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miércoles, 8 de mayo de 2019

DECONSTRUCCIÓN SOCIAL.


La sociedad en la que vivimos cada vez es más impersonal, a pesar de ser la sociedad que tiene más herramientas de interconexión entre los miembros de la misma. Las distintas redes sociales han hecho que podamos estar en contacto a lo largo y ancho del planeta, aun así, es asombrosa la soledad que padecen muchas personas en las sociedades avanzadas.
Hace pocos días teníamos la triste noticia, publicada por Europa Press, con el siguiente titular: Hallan otro cadáver momificado de un hombre en Puente Vallecas (Madrid) del que no se sabía nada desde hacía un año.

Es terrible que una persona, no solo muera en soledad, sino que además no haya nadie que lo eche de menos durante un año, lamentablemente este tipo de noticias cada vez son más habituales en los medios de comunicación.
Esta situación debería llevarnos a la siguiente reflexión: ¿es esta la sociedad que queremos? ¿sería esta situación imaginable hace treinta años?
La sociedad occidental presume de ser una sociedad avanzada, incluso se atreve a exportar su modelo de convivencia a otras sociedades con otros modelos sociales más humanos, donde las relaciones personales prevalecen a las relaciones económicas, a pesar de no poseer las herramientas para ampliar la conectividad entre todas las personas.

No hace mucho que vivíamos en casas con las puertas abiertas donde los vecinos se conocían y los hijos se criaban entre todos, se sabían las necesidades de unos y otros y no dudaban en echarse una mano cuando era necesario. En la actualidad somos celosos de nuestra privacidad, intentamos no contar nuestros problemas y es más fácil saber dónde hemos ido de vacaciones siguiendo nuestras redes sociales que porque se lo digamos a las personas que viven cerca de nosotros.
Esta es la sociedad que estamos construyendo, pequeñas islas individuales desde las que tendemos puentes ocasionalmente para cuestiones concretas. Cabría hacerse otra pregunta ¿vivimos mejor ahora que antes? No lo creo.
Lamentablemente, cada vez son más las personas que mueren solas, mientras el resto seguimos el vertiginoso ritmo que hemos impuesto a nuestras vidas.
A pesar de todo ¿hay algo más triste que morir solo? Rotundamente sí, morir solo y que nadie te eche de menos.
“El mundo como lo hemos creado es un proceso de nuestro pensamiento, no puede ser cambiado sin cambiar nuestro pensamiento” Albert Einstein.









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