuestro entorno? ¿Y únicamente podemos hacer pequeñas variaciones en lo que el “destino” nos tiene preparado?
Otros dirán que los responsables son la familia que no supo guiar al joven de nuestra historia, pero cuándo la prioridad es dar de comer a tu familia ¿no pasa el colegio a un segundo plano?
Habrá quien dirá que es el entorno el que ha llevado a nuestro joven al trágico final, pero cuando cada uno de nosotros tenemos preocupaciones directamente relacionadas con nuestra propia supervivencia ¿no damos de lado a lo que tenemos alrededor?
Hay un proverbio africano que dice que “para educar a un niño hace falta una tribu entera”, si entendemos “tribu” como “sociedad” creo los culpables somos todos, todos y cada uno de nosotros hemos fallado como sociedad cada vez que se da un caso similar al de esta historia.
Esta sociedad individualista y competitiva que hemos creado, donde lo importante es el resultado y no como se obtiene el resultado, donde lo estético está por encima de lo ético, donde programas como “Sálvame” tienen más audiencia que “Saber y ganar”, donde hablamos mucho y hacemos poco, un país donde los grandes defraudadores se van a esquiar y los “robagallinas” atestan las cárceles del país, es una sociedad fracasada, y mientras el Yo esté por encima del Nosotros seguiremos fallando como sociedad.
Siempre estamos a tiempo de dar un giro a nuestro destino, hagamos entre todos una sociedad mejor.
Salud.

viernes, 12 de mayo de 2017

EL MIEDO TIENE QUE CAMBIAR DE BANDO



Cuantas veces hemos oído: “No hables tan alto que no sabes quien te está escuchando”, “No te señales”, “No vas a encontrar trabajo diciendo eso”, “el día de las elecciones es cuando tienes que protestar” y tantas frases similares a la hora de hablar de las barbaridades que está cometiendo la derecha con el pueblo.

¿Cuánto miedo existe aún en la gente? Se identifiquen con la izquierda o no, la derecha mantiene su alo de impunidad, no solo avalado por el voto inconsciente o desinformado de muchos ciudadanos, sino con el silencio cómplice de la gente que no los vota y posiblemente no los votará en la vida.

Tras “innumerables” casos de corrupción, infinidad de miembros del Partido Popular en la cárcel,  otros tantos investigados o imputados, no debemos permanecer callados por miedo, el miedo lo deben tener ellos. Al fin y al cabo ellos son los que están “masacrando” a la población, a los que realmente levantan este país, con su esfuerzo, con su impuestos, a fin de cuenta con su trabajo (sea remunerado o no).

Para poder transformar este país, primero hay que perder el miedo, alzar la voz, y llamar a cada cosa por su nombre, un ladrón es un ladrón, independientemente se vista de chándal o de traje.

¿Cómo podéis permanecer en silencio mientras se ríen de nosotros en nuestra cara? ¿Cómo aguantáis que el ladrón de Urdangarín viva a cuerpo de rey en Suiza con nuestro dinero? ¿Cómo no os rebeláis al saber que el ladrón de Fabra ya está en la calle? ¿Cómo no estáis rojo de ira al ver como disminuyen vuestros ingresos y los suyos cada vez son más altos? ¿Cómo os sentís al oír al presidente del banco BBVA decir que os tenéis que bajar el sueldo un 7% mientras él gana 15.470 € AL DÍA?¿Cómo aguantáis que el día que tenéis que devolver a hacienda en la declaración de la Renta tengáis un mes de plazo y si no lo hacéis os cobren unos intereses indecentes mientras a ellos le hacen amnistías fiscales? ¿cómo os sentís cuando con vuestro trabajo no llegáis a fin de mes? ¿Añoráis a vuestros familiares que han tenido que emigrar en busca de un futuro mejor?

Ningún cambio será posible sin presión social, y para eso hay que perder el miedo a llamar a las cosas por su nombre.

El camino hacia una mejor sociedad vendrá cuando el miedo cambie de bando, y los que tengan miedo sean los que roban el futuro al pueblo.

Salud.