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jueves, 10 de octubre de 2019

LAS CARAS DEL PODER


Hace pocos días, la prestigiosa revista Fortune elegía a Ana Botín como la mujer más poderosa del mundo, es curioso destacar que el galardón no caía en manos de ninguna mujer que ostente un cargo político, ni ningún cargo activista en todo el mundo.
Ana Botín, presidenta del Banco Santander desde el 9 de septiembre de 2014, dirige uno de los mayores bancos a nivel mundial, por lo que su influencia en el desarrollo económico es innegable.
Es curioso que el galardón no haya caído en alguna primera ministra como Angela Merkel, la reina de Inglaterra o alguna otra ministra o presidenta de gobierno en todo el mundo, son muchas las mujeres que dirigen los destinos de distintos países, sin embargo parece evidente que todo el poder que te puede generar la presidencia de un país es insignificante junto al poder que genera la dirección de un banco.
ANA BOTÍN, PRESIDENTA DEL BANCO SANTANDER

Esta es una  prueba más de algo que todos sabemos ya, el poder reside en el dinero no en los cargos políticos. Los distintos candidatos y candidatas que se presentan a las próximas elecciones del 10 de noviembre de 2019, saben de antemano que tendrán que doblar la cerviz ante los poderes económicos, ya que para personas como la Sra. Botín no importa quien gane las elecciones siempre y cuando sigan mandando ellas.
Quizás los escrito hasta ahora no descubra nada nuevo, pero la pregunta que deberíamos hacernos es ¿por qué permitimos que el poder recaiga en poderes ajenos a la elección popular? ¿Por qué la economía no está al servicio del pueblo? Y ¿por qué los poderosos dirigen los destinos de los países en busca de su propio beneficio?
Sin embargo vemos como las decisiones públicas se ponen al servicio del dinero y no al revés, tengamos en cuenta que si el Banco Santander, al igual que el resto de los bancos, se encuentra en esta situación de poder es gracias a que millones de personas, trabajadores y trabajadoras, pensionistas, autónomos… depositan el fruto de su trabajo en sus cuentas corrientes para que estos bancos especulen, inviertan, apuesten… donde los pingües beneficios de este capital quedará en manos de sus consejos de administración, si por el contrario sus actividades económicas generan pérdidas éstas las pagarán los propios clientes del banco, como ya ha pasado en anteriores ocasiones teniendo además la desvergüenza de acusarnos de “vivir por encima de nuestras posibilidades”, como ha pasado en tantos proyectos fallidos donde podemos destacar el Plan Castor o las Autopistas deficitarias, así como la creación del SAREB (conocido como banco malo) encargado de asumir todos los productos tóxicos (deficitarios) de la banca.

El Congreso de los Diputados no deja de ser el capataz del verdadero poder económico dispuesto a legislar para que sus amos sigan ostentando el poder con la esperanza de ser recompensados en el futuro.
“El gobierno en un Estado capitalista no es más que el Consejo de Administración de los intereses de la burguesía” Karl Marx.

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