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lunes, 29 de marzo de 2021

SEMANA DE PASIÓN

            Las noticias que nos llegan el primer fin de semana de la Semana Santa de este año 2021, hacen presagiar que las verdaderas “semanas de pasión” las viviremos una vez haya terminado estos días “festivos”. Se repiten localidad tras localidad la cantidad de actas de denuncias que están llevando a cabo tanto policía local como nacional y comienza a ser repetitivo las imágenes de personas en zonas de bares sin mascarillas y sin guardar las distancias mínimas de seguridad.

Las fiestas ilegales que se celebran tanto en locales como en apartamentos son ya un corte clásico de los telediarios en estas fechas cuyos días festivos aún no han comenzado, ¿si esto sucede en las vísperas del Domingo de Ramos que nos espera una vez que lleguen el Jueves y Viernes Santo? Llega a ser indignante ver como un famoso futbolista alardea de disfrutar de las playas valencianas a pesar de que su residencia esté en la capital de España, lamentablemente la multa económica que le impondrán (si es que llega a pagarla) no le supondrá el más mínimo desajuste en su holgada economía.

Aunque la velocidad a la que se está vacunando a la población es del todo insuficiente, sus efectos ya son palpables en los datos de contagios donde la incidencia ha bajado casi en la totalidad de los centros de mayores en todo el país y a pesar de eso estamos muy lejos de alcanzar el 70% de población vacunada que es el porcentaje óptimo para llegar a la tan ansiada “inmunidad de rebaño”.

Lamentablemente veremos un repunte en el contagio una vez termine la Semana Santa y volveremos a lamentarnos de que se vuelva a adelantar el toque de queda o que la hostelería tenga que volver a cerrar sus puertas.

A pesar de todas las noticias de fiestas, viajes de borrachera, aglomeraciones en zonas de ocio, existe una mayoría de la población que sí cumplimos las normas y que sí miramos por el bien común, que nos sacrificamos porque esta pesadilla llegue pronto a su fin y que sufriremos las consecuencias de los descerebrados que solo piensan en su bienestar personal teniéndole sin cuidado extender un virus que ya ha matado a demasiadas personas y otras tantas que quedaran con secuelas mientras vivan, el individualismo como arma de destrucción masiva.

A los que cumplimos las normas solo nos queda hacernos fuertes en nuestras convicciones con la certeza de que hacemos lo correcto, sufrir a tanto imbécil egoísta y esperar que las imprudencias de algunos no las terminemos pagando nosotros o nuestros familiares.

“El individualismo ambicioso provoca la destrucción de los demás” Ana Carolina.

miércoles, 24 de marzo de 2021

TIEMPO DE FICHAJES.

         Si hablamos de fichajes, seguro que se nos viene a la cabeza imágenes del mundo del deporte, sobre todo del mundo del futbol, presentaciones de jugadores, cifras astronómicas con las que los clubs pagarán los servicios de los futbolistas por un número determinado de temporadas. Durante un tiempo estas personas defenderán los intereses del club que ha pagado sus servicios.

Esta relación contractual no implica la fidelidad con el club, más allá que lo relacionado con lo deportivo durante el periodo que dure el contrato. Es habitual escuchar de boca de estos jugadores que siempre han soñado con jugar con el club que los acaba de fichar, en un intento de vincular con la masa social de aficionados que lo animarán mientras vista sus colores.

Existen muchos ejemplos de futbolistas que han cambiado de camiseta por un suculento precio, claros ejemplos de esto son el fichaje de Luis Figo por el Real Madrid o el Luis Enrique por el F.C. Barcelona, entre otros. Los motivos para fichar por un club u otro son principalmente: el precio pactado y un proyecto deportivo ilusionante, el “amor por los colores” está lejos de ser una motivación en el futbol profesional.

Lamentablemente la filosofía de los fichajes se ha trasladado al mundo de la política, y es en tiempo de elecciones cuando todos los partidos anuncian a bombo y platillo algún fichaje estrella para su lista electoral como si de la alineación de un equipo de futbol se tratara. No expondré ejemplos de estos fichajes porque todos los partidos se han visto envueltos en esta nueva forma de configurar listas electorales.

Al igual que en el mundo del futbol, el partido debe ofrecer “algo” para que el fichaje acceda a engrosar sus listas. Lejos está el tiempo en el que la ideología era la fuente principal de la que bebían los políticos dedicados a hacer con su labor una sociedad mejor. Igualmente la lealtad ideológica está fuera de esta ecuación, son muchos los que han buscado un hueco en el panorama político sin raíces ideológicas que lo sustenten y cuando el partido no puede ofrecerles lo que habían venido a buscar toman dos opciones: bien se apartan de la política volviendo a sus antiguos empleos, bien buscan otro partido que los fiche para poner a su servicio su trabajo independientemente de las raíces ideológicas que lo sustenten.

