Cada mañana
nos despertamos bombardeados por malas noticias: la miseria arrastra a nuestras
costas a cientos de personas que huyen de su destino en busca de un futuro
mejor, la confrontación en Cataluña se ha reducido a poner y quitar lazos
amarillos, provocando altercados y crispación, día sí y día no una mujer es
asesinada por un hombre incapaz de soportar que la mujer es un ser humano con
capacidad para tomar sus propias decisiones, los franquistas que se niegan a
aceptar que en un Estado democrático no se le puede rendir honores a un
dictador, salen a la luz miles de casos de pederastia por parte de sacerdotes
en todo el mundo (seguro que cuando Jesús dijo: “dejad que los niños se
acerquen a mí” no se refería a eso), la extrema derecha se hace cada vez más
fuerte en toda Europa, propagando su mensaje de odio a una población asustada
que ve como sus derechos van menguando y busca a un chivo expiatorio a quien
culpar.
Ha dejado de
sorprendernos que: se detengan a políticos que mientras en público animan a la
población a hacer la Declaración de la Renta, evaden sus capitales a paraísos
fiscales; que el Rey de España guarde su riqueza en un banco Suizo mientras sus
súbditos pagamos nuestros impuestos; que los servicios públicos como la educación
o la sanidad cada vez tengan menos recursos para poder dar una atención de
calidad; que un trabajador muera en un accidente laboral (durante el 2017
murieron 618 trabajadores en accidentes laborales); que el empleo cada vez sea
más precario (se trabajen más horas y se cobre menos); que el acceso a la
vivienda cada vez sea más difícil; que tengamos que jubilarnos cada vez más
tarde y que la perspectiva de poder alcanzar una pensión de jubilación se disipe
entre la población más joven (una juventud que toma como referentes a parásitos
sociales, protagonistas de realities o programas como mhyv, ejemplos de
enriquecimiento económico sin esfuerzo, futuros “muñecos rotos” del “show
business”); que sea común que muchas personas presuman de no haberse leído un libro
en su vida, donde escribir sin faltas de ortografía se ha convertido en una
rareza.
Las tensiones
internacionales cada vez son más explícitas: con un Presidente de Estados
Unidos que no duda en amenazar a naciones soberanas con una guerra de carácter
nuclear, la muerte de miles de niños en guerras como la de Yemen, en Palestina
o en el silenciado continente africano, el “Lawfare” contra los presidentes/as
que se atreven a cuestionar los mandatos del imperio estadounidense, que ha
mandado a la cárcel a Lula, al ostracismo a Correa; la financiación de grupos
paramilitares en América Latina cuando la oposición es incapaz de ganar unas
elecciones en Venezuela, Nicaragua o Bolivia, con el objetivo de generar la
suficiente inseguridad ciudadana con la que el pueblo busque la seguridad que
proporcionan los perros de presa de Estados Unidos.
El Estado
Islámico propaga su doctrina de odio e intransigencia provocando atentados
reduciendo así la zona gris donde viven los millones de musulmanes que no
quieren saber nada de sus extremismos viéndose estigmatizados y marginados por
sus vecinos con los que en muchos casos llevan viviendo décadas.
Esta es la gasolina con la que está regada la actualidad de nuestro día a día, ya sólo falta que alguien encienda la chispa.
Esta es la gasolina con la que está regada la actualidad de nuestro día a día, ya sólo falta que alguien encienda la chispa.
“La más hermosa de todas la dudas es cuando los débiles y los
desalentados
levantan la cabeza y dejan de creer en la fuerza de sus opresores”
Bertolt Brecht
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