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miércoles, 26 de diciembre de 2018

DESEOS PARA EL 2019.


Al año 2018, le quedan pocos días para finalizar y es inevitable hacer balance del mismo así como pensar en nuevos proyectos para el año que está próximo a entrar.
En lo personal, ha sido un año increíble donde he vivido nuevas experiencias que me han enriquecido tanto lo emocional como en lo intelectual, en lo general ha sido un año marcado por el auge de la lucha feminista, las reivindicaciones por el aumento de las pensiones, y el desafío secesionista de Cataluña que sigue sin solucionarse.
En lo relativo al año que está próximo a entrar, además de los deseos y proyectos personales que dejo para mi intimidad me gustaría compartir un sueño colectivo que ojalá se hiciera realidad en este año.
Vienen tiempos difíciles, donde el auge de la extrema derecha que ha ido creciendo por toda Europa ha germinado también en España. Andalucía ha sido la puerta por la que han entrado en las instituciones ideas xenófobas, clasistas, machistas… de la mano del descontento del pueblo, que ha optado por un giro a la derecha en las políticas de un PSOE desgastado después de cerca de cuarenta años de gobierno autonómico.
Para el 2019, tengo un deseo, o como diría Martin Luther King, un sueño. Sueño con que los ciudadanos reconquistemos los derechos arrebatados, donde hacer una broma con una bandera no te lleve a declarar a unos juzgados, donde no haya nadie viviendo en la calle, donde el acceso a la universidad sea igual para todos con el aumento de las becas por estudio, donde los jubilados no tengan que seguir manifestándose reclamando una pensión digna, donde nadie tenga que elegir entre poner la calefacción o comer, donde una mujer pueda salir sin miedo a la calle, donde nadie tenga que trabajar por un sueldo ridículo con el que no llegue a final de mes, una sociedad inclusiva donde no se distinga a las personas por su procedencia, religión, género o capacidad…
Pero todos estos deseos, no se cumplirán por arte de magia, todos estos deseos únicamente pueden cumplirse con un pueblo movilizado, organizado y trabajando coordinadamente que genere la suficiente presión para que su fuerza sea mayor que la de los lobbys bancarios, energéticos o industriales.



Porque sólo un pueblo organizado puede cambiar su destino, y el ejemplo más cercano lo tenemos en Francia y la protesta de los “Chalecos amarillos” que ya ha conseguido que se suba el Salario Mínimo y han evitado la subida de los carburantes.
Un pueblo organizado, solidario con las necesidades ajenas, que ponga en alza los viejos valores, al parecer ya olvidados de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”.
Porque nadie nos va a regalar nada, porque nada se consigue desde la barra del bar o sentado en un sillón, porque otro mundo es posible. Porque el 2019 traigamos un mundo mejor.
“El mundo que queremos es uno donde quepan muchos mundos. La patria que construimos es una donde quepan todos los pueblos y sus lenguas, que todos los pasos la caminen, que todos la rían, que la amanezcan todos” Subcomandante Marcos.

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