Uno de los
temas que, filosóficamente, me apasionan es la creación de identidades, ya que
todos tenemos múltiples identidades con las que nos identificamos, nuestro
equipo de fútbol, madridista, culé, cadista, bético…, nuestras ideas políticas,
comunistas, liberales, conservadores…, nuestra profesión, carpintero, albañil,
médico…, nuestra música favorita, hevies, rockers, reggetoneros…, pero si hay
una identidad que a día de hoy se posiciona por encima de todas las demás es la
identidad nacional.
Es evidente
que en la actualidad, la identidad nacional puede ser un foco de conflicto, ya
que cada uno identifica su sentimiento nacional con su propia personalidad.
Por eso llevo
varios días haciéndome la siguiente pregunta ¿Cómo se podría definir a un buen
español? Como no he sido capaz de contestarme de manera certera a esta pregunta
he preguntado a muchos de mis amigos y allegados sobre qué es ser español. Qué
características tiene que tener un buen español. Inicialmente las respuestas
que obtuve me generaron aún más duda, ya que unos respondían, que un buen
español, debe tener la nacionalidad española, estar orgulloso de nuestra
historia y defender nuestras tradiciones. Esto me generó las siguientes dudas:
Una persona de
Argelia que tiene la nacionalidad española, ¿es vista como un español más por
el resto de nuestra sociedad? A todas luces no.
Nuestra
historia es la que es, pero por supuesto hay muchos pasajes de los que no
sentirse orgullosos, ¿esto hace menos español? A mi entender no.
La defensa de nuestras tradiciones no tiene
porqué ser unánime, ¿o son menos españoles los antitaurinos? ¿o las personas
que no les gustan las procesiones?
Otra duda que
me surgió a raíz de estas nuevas preguntas, el hijo de unos emigrantes
españoles que ha nacido en el extranjero ¿es español? A priori sí, ya que
hereda la nacionalidad de sus padres, pero ¿y si no pisa en su vida España?
¿seguiría siendo español a pesar de tener la nacionalidad?
Y los hijos de
inmigrantes nacidos en España ¿son españoles? ¿aunque vivan toda su vida en
España?
La derecha
política de España se ha adueñado de la idea nacional, un “buen español” debe
ser fiel seguidor de las tradiciones, por supuesto se debe identificar con la
religión mayoritaria, aunque no la practique, sentirse orgulloso de la historia
(aunque en ocasiones sea una contradicción) o al menos de la historia oficial.
Pero dentro de
la historia de España se excluye los ocho siglos de Al-andalus, la multitud de
regiones celtíberas previas, etc. Solo cuenta como historia la mal llamada
reconquista, cuando es imposible entender la actualidad sin el pasado musulmán,
visigodo, romano, íbero… hoy somos una suma de todas esas personas.
Al final he
llegado a la conclusión de que existen 47 millones de formas de ser un buen
español, una por cada persona que vivimos entre las fronteras de lo que hoy se
llama España. Nos regimos por unas leyes que hay que cumplir, intentar no hacer
daño a los demás y vivir en paz, no hay más, cada uno sentimos nuestra identidad
de una forma distinta.
Ser español,
al fin y al cabo, es una identidad administrativa, provocada por una serie de
casualidades que ha hecho que estemos registrados como tales. Unos lo llevan
con orgullo, otros con pesar, para unos es importante y a otros les da igual.
Lo
fundamental, a mi entender, es no imponer nuestra forma de ver nuestra
identidad a los demás, imponerla es la base del “nacionalismo”.
El pasado día
8 de octubre, Vargas Llosa, en la manifestación convocada por la “Sociedad Civil
Catalana” dijo la siguiente frase: “el nacionalismo ha llenado la historia de
Europa, del mundo y de España de guerras, sangre y cadáveres”. Es una
afirmación con la que estoy
completamente de acuerdo, lo que me llamó la atención que eso se dijo a miles
de nacionalistas que lo aplaudieron a
rabiar, nacionalistas españoles, pero nacionalistas al fin y al cabo.
Me gustaría
terminar con una frase del Subcomandante Marcos:
“Yo soy como
soy y tú eres como eres, construyamos un mundo donde yo pueda ser sin dejar de
ser yo, donde tú puedas ser sin dejar de ser tú, y donde ni yo ni tú obliguemos
al otro a ser como yo o como tú”.
Salud.
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