El racismo,
tal y como se concibe en la actualidad, viene
determinado por el darwinismo social.
El darwinismo
social fue una teoría pseudocientífica que aplica los estudios que Darwin hizo
sobre la evolución de las especies y la adapta a la especie humana, dividiendo
a los seres humanos en distintas razas, en función de unas características
arbitrarias, dotando a cada una de ellas de unas características en función de
su evolución, tomando como punto superior las características sociales
europeas.
Esta teoría
tuvo su punto álgido en la Alemania Nazi que basó su política de exterminio en
estos principios, tomando como raza superior la raza aria, estando todas las
demás subordinadas a esta.
Tras la
segunda guerra mundial esta teoría cayó en declive tras conocer las
aberraciones que los nazis habían cometido.
Hoy, estudios
antropológicos y genéticos, afirman la no existencia de razas así como la mentira
del mito de la pureza racial.
Teniendo estos
datos en cuenta, ninguna teoría racista se sostiene en la actualidad. Entonces cabría
preguntarse ¿Cómo pueden seguir existiendo racistas en la actualidad?
En mi opinión
hoy no existen racistas, aunque siempre queda algún descerebrado, ya que
realmente los mensajes de odio no se dirigen a personas por sus características
físicas, aunque se tomen como referencia, los insultos vienen determinados por
su capacidad económica. No se insulta al extranjero (africano, asiático,
sudamericano…) o a quien profesa una religión distinta (principalmente
musulmanes) sino a los pobres.
Lo que me
lleva a hacer otra pregunta, alguno de estos “racistas” se negarían estrechar
la mano a Nasser Al-Khelaïfi, presidente del Paris Saint Germain por “moro”, a
Samuel Etoo por “negro” o Messi por “sudaca”, seguro que no, porque ellos han
limpiado su estigma racial siendo millonarios.
Cuando oímos o
leemos las barbaridades racistas que algunos proclaman con sobrado orgullo y
escaso cerebro no lo hacen por el color de piel, religión o procedencia,
utilizan estas excusas para atacar al eslabón más débil de la sociedad, que son
las personas que han abandonado sus raíces para buscar una oportunidad de mejorar
su vida y que son pobres.
No es racismo
es aporofobia, miedo al pobre, y establecen diferencias entre unos pobres y
otros para que peleemos entre nosotros mientras ellos siguen atiborrándose del
pastel que es de todos.
Pero cuando
los oigas hablar no te fijes en el color de la piel de las personas de las que
habla, fíjate en su clase social y te darás cuenta que no habla en contra de
personas de otros países, habla en contra tuya.
“Sólo hay una raza, la raza humana y todos
somos miembros de ella” Margaret Atwood
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