Translate

jueves, 11 de marzo de 2021

LA PREPOTENCIA DEL INDIVIDUALISMO

             Siempre he admirado a las personas “hechas a ellas mismas”, personas que han conseguido sus logros a base de esfuerzo y sacrificio, personas que no han necesitado a nadie que los aúpe hasta conseguir los objetivos marcados, mi objetivo siempre ha sido convertirme en una de esas personas y es lo que intento inculcarle a mis hijos, que el valor del esfuerzo, del sacrificio y la disciplina siempre da un resultado más valioso que cuando te ponen las cosas por delante.

El otro día, reflexionando sobre este asunto, llegué a la conclusión de que nadie ha conseguido sus objetivos sin ayuda, que las personas “hechas a sí mismas” no existen. Todos somos el resultado de actividades colectivas que nos influyen y moldean a la hora de formar nuestra personalidad, nuestros valores y nuestro conocimiento, como por ejemplo; una educación pública que ha sido financiada y puesta en marcha por un colectivo: los ciudadanos y ciudadanas la financiamos con nuestros impuestos, los profesionales de la educación trabajan y transmiten sus conocimientos a sus alumnos influyendo, de una u otra manera en la forma en la que estos alumnos y alumnas perciben el mundo. La sanidad, con sus profesionales y su financiación colectiva, nos cuida en los momentos de enfermedad. Los libros que leemos y las películas que vemos, también fruto de la construcción colectiva, nos inculcan valores y principios que después llevamos a cabo en nuestra vida diaria, no tendría sentido escribir un libro o hacer una película si después no va a ser “consumida” por otras personas.

Por supuesto, es fundamental tener en cuenta los valores y las enseñanzas que aprendemos siendo niños, a través de nuestros padres, pero no solo de nuestros padres, nuestros vecinos, nuestros amigos de la infancia, también influyen en nuestra forma de ser. Nuestra pareja, ya en la vida adulta, también tiene una fuerte influencia en nuestra personalidad ya que no solo comparte los éxitos o fracasos que hayamos conseguidos sino que son parte fundamental de este éxito (yo al menos, así lo siento).

La educación es algo bidireccional y al mismo tiempo que aprendemos de todos aquellos que nos rodean, todos los que nos rodean aprenden de nosotros (importante responsabilidad para tenerla en cuenta)

Podríamos concluir que somos el fruto de un esfuerzo colectivo de toda la sociedad, donde el trabajo común, los servicios públicos, nuestra familia, son co-responsables de los éxitos que hayamos obtenido en la vida.

Una vez tenemos todos los ingredientes, es nuestra responsabilidad “cocinarlos” de manera correcta (con esfuerzo, sacrificio y disciplina) para que el plato que pongamos en la mesa de la vida sea apetecible.

No existe nadie “hecho a sí mismo”, todos somos fruto de un esfuerzo colectivo.

“Sin las piezas de un carro, no hay carro” Lao Tse

No hay comentarios:

Publicar un comentario