Durante estas
semanas, algunos hemos estado atentos a la situación del pesquero español
“Nuestra Señora de Loreto”, que tras rescatar a 11 personas que navegaban a la deriva por el
mar Mediterráneo, vio como se le cerraron todos los puertos seguros donde poder
desembarcar a esas 11 personas, poniendo en riesgo las vidas de los tripulantes
del barco así como de las personas rescatadas.
Durante la
semana que ha durado su odisea, me he llegado a hacer las siguientes preguntas:
¿Deberían haber rescatado a esas personas? ¿Debería haberlas dejado morir en el
mar? Muchos pensarán que sí, otros muchos pensamos que el patrón del barco
actuó correctamente y son las administraciones las que han actuado de manera
incorrecta.
Finalmente,
los tripulantes han terminado desembarcando en España. Es una cuestión de
humanidad.
Por otro lado
395.978 personas en Andalucía han elegido una opción política que aboga por políticas
que van en contra de las personas que entran en España de manera irregular con
medidas que son altamente populistas pero difícilmente realizables, como por
ejemplo “Eliminación del acceso gratuito a la sanidad
para inmigrantes ilegales y copago para todos los residentes legales que no
tengan un mínimo de 10 años de permanencia en nuestro suelo. Se cubrirán
únicamente servicios de urgencia.” Estos
señores no han planteado la repercusión que puede tener en la salud de todos
los habitantes una medida como ésta. Planteo un caso hipotético: imaginemos que
una persona padece una enfermedad infecciosa como la tuberculosis,
evidentemente no dispone de dinero para poder pagarse el tratamiento, por lo
que no se contendrá la enfermedad y podrá convertirse en una epidemia que
afecte a todas las personas, inmigrantes o no. ¿Quién será el responsable de
algo así?
Otra de sus medidas estrellas relacionadas con la
inmigración es: “Deportación de los inmigrantes ilegales a
sus países de origen.” ¿Cómo piensan hacerlo?, ¿Cómo van a financiarlo?
¿Dónde van a dejarlos?
El resultado
de la persecución de la inmigración irregular es la precarización, aún más si
cabe de este colectivo, convirtiéndolo en un grupo sensible como mano de obra,
aún más barata si eso es posible, que beneficiará a empresarios sin escrúpulos
que les darán trabajo por aún menos dinero, o ¿Quién recoge la producción
agrícola en pueblos como El Ejido? ¿quién ha ganado ingentes sumas de dinero
gracias a esta mano de obra? ¿no será éste el fin último de estas políticas?
Estamos
entrando en la festividad de la navidad, donde se celebra el nacimiento de un
niño a cuyos padres no le daban posada porque no tenían dinero y tuvo que terminar
naciendo en un establo. Piensen que los que le obligaron nacer en un pesebre
fueron los mismos que ahora defienden esa política.
“… pues deja que entre y se
calentará, porque en esta tierra ya no hay caridad.” Fragmento de villancico
popular.
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