Hace pocos
días, la prestigiosa revista Fortune elegía
a Ana Botín como la mujer más poderosa del mundo, es curioso destacar que el
galardón no caía en manos de ninguna mujer que ostente un cargo político, ni
ningún cargo activista en todo el mundo.
Ana Botín,
presidenta del Banco Santander desde el 9 de septiembre de 2014, dirige uno de
los mayores bancos a nivel mundial, por lo que su influencia en el desarrollo
económico es innegable.
Es curioso que
el galardón no haya caído en alguna primera ministra como Angela Merkel, la
reina de Inglaterra o alguna otra ministra o presidenta de gobierno en todo el
mundo, son muchas las mujeres que dirigen los destinos de distintos países, sin
embargo parece evidente que todo el poder que te puede generar la presidencia
de un país es insignificante junto al poder que genera la dirección de un
banco.
ANA BOTÍN, PRESIDENTA DEL BANCO SANTANDER |
Esta es
una prueba más de algo que todos sabemos
ya, el poder reside en el dinero no en los cargos políticos. Los distintos
candidatos y candidatas que se presentan a las próximas elecciones del 10 de
noviembre de 2019, saben de antemano que tendrán que doblar la cerviz ante los
poderes económicos, ya que para personas como la Sra. Botín no importa quien
gane las elecciones siempre y cuando sigan mandando ellas.
Quizás los
escrito hasta ahora no descubra nada nuevo, pero la pregunta que deberíamos
hacernos es ¿por qué permitimos que el poder recaiga en poderes ajenos a la
elección popular? ¿Por qué la economía no está al servicio del pueblo? Y ¿por
qué los poderosos dirigen los destinos de los países en busca de su propio
beneficio?
Sin embargo
vemos como las decisiones públicas se ponen al servicio del dinero y no al
revés, tengamos en cuenta que si el Banco Santander, al igual que el resto de
los bancos, se encuentra en esta situación de poder es gracias a que millones
de personas, trabajadores y trabajadoras, pensionistas, autónomos… depositan el
fruto de su trabajo en sus cuentas corrientes para que estos bancos especulen,
inviertan, apuesten… donde los pingües beneficios de este capital quedará en
manos de sus consejos de administración, si por el contrario sus actividades
económicas generan pérdidas éstas las pagarán los propios clientes del banco,
como ya ha pasado en anteriores ocasiones teniendo además la desvergüenza de
acusarnos de “vivir por encima de
nuestras posibilidades”, como ha pasado en tantos proyectos fallidos donde
podemos destacar el Plan Castor o las Autopistas deficitarias, así como la
creación del SAREB (conocido como banco malo) encargado de asumir todos los
productos tóxicos (deficitarios) de la banca.
El Congreso de
los Diputados no deja de ser el capataz del verdadero poder económico dispuesto
a legislar para que sus amos sigan ostentando el poder con la esperanza de ser
recompensados en el futuro.
“El gobierno en un Estado capitalista no es más que el Consejo de
Administración de los intereses de la burguesía” Karl Marx.
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