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domingo, 28 de septiembre de 2014

BUENAS, SOY EMILIO CALATAYUD Y VOY A HABLARLES DE...

El otro día le comentaba a un compañero de trabajo que estaba leyendo el libro de Emilio Calatayud, el juez de menores de Granada, que saltó a la fama por imponer penas de una índole más pedagógica que punitiva, mi compañero me comentó que lo había visto en un programa de televisión no hacía mucho tiempo, y que lo habían presentado como si fuese una eminencia, pero que toda su intervención estuvo plagada de sentido común.
Cada día tengo más claro que el sentido común es el menos común de los sentidos.
Este libro no es ningún manual, ni un libro de autoayuda, aunque confieso que me ha ayudado a entender algunos conceptos y me ha enriquecido compartir la experiencia del Sr. Calatayud. Este libro me ha enriquecido tanto profesional como personalmente.



El libro está dividido en los siguientes apartados:
Cáncer, política, crisis, hijos, tiranos, trastornos, Internet, padres, ley, justicia, decálogo, esperanza y repaso.
He de reconocer que me sorprendió que el libro comenzara con un capitulo tan personal y aparentemente tan distante del mundo de los menores como puede ser el Cáncer, pero no se puede separar nuestro perfil personal del profesional, somos lo que somos y actuamos como actuamos gracias a todas las experiencias vividas, las buenas y también las malas.
Este es otro libro destinado a todos aquellos, padres e hijos, que nunca lo leerán.
Me gustaría reproducir aquí el decálogo para convertir a su hijo en un delincuente, que aparece en el libro y a modo de cadena me gustaría que siguiera navegando para que pudiera ser leído por cuanta más gente mejor:
1.       Desde su más tierna infancia, dé a su hijo todo lo que le pida. Así crecerá convencido de que el mundo le pertenece.
2.       No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3.       Cuando diga palabrotas, celébrelo con unas sonoras risotadas. Esto le animará a hacer cosas todavía más graciosas.
4.       Nunca le regañe ni le diga que ha obrado mal. No le reprima. Podría crearle un complejo de culpabilidad.
5.       Recoja todo lo que deje tirado por ahí. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidades sobre los demás.
6.       Déjele ver y leer todo lo que caiga en sus manos. Esfuércese para los platos, cubiertos y vasos que utiliza su hijo estén esterilizados, pero no se preocupe  porque su mente se llene de basura.
7.       Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño. De esta forma, conseguirá que no le afecte demasiado una ruptura familiar, quizá provocada por su propia conducta.
8.       Sea generoso. Que su chico tenga siempre todo el dinero que pida. No vaya a sospechar que para conseguirlo es necesario trabajar.
9.       Satisfaga todos sus deseos, apetitos y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle graves frustraciones.
10.   Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga el chaval con sus profesores y con sus vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que quieren fastidiarle.

Este decalogo ha sido actualizado y ampliado por el autor de este libro pero considero que el viejo decálogo es lo suficientemente clarificador.

Lamentablemente cada uno de estos puntos son vistos a diario por nuestras calles y colegios si se dan todos en un mismo sujeto, este, debería de comenzar a preocuparse.
Un buen libro que deberían de leer mucha gente que nunca lo hará.


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