Mientras tanto son los militantes de base los que, sin recibir nada a cambio, pegan los carteles en campaña, hacen de apoderados e interventores, defienden sus ideas en las conversaciones con amigos, los que intentan defender con argumentos su posición ideológica. Como dijo el expresidente uruguayo José Mujica “¿Qué sería del mundo sin militantes?”.

“”Pospolítica” es una política que afirma dejar atrás las viejas luchas ideológicas y, además, se centra en la administración y la gestión de expertos”. Slavoj Zizek

jueves, 18 de marzo de 2021

MI GENERACIÓN.

         Aquellos que nacimos a mediados de los años setenta y que estamos a punto de pasar el ecuador que separa la década de los cuarenta en dirección a la de los cincuenta hemos visto como el mundo cambiaba vertiginosamente al mismo tiempo que crecíamos y que sólo con la perspectiva que te dan los años es posible analizar los cambios que se han producido social, cultural, política y económicamente en el mundo. Difícilmente el mundo actual se asemejará al mundo que creíamos posible en nuestra niñez, allá por los años ochenta.

La Revolución Conservadora impulsada por las administraciones de Ronald Reagan y Margaret Thatcher dio una patada al tablero económico existente desde la finalización de la II Guerra Mundial, potenciando el neoliberalismo económico cuyos principales impulsores fueron los conocidos como “Chicago Boys” del economista Milton Friedman, cuya principal consecuencia fue la privatización de muchas empresas, hasta entonces estatales y una bajada importante de financiación pública en los sectores estratégicos. Esta Revolución Conservadora tuvo su pilar social en el fomento del individualismo expresado por la célebre cita de Margaret Thatcher “La sociedad no existe”. Evidentemente las consecuencias de estas políticas tuvieron una repercusión global. El tablero geopolítico terminó de derrumbarse al hacerlo en el año 89 el Muro de Berlín, símbolo de los dos bloques enfrentados.

Llegamos a los años noventa, y mientras la adolescencia se abría paso a los de mi generación y comenzamos viendo como el mundo establecido desde mediados de los años cuarenta se derrumbaba con la desaparición de la Unión Soviética. La política de Bloques se había acabado y el ensayo de Francis Fukuyama “El Fin de la Historia” daba consistencia a los principios neoliberales y presentaba un futuro donde el “fantasma del comunismo” había desaparecido para siempre, quedando únicamente una vía para el progreso humano: El Capitalismo. La desaparición de la URSS eliminó los miedos de los neoliberales y las esperanzas de los trabajadores y comenzaron un proceso de adelgazamiento del Estado de Derecho, que lo dejó próximo a un Estado Anoréxico.

Y mientras tanto, nuestra vida seguía, con los primeros amores, las primeras fiestas, las salidas con amigos hasta que llegamos al final del milenio.

Son muchos los autores que determinan que el siglo XXI comienza con el atentado a las Torres Gemelas y al Pentágono por parte de Al-Qaeda el 11 de septiembre de 2001.

Mientras tanto Bill Gates cumple su sueño de poner “un ordenador en cada oficina, en cada casa” y la era digital se va adentrando en nuestro día a día a una velocidad vertiginosa, seguidamente la aparición de Internet, con todo lo que supuso, creo las condiciones necesarias para que el mundo jamás volviera a ser el que conocimos.

Para terminar la década del dos mil, mientras algunos nos habíamos independizado, casado y tenido hijos, etc., soportamos una de las mayores crisis económicas provocadas por las políticas desreguladoras existentes desde los ochenta, y mientras pasamos la siguiente década intentando recuperarnos de dicha crisis, comenzamos los años veinte intentando sobrevivir a una pandemia mundial.

Los de mi generación, podremos decir muchas cosas, pero no podremos decir nunca que nos tocó vivir una época aburrida.

“Cada generación, dentro de una relativa opacidad, tiene que descubrir su misión, cumplirla o traicionarla”. Frantz Fanon

 

jueves, 11 de marzo de 2021

LA PREPOTENCIA DEL INDIVIDUALISMO

             Siempre he admirado a las personas “hechas a ellas mismas”, personas que han conseguido sus logros a base de esfuerzo y sacrificio, personas que no han necesitado a nadie que los aúpe hasta conseguir los objetivos marcados, mi objetivo siempre ha sido convertirme en una de esas personas y es lo que intento inculcarle a mis hijos, que el valor del esfuerzo, del sacrificio y la disciplina siempre da un resultado más valioso que cuando te ponen las cosas por delante.

