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martes, 29 de diciembre de 2020

EL AÑO QUE SE NOS VA.

             El 2020 va llegando a su fin y por todos los medios se multiplican las esperanzas puestas en el nuevo año que entra. La esperanza de un futuro mejor suele ser habitual en este periodo del año, donde se suele hacer evaluación del pasado y elección de nuevos propósitos para el año que entra. Pero no debemos olvidar que el periodo anual no deja de ser una construcción cultural y que todo empieza y acaba dependiendo de cuando se empiece a contar.


Que este ha sido un año difícil es algo que nadie pone en duda, desde que el 14 de marzo nos viéramos encerrados en nuestras casas, manteniéndonos lejos de nuestros seres queridos, nos vimos obligados a reinventarnos, comenzamos a usar la tecnología para algo más que “cotillear” la vida ajena y empezamos a realizar videollamadas para mantener el contacto, lo que nos acercó más a las personas incluso que cuando podíamos ir a visitarlas personalmente. Pusimos en valor el trabajo de aquellas personas que nos cuidaban y que fueron denominados como “trabajadores esenciales”, el planeta tuvo un respiro y bajaron los índices de contaminación en todo el mundo, dejamos de comprar objetos inútiles cuyo único objetivo es clasificarnos socialmente y empezamos a mirarnos en nuestro interior, el arte, en todas sus formas, se puso al servicio de los ciudadanos y músicos, humoristas, actores, pintores dieron en streaming conciertos, master class, actuaciones, etc., cogimos de la estantería aquel libro que teníamos pendiente de leer y viajamos con nuestra mente a otras épocas, otros mundos, otras historias y otras realidades que nos hizo más tenue nuestro enclaustramiento, echamos de menos a amigos que hacía tiempo que no veíamos con los que nos reunimos en cuanto pudimos salir a la calle.


Ha sido un año difícil porque el ser social que somos necesita del contacto físico, de los abrazos, de los besos, de hablarnos cara a cara, de tocarnos, de compartir una cerveza mientras se hablan conversaciones triviales.

Alejarnos unos de otros hizo que nos encontráramos con nosotros mismos frente a frente y conocerse a uno mismo siempre es bueno (aunque seguro que alguno no le gustó lo que se encontró).


Han sido muchas las personas que han perdido la vida en este año por culpa de la pandemia, otros arrastrarán las secuelas de este maldito virus mientras vivan, como he dicho este ha sido un año difícil.

Esperemos que el 2021 podamos recordarlo como el año que vencimos la pandemia.

“No hay esperanza sin temor, ni temor sin esperanza” Baruch Spinoza

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