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miércoles, 20 de noviembre de 2019

PRESIONAR DESDE ABAJO.


Los años treinta del siglo pasado fue una década tremendamente dura a nivel global, azotada por una durísima crisis económica provocada por el crack del 29. En ese contexto, Franklin D. Roosvelt alcanzó la presidencia de Estados Unidos en las elecciones de 1932.
Roosvelt, se presentó a la presidencia sin un programa económico definido siendo consciente de la grave situación económica que pasaba el país y del sufrimiento de las clases más desfavorecidas de la población estadounidense.

Los años 30, también conocido como periodo de entre guerras, estaba viviendo el auge del nazismo y el fascismo en Europa. El descontento también había llegado a Estados Unidos, con el auge de movimientos profascistas y antifascistas, por lo que Roosvelt era consciente de que de no alcanzar la paz social a través de un reparto más justo de la riqueza el rumbo que tomaría Estados Unidos era impredecible. Las huelgas continuas pedían más trabajo y el índice de desempleo se había colocado en porcentajes desconocidos por entonces en Estados Unidos.

En este contexto y habiendo ganado las elecciones, las primeras acciones que llevó a cabo como presidente fue reunirse con los agentes sociales para conocer sus necesidades y demandas.
En dicha reunión, los agentes sociales le plantearon la necesidad de llevar a cabo una reforma agraria que revitalizara la producción agrícola, así como la nacionalización de sectores industriales estratégicos así como la creación de un plan para luchar contra el desempleo y la activación de una serie de políticas sociales que a la vez que paliaba las necesidades básicas de la población tuviera como objetivo la búsqueda de empleo para la población desempleada, la intervención estatal en la banca así como en la bolsa.
Tras esta reunión, la respuesta de Roosvelt fue contundente: “tienen ustedes toda la razón, ahora salgan a la calle y oblíguenme a hacerlo”. Consciente de que los poderes económicos actuarían de freno a las reformas que necesitaba el país y que solo una fuerte presión social podía desequilibrar la balanza en el sentido de la mayoría social. Dando como resultado la política de New Deal (Nuevo trato) que llevó a Estados Unidos a la hegemonía mundial.

Tras el pacto firmado entre PSOE y Unidas Podemos tras las últimas elecciones generales se ha generado un clima de ilusión que espera que se lleven políticas que favorezcan a la mayoría social, pero hay que ser consciente que no será fácil llevar a cabo políticas que confronten con los intereses de los poderes económicos, por lo que habrá que presionar desde abajo para desequilibrar la balanza hacia la mayoría social.

Conocemos las políticas que son necesarias para mejorar la calidad de vida de la mayoría, ahora toca salir a la calle y obligarlos a hacerlo.
“La historia no se repite, pero a veces rima” Mark Twain.

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