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jueves, 3 de enero de 2019

NUEVO AÑO, VIEJOS RETOS.


El año que comienza amenaza con los fantasmas del pasado a las clases populares a nivel global, con la reacción conservadora que se está dando en todos los países las personas que se sienten de izquierdas (a día de hoy, este calificativo incluiría a progresistas, socialistas, comunistas, librepensadores, republicanos, ecologistas, feministas, anarquistas…) tenemos mucho trabajo por delante.
La ofensiva conservadora, espoleada por los medios de comunicación de masas, han conseguido una amplia cota de poder a nivel global. A las presidencias de Trump, Macron, Salvini, se suma en estas semanas las del flamante presidente brasileño Jair Bolsonaro, con un discurso descaradamente racista en lo social y neoliberal en lo económico. En nuestro país no parece mejorar el panorama, la irrupción de la extrema derecha en el parlamento de la Junta de Andalucía parece haberles abierto la puerta al Congreso de los Diputados con una representación más que significativa en caso de que hoy se celebraran elecciones generales.
La crisis migratoria que vive occidente, es un fiel reflejo de que las políticas basadas en la extracción de recursos son un fracaso, la caravana que ha recorrido América Latina en dirección a Estados Unidos ha mostrado las vergüenzas de las políticas estadounidenses, separando (y enjaulando a niños tras separarlos de sus padres)  donde dos menores han muerto recientemente mientras se encontraban bajo la tutela de la administración Trump.
El Mediterráneo, es la fosa común más grande del mundo, donde miles de personas pierden la vida buscando una oportunidad para poder tener una vida mejor, mientras Europa hace caso omiso a las llamadas de auxilio de los países de la frontera sur.
No nos engañemos, las políticas de derechas tienen como principal objetivo el desmantelamiento del sistema de servicios públicos: educación, sanidad, pensiones… como ya demostró el Partido Popular durante sus años de gobiernos: menos maestros, menos médicos, menos pensiones…
Pero la historia no es la primera vez que se coloca en esta situación, vivimos un momento de regresión en derechos, en calidad de vida y en capacidad económica.
¿Cuánto tiempo podremos soportar esta situación?
Francia ha mostrado el camino, la revolución de los “Chalecos Amarillos” ha mostrado que cuando el pueblo se une no existe gobierno que pueda frenar su movimiento, han conseguido evitar la subida de los carburantes, la subida del salario mínimo, y lo que es más importante, que todos los gobiernos tomen nota de que hay un límite que no pueden sobrepasar en sus políticas de recortes.
Mientras tanto las organizaciones de izquierdas deben analizar, que hacer, para que el mensaje que quieren transmitir llegue al pueblo por que lucha.
“No tenemos nada que perder, salvo las cadenas” Karl Marx.

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