El otro día, reflexionando sobre este asunto, llegué a la conclusión de que nadie ha conseguido sus objetivos sin ayuda, que las personas “hechas a sí mismas” no existen. Todos somos el resultado de actividades colectivas que nos influyen y moldean a la hora de formar nuestra personalidad, nuestros valores y nuestro conocimiento, como por ejemplo; una educación pública que ha sido financiada y puesta en marcha por un colectivo: los ciudadanos y ciudadanas la financiamos con nuestros impuestos, los profesionales de la educación trabajan y transmiten sus conocimientos a sus alumnos influyendo, de una u otra manera en la forma en la que estos alumnos y alumnas perciben el mundo. La sanidad, con sus profesionales y su financiación colectiva, nos cuida en los momentos de enfermedad. Los libros que leemos y las películas que vemos, también fruto de la construcción colectiva, nos inculcan valores y principios que después llevamos a cabo en nuestra vida diaria, no tendría sentido escribir un libro o hacer una película si después no va a ser “consumida” por otras personas.

Por supuesto, es fundamental tener en cuenta los valores y las enseñanzas que aprendemos siendo niños, a través de nuestros padres, pero no solo de nuestros padres, nuestros vecinos, nuestros amigos de la infancia, también influyen en nuestra forma de ser. Nuestra pareja, ya en la vida adulta, también tiene una fuerte influencia en nuestra personalidad ya que no solo comparte los éxitos o fracasos que hayamos conseguidos sino que son parte fundamental de este éxito (yo al menos, así lo siento).

La educación es algo bidireccional y al mismo tiempo que aprendemos de todos aquellos que nos rodean, todos los que nos rodean aprenden de nosotros (importante responsabilidad para tenerla en cuenta)

Podríamos concluir que somos el fruto de un esfuerzo colectivo de toda la sociedad, donde el trabajo común, los servicios públicos, nuestra familia, son co-responsables de los éxitos que hayamos obtenido en la vida.

Una vez tenemos todos los ingredientes, es nuestra responsabilidad “cocinarlos” de manera correcta (con esfuerzo, sacrificio y disciplina) para que el plato que pongamos en la mesa de la vida sea apetecible.

No existe nadie “hecho a sí mismo”, todos somos fruto de un esfuerzo colectivo.

“Sin las piezas de un carro, no hay carro” Lao Tse

miércoles, 3 de marzo de 2021

HISTORIAS SILENCIADAS POR LA HISTORIA.

             María Marín: librepensadora y primera periodista de Cádiz

Leer biografías es mantener una conversación con los personajes relevantes del pasado, a partir de ellas se puede conocer los contextos históricos en los que desarrollaron sus vidas, los parámetros ideológicos que primaban en su sociedad.

La biografía de María Marín Labrador (1870-1929), escrita por Manuel Almisas Albendiz es todo un tratado, no solo sobre la vida de la que fue la primera periodista de Cádiz, sino una visión sobre la sociedad en la que vivió, situada entre finales del siglo XIX y principios del XX.


Una mujer, como tantas de su época e igualmente desconocidas hoy, librepensadora, humanista, anticlerical y republicana, que tuvo una notable presencia pública y que ha sido silenciada hasta nuestros días, sólo gracias a la investigación de Manuel Almisas Albendiz hemos podido rescatar la vida y enseñanzas de esta maestra laica que ejerció de periodista en las provincias de Cádiz, Sevilla, Valencia y Barcelona, y que murió pobre como todas aquellas personas que no ponen sus palabras al servicio del mejor postor.

Esta biografía es el segundo volumen de la trilogía titulada “¡Paso a la mujer!” y que se inicia con la biografía de la librepensadora gaditana Amalia Carvia Bernal.

La investigación de Manuel Almisas rescata del olvido a mujeres como Belén Sárraga, Ángeles López de Ayala o Rosario de Acuña, mujeres que han sido silenciadas por la historia oficial de nuestro país y que levantaron la bandera del feminismo hace ya más de cien años, mujeres olvidadas sin cuyo legado el movimiento feminista no sería el que es en la actualidad.

Esta biografía saca a la luz sucesos tan importantes como desconocidos como la huelga de mujeres por las subsistencias en 1918, donde María Marín, entre otras, tuvo un papel destacado en el liderazgo de las movilizaciones, destacar que fue un movimiento netamente femenino y feminista que consiguió abaratar los costes de los productos de primera necesidad, cuyo encarecimiento había sido provocado por la especulación de los acaparadores y tenderos. Un movimiento donde las mujeres consiguieron una victoria histórica y que, quizás por eso, ha sido silenciado.

El papel de María Marín, al igual que el de Amalia Carvia entre otras, debe ser reivindicado por el movimiento feminista actual, porque sin la lucha de estas mujeres el movimiento feminista no sería el mismo.

“No hay verja, ni cerradura, ni candado que puedas imponer a mi libertad de pensamiento” Virginia Wolf.