La democracia
tiene como virtud que ningún gobierno puede perpetuarse en el poder sin el
consentimiento de los gobernados, igualmente es más que probable que en algún
momento gobierne una opción política que no sea de “mi”
agrado, sin embargo un demócrata no puede tildar de “dictadura” un gobierno que
ha ganado limpiamente unas elecciones.
Tristemente,
volvemos a vivir un nuevo golpe de estado en Venezuela, un país que ha sufrido
distintos intentos de golpes de Estado desde que Hugo Chávez ganara las elecciones
presidenciales en 1999.
Cada vez que
hay elecciones se siembra la duda de la limpieza en el proceso electoral, y
nunca los organismos internacionales han considerado que se haya saltado las
normas, es más ni siquiera la oposición venezolana ha podido tildar de
fraudulentas ninguna de las elecciones a las que se han presentado, y en los
últimos comicios decidieron no presentarse oliendo una nueva derrota ante
Nicolás Maduro.
La figura de
Maduro, es controvertida y se puede estar de acuerdo o no con su gestión, pero
lo que no tiene discusión es que es el presidente legítimo de Venezuela, decir
lo contrario es estar a favor de los golpistas y por lo tanto no ser demócrata.
La
oposición venezolana ha matado a chavistas, ha secuestrado un helicóptero y
tiroteado un ministerio, bombardeado un desfile militar, etc., sin embargo el
pueblo de Venezuela vuelve a dar el gobierno al PSUV, porque primero con Chávez
y después con Maduro viven mejor que cuando gobernaron Rafael Caldera o Ramón
José Velásquez.
No
nos engañemos, a la derecha venezolana no le importa el pueblo venezolano, su
único interés es volver a privatizar los pozos petrolíferos para ponerlos en
manos de las empresas estadounidenses y que puedan seguir expoliando el país.
El
águila imperial cierra sus garras en Latinoamérica, una revitalizada “Doctrina
Monroe” que ya ha expulsado del tablero a Brasil, que lo intentó con Ortega y
ahora de nuevo lo pretende hacer con Venezuela, todo ello bien aderezado con la
propaganda occidental incluidos los medios de comunicación españoles al
servicio del Dólar.
Si
cierran el camino de la democracia para que los pueblos puedan gobernarse a sí
mismos ¿Qué nos queda?
"El camino de la lucha armada no es el camino que hayan escogido los
revolucionarios, sino que es el camino que los opresores le han impuesto a los
pueblos. Y los pueblos entonces tienen dos alternativas: o doblegarse o
luchar" Fidel Castro.
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